Hay que impulsar la formación de un Partido de los Trabajadores
Las elecciones no deben ser un fin en sí mismo, sino un medio para llegar a capas más amplias de trabajadores, jóvenes y sectores oprimidos por el capitalismo para llevarles nuestro programa y organización, y desenmascarar al mismo tiempo las opciones patronales y proimperialistas.
Las elecciones legislativas del 28 de junio tienen una importancia crucial para el gobierno kirchnerista, que podría quedar en minoría en ambas cámaras.
La burguesía contra el gobierno
La burguesía argentina está jugada a desembarazarse de los Kirchner como sea. Para esta tarea ha puesto a trabajar a todo vapor su aparato de medios de comunicación. Sus lacayos políticos (Macri, De Narváez, Carrió, Stolbizer, Reutemann, etc.) se limitan a repetir el guión que aquéllos les dictan.
La burguesía quiere y necesita un gobierno completamente adicto que aplique la política económica, social y represiva que necesita en la actual coyuntura de crisis económica, para cargar todo el peso de la crisis sobre los trabajadores y desactivar su resistencia. No soporta que el kirchnerismo trate de mantener un cierto grado de independencia, aunque sea para sostener los intereses de conjunto del capitalismo argentino. El último ejemplo de esto fue la estatización de las AFJP, para movilizar sus fondos y compensar la huída de la inversión privada, que además trajo aparejado el ingreso de representantes del gobierno en los Consejos de Administración de las 20 empresas más importantes del país.
En millones de trabajadores hay una lógica inquietud ante un posible avance parlamentario de la derecha. Nadie escuchó de la boca de los políticos de oposición cómo dar respuesta a los problemas de la suba de precios, de los salarios que no alcanzan, de la superexplotación laboral, de los precios imposibles de la vivienda, o del caos del transporte público. Se limitan a defender a los terratenientes sojeros, a manipular el tema de la inseguridad y apoyar el acoso imperialista contra Venezuela.
Es cómico que esta gente se queje contra los candidatos "testimoniales" del kirchnerismo, como si ellos no fueran precisamente eso: marionetas en manos de los grandes empresarios, terratenientes y banqueros que dirigen desde las sombras el verdadero gobierno de la nación.
Debilidad del kirchnerismo
La posibilidad de que el kirchnerismo pierda la mayoría parlamentaria refleja su debilidad, la pérdida de confianza de trabajadores y sectores empobrecidos de la pequeña burguesía hacia un gobierno que no da respuesta a sus reclamos y preocupaciones. Porque todo intento de conciliar los intereses de patrones y obreros termina priorizando los intereses empresarios: ganancias, persecución al gremialismo antiburocrático, aumento de tarifas, sostenimiento de las privatizaciones en los negocios rentables, etc.
La única táctica que le queda al gobierno es desplegar el máximo su demagogia "progresista" y alertar sobre el peligro de la llegada de la derecha y la política de ajustes, para tratar de agrupar tras de sí a la mayor cantidad de trabajadores y sectores progresistas de la pequeña burguesía.
Lamentablemente, la coyuntura electoral toma a los trabajadores sin una organización de masas y estructurada en el conjunto del territorio nacional, que levante una alternativa de clase y socialista.
No obstante, no podemos permanecer al margen de las inquietudes políticas que acompañan a millones de trabajadores y que piensan que en estas elecciones se juegan parte de su futuro.
Votemos a Proyecto Sur
Por eso consideramos que lo más progresivo es votar a las listas de Proyecto Sur que se presentan en la Capital Federal y varias provincias del país. Proyecto Sur apoya los procesos revolucionarios de Venezuela, Bolivia y Ecuador; y defiende un programa avanzado: reestatización de las empresas privatizadas, no pagar la deuda externa, aumento de salarios, sistemas públicos de salud y educación dignos y de calidad, reconstrucción de un sistema integral de transporte público, sistema impositivo progresivo, etc. Para El Militante este programa debe ser completado con la nacionalización, sin indemnización y bajo control obrero, de la banca, los monopolios y los latifundios, que permitiría controlar las palancas económicas fundamentales para planificar democráticamente los recursos de la nación y satisfacer las necesidades sociales.
