El fallo del Tribunal del Onceno Circuito de Apelaciones de Atlanta reunido en pleno, revocando la sanción del panel de los tres jueces de esa propia instancia, es ahora el autor de nuestro dolor. Hace un año atrás ese panel resolvió que el juicio celebrado en Miami contra los cinco revolucionarios cubanos era improcedente. Ahora con la votación de 10 a 2 y en un sucio documento, se sancionan como positivo ese desquiciante y vejaminoso “juicio”.
Esta decisión nos coloca nuevamente frente a la pregunta sobre cuál es a la justicia a la que apelamos; qué puede esperarse de ella; y sobre todo... Cómo enfocaremos nuestras futuras batallas.
No por condenar el sistema de justicia imperialista estamos salvados de pecado. Esa justicia está diseñada para defender los intereses de los capitalistas.
Un sistema judicial que no condena a su ejecutivo asesino, que derrama toneladas de bombas en el Medio Oriente, y es cómplice además de los sionistas, con los que se burlan frente a nuestras estúpidas narices del sistema de seguridad de la ONU, nos es desechable y es, a mi juicio, una pérdida de tiempo apelar a él.
Me resulta ridículo que muchos amigos piensen que el Imperialismo posee alternativa de invertir sus millonarias sumas de la carrera armamentista en programas científicos, de salud o educación. Si eso hiciere, dejaría de ser un imperio capitalista que necesita como un dragón todo el petróleo, toda el agua, y toda la expropiación humana que hay en el planeta.
El imperialismo no tiene salvación ética.
El poder judicial de Estados Unidos procura sostener su forma de gobernar el mundo y los tres poderes de Montesquieu se soportan uno al otro, como ramas del mismo árbol para asegurar ese propósito.Entonces ¿de qué vamos a asombrarnos? Dije una vez que seguir tan sólo los vericuetos de la ley norteamericana nos hará perder las fuerzas para buscar soluciones emprendedoras y audaces en relación a nuestros cinco compañeros encarcelados en Estados Unidos.
El magnífico equipo de la defensa está trabajando en condiciones extremas. Una vez que fue condenado el juicio de Miami por el panel de los tres Jueces, los Cinco deberían estar libres, pero continuaron presos; no pueden ver fácilmente a sus abogados; se convierte en tragedia cada vez que se solicita visa para que sus familiares los visiten. Es realmente un suplicio que lleva 8 años. Están encarcelados con odio y saña.
Somos nosotros los que deberemos sacar las conclusiones pertinentes y gastar menos lengua y teclado en tratar de buscar consuelo del mismo engendro.
Muchos le tenemos aun fe al sistema judicial norteamericano, y es infantil esa confianza. Que hicieran justicia en estos momentos sería equivalente a que mi mesa se levantara en virtud del movimiento browniano y que las moléculas de aire la empujaran hacia arriba venciendo la fuerza de gravedad. No es imposible, pero ese evento ocurrirá cuando no esté vivo el sistema solar... si acaso.
Los Cinco son presos políticos. Como presos políticos los juzgaron y condenaron. Es nuestra responsabilidad excarcelarlos... como presos políticos.
Los Cinco no son espías porque ni un solo documento clasificado estuvo sobre el tapete. Pero para el sistema de poder norteamericano son peores que espías. Los espías se pueden trocar. El espía se considera una profesión y ha habido incluso casos de intercambio en antaño con los antiguos países ¨socialistas¨:
No es el caso. Los Cinco tienen la única profesión que no tolerará el sistema imperante: Son revolucionarios cubanos. Revolucionarios del único país sobre la Tierra que mantiene incólume su carácter socialista. Son revolucionarios del país de Fidel Castro. Para ese delito no están contempladas las leyes norteamericanas y entonces le harán pagar las más altas sanciones que puedan inventar, y si tienen que transgredir sus sacrosanto sistema judicial, lo harán sin vacilación. A los Cinco los está juzgando el mismo juez que apoyó a Batista, a Pinochet o asesinó fríamente a John F Kennedy.
Los Cinco están pagando el precio de todo lo que han querido hacerle a Fidel y no han podido.
Como la excrescencia de Miami no tiene la capacidad moral y el mínimo de valor indispensable para venir a Cuba a desafiarnos, tal cual hiciera Fidel en un barquito con 82 hombres hace 50 años atrás, entonces se ensañan contra nuestros compañeros detrás de sus rejas.
Todo nuestro empeño redentor, los médicos por el mundo, la vida del Comandante, nuestros discursos... están siendo “pagados” por nuestros Cinco
¿Es el bloqueo legal, desde algún punto de vista? ¿Y los destrozos a nuestra economía? ¿Y el mugroso proyecto de transición para Cuba Libre con todo y un capítulo oculto? No, compañeros. Con ese país estamos en guerra desde hace medio siglo.
Entonces más nos vale darnos cuenta que estamos en la oposición del mundo imperante, esperar que sus leyes nos rediman es un peligroso optimismo.
¡Hay que luchar desde la oposición! Y asumirla sin miedo, ni prejuicios.
