5 de Mayo: En las últimas 48 horas la información de los Estados Unidos sobre la muerte de Bin Laden ha sido sometida a intensas críticas después de que la Casa Blanca admitiera que los primeros informes oficiales que mostraban a Bin Laden armado y protegiéndose tras su esposa eran falsos. Los últimos días han revelado fallo tras fallo en los informes de la Casa Blanca sobre la muerte de Bin Laden. El mensaje del Gobierno de los Estados Unidos ha estado lleno de contradicciones de principio a fin.
Nuevos detalles revelados por la Casa Blanca el martes contradijeron las primeras versiones de los acontecimientos que condujeron a la muerte del hombre más buscado del mundo. Oficiales americanos afirmaron en un principio que él había presentado batalla y fue abatido por el equipo Seal 6 durante un intercambio de fuego. También sugirieron que usó a una de sus esposas como escudo humano. Ninguna de esas afirmaciones ha resultado ser verdad.
La esposa de Bin Laden, anteriormente dada por muerta, de hecho sobrevivió y está actualmente bajo custodia pakistaní. El canal de televisión pakistaní Geo publicó una copia de su pasaporte, con el nombre de la ciudadana yemení Amal Ahmed Fatteh. Los pakistaníes no han dado a conocer ninguna declaración de ella, pero cuando lo hagan será una lectura interesante.
Bin Laden era, de hecho, culpable de muchos crímenes y atrocidades. Esto es suficiente para ser juzgado por la historia. Pero no hay nada que sugiera que fuese un cobarde. No obstante, la Casa Blanca inmediatamente puso en circulación la acusación de que no solo estaba armado, sino que se ocultó tras su esposa, que fue usada como escudo humano. Con esta cruda invención el portavoz de la Casa Blanca, John Brennan, intentó ridiculizar a Bin Laden y desacreditarle como cobarde e impropio de un hombre. De todas las mentiras de la semana, ésta fue de lejos la más grosera y despreciable.
En mi artículo El asesinato de Bin Laden – Terrorismo y terrorismo de Estado, cuestioné la versión oficial acerca del supuesto tiroteo, la cual no sonaba verdadera. Escribí lo siguiente: "El líder de Al Qaeda estaba hecho claramente de un material más duro que Saddam Hussein, y es muy probable que se hubiera negado a rendirse y hubiese luchado hasta el final. ¿Qué iba a ganar con entregarse al mismo destino que Sadam? Pero si le sorprendieron en su cama en medio de la noche, ¿cómo pudo ofrecer resistencia armada? En cualquier caso, es evidente que sus atacantes no le dieron la oportunidad de rendirse."
El mismo día que esas líneas fueron publicadas, la Casa Blanca hizo una declaración retractándose de la historia del tiroteo. La verdadera secuencia de acontecimientos parece haber sido la siguiente. La brigada de asesinato irrumpe en el dormitorio de Bin Laden en las primeras horas de la mañana. En lo que parece haber sido un intento desesperado de defender a su marido, su esposa corrió hacia las Fuerzas Especiales, quienes le dispararon en la pierna. A continuación le dispararon a él en la cabeza y el pecho. Se ha admitido que ni Bin Laden ni su esposa estaban armados, y es imposible argumentar que alguno de los dos presentó peligro alguno para los hombres fuertemente armados a los que se enfrentaban.
El presidente Obama ha elogiado la acción de estos "héroes". Sin embargo, hay muy poco heroísmo inherente a entrar en un dormitorio en el silencio de la noche, disparar a un hombre desarmado y herir a su esposa. Por otra parte, parece que estos hechos fueron vistos por la hija de doce años de Bin Laden, quien aparentemente dice que mantuvieron a Bin Laden con vida durante diez minutos antes de dispararle. No sabemos si eso es verdad, sin embargo aquí puede verse la verdadera despiadada cara del imperialismo americano. No fue un acto de heroísmo sino un asesinato a sangre fría y premeditado.