Además, Proyecto Sur está acompañado por el sector de la CTA que delimitó por izquierda con el kirchnerismo y defiende la necesidad de construir un movimiento político de los trabajadores.
Una bancada de izquierda con una decena de diputados podría dar el quórum para frenar las iniciativas parlamentarias de la derecha y denunciar las agachadas y vínculos que atan al gobierno con los empresarios.
Es verdad que Proyecto Sur carece del sustento de masas y de la extensión geográfica suficiente para aparecer como una alternativa política de envergadura nacional. Debe integrarse en un movimiento político superador que, en nuestra opinión, tome la forma de un Partido de los Trabajadores de masas, y con un programa socialista.
Pero tal partido no se puede improvisar ni autoproclamarse, como suelan hacer los agrupamientos de izquierda sectarios. Estos grupos (PO, PTS, MST, MAS, etc.) son una vía muerta que ha sido probada hasta el hartazgo y la frustración por miles de activistas obreros y juveniles; a quienes les repelen las posiciones lunáticas ultraizquierdistas que mantienen casi todos ellos contra los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador; o el oportunismo sin principios que les llevó a algunos a marchar junto a los terratenientes y la clase media reaccionaria durante el llamado "conflicto del campo".
La provincia de Buenos Aires
Lamentablemente, Proyecto Sur no presenta candidatos en la provincia de Buenos Aires. El sector bonaerense de la CTA que integra Proyecto Sur en el resto del país, el Instrumento Electoral para la Unidad Popular de De Gennaro, prefirió integrar la Lista "Nuevo Encuentro" del Intendente de Morón, Martín Sabbatella, apoyado por el Secretario General de la CTA, Hugo Yasky, y el ex-kirchnerista Jorge Ceballos de Libres del Sur. Esta lista es un conglomerado heterogéneo de "semioficialistas" y "semiopositores", junto a opositores al kirchnerismo por izquierda, sin un programa claro y definido.
Dadas las circunstancias, y a falta de algo mejor, es comprensible que miles de trabajadores y jóvenes bonaerenses orienten su voto hacia la lista de Sabbatella tratando de buscar una alternativa por izquierda al kirchnerismo que los grupos sectarios no pueden ofrecer.
Desde El Militante consideramos un gran problema el armado de listas alrededor de personalidades. Una alternativa política de clase genuina debería vertebrarse alrededor de las únicas organizaciones de masas que existen en el país, en cada provincia y ciudad: los sindicatos. Los dirigentes de la CTA deberían haber impulsado sus propias listas y haber llamado a aquellas organizaciones políticas con las que comparten programa y objetivos comunes, como Proyecto Sur, a que se les unieran.
Si esta alternativa política hubiera estado presente en las elecciones, como hemos reclamado insistentemente desde la Constituyente Social celebrada en Jujuy, indudablemente hubiera atraído la simpatía de millones de trabajadores y jóvenes y habría tenido un gran desempeño electoral, que habría dado un impulso decisivo al movimiento en los meses posteriores.
Hacia la formación de un Partido de los Trabajadores
Las elecciones no deben ser un fin en sí mismo, sino un medio para llegar a capas más amplias de trabajadores, jóvenes y sectores oprimidos por el capitalismo para llevarles nuestro programa y organización, y desenmascarar al mismo tiempo las opciones patronales y proimperialistas.
Independientemente de los resultados electorales, los problemas causados por la explotación y la crisis capitalista continuarán, así como la incapacidad de uno u otro gobierno burgués para dar satisfacción a las demandas de la clase obrera. La respuesta de los trabajadores debe ser la organización y la lucha política.
La formación de un Partido de los Trabajadores se corresponde, por lo tanto, con la tarea del momento. Los activistas de la CTA y sus dirigentes deberían orientar sus mayores esfuerzos a ese objetivo. El desarrollo político de la clase obrera argentina depende de ello.
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