El episodio de la firma de la rendición, el 16 de diciembre de 1971, en el Paltan Maidan de Dacca, y la posterior ruptura de Pakistán, con la separación de Bengala Oriental (la actual BanglaDesh), han sido sometidos a controvertidas interpretaciones históricas en los últimos 39 años. La gran mayoría de estos análisis refleja los intereses de las diferentes alas de la clase dominante del subcontinente del Asia meridional. Por lo tanto, los historiadores oficiales han distorsionado los hechos y las verdaderas aspiraciones de las masas oprimidas durante la tormenta social que se extendió por toda la región entre 1968 y 1972.
Sin embargo, una realidad que nadie puede negar es el fracaso histórico de la teoría de las dos naciones, que había conducido a la sangrienta partición del subcontinente indio en 1947, entre India y Pakistán. La naturaleza frágil y artificial de esta ideología ya había sido expuesta cuando en Marzo de 1946, el dirigente nacionalista musulmán Jinnah había aceptado el plan del gabinete de mantener una India unida, aunque fuera en la forma de una confederación, extendiendo la autonomía a las unidades de la confederación.
Fue la provocación de Nehru, el dirigente nacionalista hindú, en la conferencia de prensa de Bombay, lo que obligó a Jinnah y a la Liga Musulmana a retirarse del plan. Nehru fue atraído a este acto por el influyente encanto de Edwina Mountbatten, la esposa del último virrey británico de la India, a instancias de Winston Churchill quien, junto con los estrategas del imperialismo británico, pretendían la partición a toda costa para garantizar la continuación de su política de divide y vencerás, preservar el capitalismo y mantener el saqueo imperialista del subcontinente.
En los 27 años después de su creación este estado social y desarrollo económico híbridos, bajo las nacientes clases dominantes, era de una naturaleza extremadamente desigual y combinada. Aunque las tasas de crecimiento se habían desbordado en los años sesenta, su impacto en la sociedad fue contradictorio. En lugar de crear una unidad nacional y desarrollar la sociedad, dio lugar a la agravación de las desigualdades de clase y a las privaciones nacionales. Después de todo, Pakistán no nació como un estado nación, sino que consta de diferentes nacionalidades. El capitalismo pakistaní no ha logrado crear la integración de una nación moderna.
Sin embargo, la primera revuelta de masas en Pakistán no llegó sobre bases nacionales sino de clase. En 1968 hubo un levantamiento de masas deslumbrante que creó una situación revolucionaria. Durante 139 días la clase obrera, el campesinado y los jóvenes tenían el control. También fue la única vez que hubo una auténtica unidad del pueblo basada en la clase que atravesó los prejuicios de etnia, religión, nacionalidad, y el sectarismo.
En el este de Pakistán, el liderazgo principal estaba en las manos de Abdul Hameed Jan Bashani y el Partido Nacional Awami (PNA). Mientras que el Partido del Pueblo de Pakistán, bajo la dirección de Zulfiqar Ali Bhutto, era quien mandaba en la parte occidental. El Estado estaba pendiendo en el aire y el poderoso dictador Ayub Jan tuvo que confesar en su discurso de despedida: "Todos los problemas del país se deciden en las calles".
Por desgracia, en el pico del movimiento en 1969, cuando el maoísta Bashani fue de visita a China, Mao Tse Tung le dijo sin rodeos que los chinos le darían la bienvenida a un apoyo del PNA a Ayub Jan. Bashani, más tarde lo confirmó en una entrevista. Pero las masas en Pakistán odiaban y despreciaban a la brutal dictadura de Ayub. Él era la figura central del sistema contra el que había estallado el movimiento.
Esto causó descontento y un grave revés para la lucha de clases, especialmente en el Este. Por lo tanto, el movimiento que había estallado en líneas de clase empezó a desviarse hacia un discurso nacionalista. Esto trajo a la arena a la Liga Awami Mujib, grupo nacionalista bengalí que defendía la separación.
La clase trabajadora que había emprendido el audaz camino para derrocar al capitalismo se vio seriamente obstaculizada por la falta del instrumento necesario (un partido revolucionario) para llevar a cabo la insurrección socialista. Se vieron obligados a poner su atención en el plano electoral para lograr lo que ellos habían buscado en las calles.
El auge de la Liga Awami en el este de Pakistán se debió principalmente a la deserción del movimiento de los dirigentes de la "izquierda" tradicional. Pero la Liga Awami era un partido reformista burgués y no tenía ninguna intención de desafiar al establishment. Creían, en las negociaciones y el compromiso.
En una reveladora entrevista con la agencia AFP, el jeque Mujib confesó:
"¿No es el gobierno de Pakistán Occidental consciente de que soy el único capaz de salvar a Pakistán Oriental del comunismo? Si toma la decisión de luchar seré expulsado del poder y los naxalitas (maoístas radicales) intervendrán en mi nombre. Si hago demasiadas concesiones, voy a perder mi autoridad. Estoy en una situación muy difícil".
Pero las masas se negaron a ceder. Estaban dispuestos a luchar y a arrastrar a sus líderes, quisieran o no, detrás de ellas.
Como el movimiento siguió avanzando, una grotesca brutalidad fue desatada por el ejército paquistaní. Fue apoyado por los vigilantes de 'Al-Badr' y 'Al-Shams, filiales del fundamentalista Jamaat Islami, en la perpetuación de este genocidio de masas de la población bengalí. Pero el movimiento desafió a la tiranía; y la lucha armada, dirigida por el ala izquierda de la Mukti Bahini y el JSD (Jatyo Samajtantrik Dal), comenzó a liberar más y más áreas de las garras del Estado.
En estos pueblos y ciudades un nuevo orden social y económico bajo el control de punchayats (soviets) empezó a surgir. Los líderes de estos movimientos insinuaban abiertamente que el futuro Estado sería socialista. Criticaron duramente a los dirigentes de la Liga Awami, que habían huido a la India, y que habían formado un gobierno en el exilio con el apoyo del gobierno.
La burguesía india estaba alarmada por estos acontecimientos. Indira Gandhi se había dado cuenta de que ya no había posibilidad de que el ejército de Pakistán derrotara la insurrección y cualquier demora podría conducir a la desaparición del capitalismo en todo el sur de Asia. Así, el ejército de la India invadió Pakistán Oriental el 3 de diciembre de 1971. Su objetivo principal no fue derrotar al ejército de Pakistán, ya en retirada, sino aplastar a los soviets, que habían proliferado durante la lucha de liberación. Los EEUU imperialistas habían enviado la Séptima Flota a la Bahía de Bengala, en caso de que el ejército de la India no estuviera a la altura de la tarea.
Así fue descarrilada esta revolución. Bajo el capitalismo "independiente" Bangladesh se encuentra, ahora, en una grave crisis. La pobreza, la miseria y la indigencia ha hecho pie en esta tierra "liberada". Una joven trabajadora en una fábrica de prendas de vestir, comentaba sobre las condiciones de trabajo: "Consideramos que la prostitución es un trabajo mucho más privilegiado en comparación con la monotonía que tenemos que soportar".
A pesar de todo esto, hay frecuentes huelgas generales y oleadas tras oleadas de luchas de los trabajadores y la juventud. Esta es su tarea para completar la revolución inacabada de Bengala.
Traduccion: El Militante (Argentina)