El presidente Barack Obama insiste en que los NAVY SEALs le hubieran detenido si hubieran podido, pero es mentira. Como apunté ayer, este es el trabajo de una fuerza de choque con claras instrucciones de liquidar a su víctima, a quien no se daría ninguna opción de rendirse. No debía haber unas últimas palabras famosas que pudiera recoger la historia. Le silenciaron, haciéndolo volar antes de que pudiera decir algo, especialmente si era algo como: "Me rindo".
¿"En defensa propia"?
El hecho es que los portavoces de la Casa Blanca han mentido descaradamente desde el principio en toda esta historia. Esto, en sí mismo, no debería ser un problema, teniendo en cuenta que es el oficio de los diplomáticos (y de los Gobiernos burgueses en general) mentir y engañar a la gente. Sin embargo un mentiroso debería ser suficientemente inteligente como para contar mentiras que sean plausibles, y una vez que se ha contado la mentira, agarrarse a ella consistentemente. Un mentiroso que cambia su historia cada veinticuatro horas y se contradice a sí mismo a cada paso, pronto encontrará que nadie cree nada de lo que dice.
Todo el objetivo de enviar al grupo de choque SEAL, en vez de enviar a un avión teledirigido o a un B2 a bombardear el complejo, era estar seguros de que se alcanzaba de hecho al objetivo, a Bin Laden. La administración afirma tener evidencia de ADN, evidencia de reconocimiento facial y evidencia fotográfica. Sin embargo, no han hecho público nada. Por el contrario, el mensaje es: "Créeme, soy Obama". Este mensaje puede tener algún efecto en EE UU, donde mucha gente estaba ansiosa de oír las noticias de la muerte del hombre detrás del 11-S. Sin embargo, no será suficiente para silenciar las dudas de mucha gente en Pakistán y en todo el mundo, especialmente a la luz de toda la desinformación que ha sido lanzada en los últimos días.
Desde un punto de vista estrictamente militar, la operación fue audaz y meticulosa en su plan y ejecución. Su objetivo era muy claro: la liquidación física de Bin Laden. Sin embargo, no se trata de una cuestión meramente militar. Es profundamente política. Y en política, la psicología y el hacer las cosas a tiempo son decisivas. Desde este punto de vista, los americanos han demostrado su habitual torpeza y falta de habilidades diplomáticas básicas. Es el trabajo de la diplomacia ocultar las cosas, difuminar el dibujo, y confundir a la opinión pública acerca de sus verdaderos objetivos. Sin embargo, la ocultación deliberada de los hechos es una cosa, y la confusión y la vacilación son otras muy diferentes.
Las Fuerzas Especiales hicieron bien su trabajo de acuerdo a sus intenciones y usos. Pero siempre hay algunos inconvenientes. Parece que hicieron tan buen trabajo aplastando la cara de su víctima, que era irreconocible. El problema es que la gente en la región está hablando ahora de que no ha sido asesinado en absoluto. La administración estuvo considerando si publicar las fotos o el cuerpo para contestar a tales declaraciones. Sin embargo, eso podría perjudicar más que beneficiar. Podría indignar a la opinión pública, especialmente en el mundo islámico: "Hay riesgo de herir sensibilidades acerca de lo apropiado", dijo el portavoz Jay Carney. "Se puede decir que es una fotografía horripilante".
A la Casa Blanca le llevó casi tres días tomar la decisión de no publicar las fotografías del cuerpo de Bin Laden. Esto hizo a la administración parecer indecisa y vacilante, lo cual difícilmente sorprende, porque ella es de hecho indecisa y vacilante. Todavía peor, parecía que tenía algo que ocultar. Y de hecho, tiene mucho que ocultar. La renuncia a publicar las fotos alimentaría las teorías conspiratorias. Y era doblemente estúpido porque en la era de Internet las fotos serían seguramente filtradas en algún lugar. La reciente experiencia de WikiLeaks debería haberles enseñado eso. Así que acabarán en el peor de todos los mundos. Citando a Talleyrand, "es peor que un crimen; es un error".
La primera mentira fue decir que la tropa de choque enviada tras el líder de Al-Qaeda "pudo haberle aprehendido con vida si se hubiera rendido". Está claro para todo el que quiera ver que a Bin Laden no se le dio la oportunidad de rendirse, sino que fue disparado sin sutilezas preliminares. Esta acción fue justificada posteriormente bajo la excusa de "autodefensa". Primero se dijo que fue muerto mientras ofrecía resistencia armada en un "intercambio de fuego". Eso fue una mentira tan descarada que se vieron obligados a retractarse justo al día siguiente. No hubo intercambio de fuego y Bin Laden estaba desarmado. No se han dado detalles sobre qué tipo de "resistencia" ofreció, ni está claro cómo un hombre desarmado en pijama podría presentar alguna forma de amenaza para una brigada de hombres fuertemente armados.
Dándose cuenta de la patética debilidad de su argumentación, al siguiente día la cambiaron de nuevo. Fue en realidad un caso de autodefensa, pero de autodefensa nacional. El hombre desarmado en pijama no presentó una amenaza para el grupo de choque, pero presentó una amenaza a la Nación Americana ¿Qué significa esto? Que Bin Laden estuvo detrás de los acontecimientos del 11-S y otros actos terroristas en el pasado, y posiblemente pudiera llevar a cabo operaciones similares en el futuro. Estas son acusaciones muy graves y deberían merecer el mayor de los castigos. Pero aquí estamos tratando con crímenes que han tenido lugar ya en el pasado, y que pueden tener lugar en el futuro. Sin embargo, de qué forma el hombre en pijama representó un "peligro real y presente" a la Nación Americana en la noche del 2 de mayo no está clara del todo.
Como una anguila retorciéndose en un anzuelo, el portavoz de la Casa Blanca trata de embellecer el argumento de la autodefensa todavía más: Bin Laden era un "comandante enemigo" y en la guerra (recordando la "guerra contra el terrorismo") un ejército sobre el terreno tiene derecho a disparar al comandante de las fuerzas enemigas. Aquí entramos dentro de las leyes del deber, que son muy claras y no pueden ser usadas para justificar lo que se hizo a Bin Laden. En el curso de una batalla, un ejército podría tener derecho a matar no solo al comandante enemigo sino a cualquier otro combatiente armado en el otro lado. (Recordemos que la tarea de la guerra es matar gente). Pero incluso en tiempos antiguos no se consideraba permisible matar a un enemigo que se había rendido, y todavía menos a uno que estaba desarmado y no en una situación de combate. Esto último generalmente no es conocido como guerra sino como asesinato.
The Daily Telegraph –un periódico conservador de derechas británico– hoy criticaba a la administración EE UU por no contar la verdad acerca de esta misión, la cual "era una misión para matar y nadie debería estar asustado en admitirlo. Bin Laden era un hombre muerto tan pronto como el Equipo SEAL aterrizó. No hay nada incorrecto en ello, pero la administración Obama debería haber sido honesta sobre ello en vez de levantar cuentos acerca de que Bin Laden tenía una pistola, de que intentó coger una pistola (el último cuento) y de que se resistió (sin decir cómo se resistió)".
¿Se ha hecho justicia?
Barack Obama llamó al asesinato de Bin Laden "justicia". Sin embargo, justicia ha significado tradicionalmente un correcto proceso legal, donde incluso una persona acusada del más horrendo crimen tiene derecho a comparecer ante un tribunal, a una audiencia ante un juez y un jurado, y a un abogado para llevar su defensa, en otras palabras, a un juicio justo. Bin Laden no tuvo juicio. Simplemente fue tiroteado. Su juez y jurado estaban sentados a miles de kilómetros observando cómo se ejecutaba la sentencia. El veredicto estaba decidido de antemano.
Si él era realmente culpable de esos crímenes, ¿por qué no traerle a los EEUU y someterlo a juicio? El sistema legal americano es altamente eficiente y tiene a su disposición los más severos castigos para los criminales, incluyendo la pena de muerte. Hubiera sido una simple tarea ponerle en un helicóptero y someterle a las bendiciones de un juez americano. En lugar de esto los miembros del Equipo SEAL actuaron como juez, jurado y verdugo.
Desde el punto de vista de la "guerra contra el terrorismo", la captura de Bin Laden (que era realmente posible) hubiera sido más ventajosa por la valiosa información que podría habérsele extraído, interrogándole a él y a sus acompañantes (que fueron también asesinados). La razón por la que el establishment americano no lo quería vivo es porque un juicio (que debería haber sido público) hubiera revelado muchos aspectos incómodos concernientes a los pasados vínculos entre Bin Laden, la CIA y la Inteligencia pakistaní. La realidad es que los americanos no podían permitir que Bin Laden apareciera ante un tribunal, donde podría haber revelado peligrosa información sobre sus contactos con la CIA durante su guerra encubierta contra el ejército soviético en Afganistán, o sus relaciones con el Príncipe Turki, jefe de inteligencia de Arabia Saudí.
Terrorismo de Estado
No satisfechas con justificar el asesinato, las autoridades americanas procedieron a justificar el uso de la tortura en los interrogatorios a prisioneros. Sugieren que lo que llevó a descubrir el paradero de Bin Laden fue el uso de "técnicas mejoradas de interrogación" (es decir, tortura), que se dice que han logrado importante información, incluyendo información extraída de prisioneros en Guantánamo. Esto pone de manifiesto completamente lo vacío de la supuesta oposición de Obama a la tortura y a Guantánamo Bay, que permanece abierta a pesar de todas las promesas de cerrarla.
Para justificar estas cosas seremos informados de que Bin Laden era un asesino de masas y por tanto no merece simpatía. Nosotros no tenemos simpatía por Bin Laden y sus métodos. Pero los métodos que se han usado en este caso son métodos terroristas, ni más ni menos. Si esto es aceptable, entonces ¿qué queda de la supuesta superioridad moral de la democracia y la civilización occidentales? ¿Qué queda de toda la propaganda acerca de los valores cristianos y del humanitarismo? Todo el argumento es que las "democracias occidentales" no usan los mismos métodos que los terroristas y por tanto son mejores que ellos.
La única diferencia es que un tipo de terrorismo es llevado a cabo por el Estado, el cual se supone que está ungido con aceite sagrado. Este tipo de terrorismo, como la Virgen María, es inmaculado. Es terror puro, terror justo, es terror correcto, terror que no requiere justificación. Es el tipo de terror que permite al presidente americano lanzar bombas atómicas sobe Japón y argumentar que es un método humanitario de preservar y "salvar vidas (americanas)", aunque Japón estuviera ya de rodillas y pidiendo la paz.
Dicho tipo de terror permitió a otros presidentes americanos llevar a cabo una guerra sucia y criminal en Vietnam, incluyendo rociar a civiles con productos químicos tóxicos. Otros fueron responsables de invadir Cuba e instalar regímenes fascistas en Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, Guatemala y otros países. Las invasiones de Iraq y Afganistán fueron también actos de terror de Estado, que han sido responsables de las muertes de centenares de miles de personas. Estos hechos no pueden ser justificados por referencias constantes a las Torres Gemelas y otras atrocidades terroristas cometidas por Al-Qaeda. Fueron actos criminales, pero comparados con los antes mencionados, son insignificantes.
Hipocresía moral
En la Inglaterra del siglo XVII a los convictos acusados de piratería se les encadenaba a los muelles del río Támesis con la marea baja y se les dejaba ahogarse cuando las aguas subían por encima de sus cuellos. En la otra orilla del río existía (todavía existe) una taberna donde los jueces se sentaban confortablemente en el balcón, sorbiendo un vaso de Oporto mientras miraban a los desdichados hombres desaparecer bajo las aguas enlodadas en su última lucha a muerte. Más tarde, estos métodos fueron refinados a un simple ahorcamiento, que se practicaba en público como una forma barata de entretenimiento popular.
En el siglo XXI nos consideramos muy por encima de estas barbaridades. No obstante, la repugnante máscara de hipocresía moral cayó el pasado domingo por la noche, cuando ocurrió un hecho aún más extraordinario. Ha sido siempre una tradición de las bandas mafiosas (y de los Estados que se modelan según los métodos de la mafia) que el Padrino, el Capo, nunca se mancha las manos con sangre y violencia. Permanece discretamente en la sombra, mientras los verdaderos profesionales en el arte del asesinato hacen el trabajo sucio en su lugar.
Una de las más horribles expresiones de hipocresía es la forma en la que la guerra y la matanza han sido santificadas por los medios de comunicación. Incluso la lengua inglesa ha sido retorcida y mutilada para ocultar el verdadero significado de lo que está describiendo. Así, en vez de ser asesinada, la gente es "retirada" ("taken out"). No hay bajas civiles sino solo "daños colaterales". Y (mi favorito) si saltas en pedazos por error, puedes consolarte pensando que simplemente eres la víctima de "fuero amigo" (!). De esta forma, la guerra se convierte en simple espectáculo, un show, como las antiguas peleas de gladiadores.
El pasado domingo esta tendencia alcanzó un nuevo hito cuando el asalto asesino al último refugio de Bin Laden fue visto por Obama y todo su séquito, congregados en torno a una pantalla de ordenador. Fue como si estuvieran viendo un show en la televisión, como una macabra versión de lo que se llama "reality TV". Cuando los asesinos profesionales realizaron su sangriento trabajo, transmitieron cada morboso detalle a esta audiencia altamente agradecida desde el confort y seguridad de la Casa Blanca. Es una pena que esta gloriosa ocasión no fuera filmada (en cualquier caso ninguna grabación ha sido puesta a disposición del público para su inspección), pero uno se puede hacer una buena idea de cómo sería simplemente de las fotos.
Obama parece absorto, como un hombre mirando un partido de fútbol, esperando ansiosamente la victoria de su equipo favorito. Los hombres duros del ejército y los servicios de inteligencia miran con gesto impasible, sin duda admirándose de la eficacia de sus asesinos profesionales, de la misma forma en que uno admiraría las habilidades de un jugador de béisbol. En cierto punto se muestra a Hilary Clinton cubriéndose la cara con las manos, dejando escapar una expresión de horror. Uno sólo puede imaginarse las imágenes que producían tal reacción. Finalmente, el momento ha llegado. El equipo de Obama ha marcado un gol. "Lo tenemos", fue el único comentario del presidente cuando los agentes le volaban la cabeza a Bin Laden.
Tensión entre EE UU y Pakistán
Las relaciones entre Pakistán y los EE UU se han vuelto muy tensas a raíz del asesinato de Osama Bin Laden. Dentro de Pakistán, la cobertura de los medios de comunicación se ha centrado en si el Gobierno de Pakistán o los militares tenían conocimiento previo de la redada –un tema sensible dado el sentimiento generalizado anti-estadounidense y las preocupaciones sobre las violaciones de la soberanía–. El ministerio de Asuntos Exteriores paquistaní emitió una declaración redactada en términos duros condenando la redada en la casa de Bin Laden como una "acción unilateral no autorizada", y advirtió que "no se tolerará en el futuro".
Que esto era de hecho una violación flagrante de la soberanía de Pakistán es evidente. Pero no es como si fuera el único caso. El hecho es que la soberanía de Pakistán ha sido sistemáticamente violada por los EE UU en los últimos años. Los agentes de la CIA conducen sus vehículos por las calles de Lahore y Karachi con ventanas de vidrio oscuro. Los estadounidenses sermonean al Gobierno de Islamabad constantemente como un director de escuela frente a un alumno indisciplinado. El Banco Mundial y el FMI le dicen al Gobierno cómo gastar su dinero. Aviones no tripulados estadounidenses están bombardeando y matando gente en Pakistán casi todos los días.
También se han hecho preguntas acerca de cómo los helicópteros de EE UU lograron entrar en el espacio aéreo de Pakistán, llevar a cabo una incursión violenta de más de 40 minutos, y a continuación volver sin obstáculos a Afganistán. Pero si los estadounidenses se sentían capaces de llevar a cabo esta misión, sin siquiera molestarse en informar a las autoridades paquistaníes, es sólo porque durante años se han acostumbrado a tratar a Pakistán como su propio patio trasero. El gobierno del PPP es aún más servil que otros en su actitud frente a Washington.
El jefe de la CIA, Leon Panetta, dijo que Pakistán no fue informado del asalto porque los funcionarios de EE UU temían que el líder de al-Qaeda podría haber sido advertido de antemano. "Se decidió que cualquier esfuerzo para trabajar con los paquistaníes podría poner en peligro la misión. Podrían alertar a los objetivos", dijo a la revista Time. Estas palabras son significativas. Cualquier contacto con los paquistaníes incluye contactos con los jefes del ejército, los servicios de inteligencia y el Gobierno. Eso significa que los estadounidenses no confían en ninguno de los líderes de Pakistán.
El secretario de Relaciones Exteriores de Pakistán, Salman Bashir, se quejó amargamente de que Pakistán ha desempeñado un papel clave en la lucha contra la insurgencia islamista. "En la mayoría de estas cosas que han sucedido en términos globales de lucha contra el terrorismo, Pakistán ha desempeñado un papel fundamental", dijo. "Así que es un poco inquietante cuando tenemos comentarios como este". "Un poco inquietante" en términos sencillos significa: esto es un escándalo. Anteriormente, el presidente, Asif Ali Zardari, dijo que las afirmaciones estadounidenses eran "especulaciones infundadas… que no se corresponden con los hechos".
Pero tales protestas no tienen ningún peso en Washington, donde los últimos acontecimientos han provocado un escándalo público enorme. Los medios de comunicación están llenos de amargos improperios contra Pakistán. En el Congreso de EE UU, Patrick Meehan, presidente del subcomité de Lucha contra el Terrorismo e Inteligencia se preguntó en voz alta si el país era gobernado con "lealtad dividida, complicidad [o] incompetencia". La demócrata Jackie Speier lo describió como "el elefante en la sala".
Por su parte, los jefes del ejército y el servicio de inteligencia paquistaníes están furiosos y avergonzados por no haber sido informados de una redada que tuvo lugar ante sus narices. Dejó al descubierto graves debilidades en la defensa de Pakistán y la incapacidad de su servicio de inteligencia.
Los militares pakistaníes se han mantenido silenciosos, aunque funcionarios de la Inter-Services Intelligence (ISI) han publicado algunos detalles sobre el ataque basados en entrevistas con familiares de Bin Laden que el equipo de la Navy Seal estadounidense dejó atrás. Un alto funcionario de la ISI dijo que la hija de 12 años de edad de Bin Laden había sido testigo del asesinato de su padre y confirmó su muerte. "Ella dijo que lo vio recibir un disparo", dijo el funcionario.
Dijo que el ISI había allanado la casa Abbottabad cuando estaba en construcción en el año 2003 en busca de Abu Faraj al-Libbi, un teniente de al-Qaeda que fue capturado finalmente dos años más tarde. Pero las imágenes de satélite a partir de 2004 muestran un terreno vacío en el sitio de la casa actual, e imágenes más tardías sugieren que la construcción comenzó un año más tarde, poco antes de que funcionarios de EE UU dijeran que Bin Laden y su familia se trasladaran allí. A partir de este pequeño incidente debemos sacar la conclusión de que ambas partes están mintiendo para ocultar lo que están haciendo y por qué.
Consideraciones morales aparte (y a decir verdad tales consideraciones no tienen cabida en la guerra), esta acción fue un éxito para el imperialismo de EEUU y un duro golpe para lo que queda de la mermada red de al-Qaeda. Además del cadáver ensangrentado de Bin Laden, los soldados estadounidenses también se llevaron los discos duros del ordenador y una pila de documentos. Este material, sin duda, proporcionará a la CIA más información sobre las actividades y el paradero de otros operativos de al-Qaeda en Pakistán y otros países. Esto será utilizado para nuevos ataques y asesinatos. Será un golpe mucho más mortal que la liquidación de Bin Laden, quien se había convertido más en una figura simbólica que en un líder real.
Obama dijo que con el asesinato de Bin Laden "se pone en evidencia una vez más que los Estados Unidos puede hacer todo lo que se propone". La idea implícita en estas palabras es que EEUU se adjudica a sí mismo el derecho de intervenir donde le plazca en el mundo, de violar no sólo las fronteras nacionales, sino incluso que sus soldados entren violentamente en los hogares de la gente y matar a cualquiera que considere un enemigo. En resumen, "podemos hacer lo que nos dé la gana." Aquí la arrogancia del Gran Poder habla alto y claro con su auténtica voz.
Londres, 05 de mayo 2011