Estos cinco compañeros son inocentes de las estúpidas acusaciones por las que le condenan. Es una obviedad, ¡pero los presos en Guantánamo y Abruh Graib son en su mayoría inocentes también! ¿Cuál es la diferencia?La diferencia es que los cubanos estaban de manera coherente y organizada luchando por la revolución cubana. Ellos están presos tal cual estuvo Fidel en el Moncada. Por los mismos motivos exactamente, con la agravante de que no es la dictadura de Batista, sino una dictadura mundial disfrazada con los retoques de la Ilustración.
Fidel no cumplió condena total. Se benefició de la amnistía por la presión de las masas populares de nuestro pueblo. Muy bien: pues nos toca hacer lo mismo. Con la sutil diferencia que esta vez deberemos movilizar al mundo. Deberemos movilizar antes que a nadie a sus fuerzas revolucionarias.
No sólo porque los Cinco están pagando allá nuestro derecho a ser libres, sino porque ellos están defendiendo el derecho que tiene la humanidad a la revolución socialista. Tenemos cinco prisioneros de la lucha de clases. El imperialismo nos amenaza porque defendemos el Socialismo, sólo por eso.
Por otro lado no es un acto de mera justicia. Es un acto de necesidad urgente; tenemos a cinco camaradas útiles para la lucha, fuertes y experimentados en cárcel enemiga. Debemos hacerlos volver al frente de combate.
Ni un segundo más a la justicia norteamericana, la que no está diseñada para los revolucionarios, ni un segundo más de lamentaciones.
Y como ellos están siendo encarcelados por labores revolucionarias, los revolucionarios de todo el mundo somos los primeros implicados en su liberación.
Hago un llamado a todas las fuerzas de la izquierda organizada, a todas las organizaciones sociales, a todo ciudadano que asuma el socialismo como la única alternativa a la barbarie. Y no por parafrasear a Rosa Luxemburgo. La barbarie la tenemos delante de nuestros ojos en el asesinato contra Palestina y el Líbano en busca de expansión territorial, recursos naturales y hegemonía.
Todavía me hablan de socialismo del Siglo XXI y salidas keynesianas El sistema capitalista está haciendo las Nuevas Cruzadas en nombre de Dios. Ellos están volviendo a los principios del mundo y nosotros queremos lanzarnos a un futuro ideológico con soluciones de principios del siglo XX. Parecería que el destino del socialismo del siglo XXI... son las reformas capitalistas de principio del XX ¡Por Dios!
La liberación de los cinco compañeros cubanos presos no deberá recaer sólo en la revolución cubana. Es responsabilidad de la clase trabajadora internacional.
Piensen no más: Fue allá en la decadente y oscura década de los noventa, allá cuando el Partido Comunista de la URSS traicionó a los trabajadores soviéticos y del mundo; allá cuando no veíamos el camino, y las palabras se nos perdían para defender este proyecto social; allá cuando tantos compatriotas abandonaron Cuba, so pena de ser devorados por tiburones; allá cuando todos dudábamos del porvenir del Socialismo ...fue cuando estos hombres se alzaron para defendernos contra las agresiones, al único estado obrero que de veras quedaba en pie. No les importó sus familias y no tuvieron nuestras dudas. Ellos levantaron con sus vidas y sus condenas las banderas de la revolución socialista y por supuesto ellos sabían que el socialismo no está contemplado en las leyes imperialistas. De facto, el socialismo que niega el derecho a la propiedad privada es técnicamente ilegal en el mundo... excepto en Cuba
En relación a la democracia lo expresó muy bien Atilio Borón en su reciente artículo “La transición ya se hizo, ¡estúpido!” , que publicó el diario cubano Granma el 10 de agosto de este año. Demostró fehacientemente que los conceptos de democracia que puso a la orden del día la igualdad, la libertad y la fraternidad tienen un elemento clave que actualmente la hace teóricamente inviable. Dijo Borón en su artículo: Como teórico de la democracia, prefiero a Jean-Jacques Rousseau antes que Bush y Rice, sobre todo cuando aquel la definía como un régimen social donde no había nadie que fuera tan pobre como para tener que venderse ni otro tan rico como para poder comprarlo.
No sé si Rosseau pudo entender que el sistema político-social que vendría después haría todo lo posible por lo contrario: Hubo siempre pobres que no tenían otra opción que venderse y otros que tendrían la forma de comprarlos. Es más, es esa la esencia de ese nefasto sistema socioeconómico.
Por fortuna apenas un siglo después de la muerte del brillante Rosseau, un alemán descubrió los mecanismos oscuros de esa pérfida compra-venta y trató de buscar los resortes de nuestra liberación.
Entonces... ¿cuál es el sistema judicial donde pensamos se haga justicia? Es irresponsable dejar la suerte de los cinco compañeros detenidos injustamente tan sólo en la pericia de sus abogados y en los tecnicismos que el propio sistema se encarga de violar.
¿Un juicio no politizado en Miami? ...¡En Miami no se realiza despolitizadamente ni un bautizo, ni un funeral! Todo está basado en la más cruel compra-venta de las personas, todo envuelto en el odio hacia su país de origen.
No odian a Fidel porque conduzca a mi revolución durante tanto tiempo. Lo que odian es nuestro sistema social; lo que odian es que el pueblo sepa cuáles son sus derechos; lo que odian es que sus casas flamantes y opulentas hayan sido convertidas en escuelas; lo que odian es que nuestros médicos, los verdaderos y no los mercaderes de la salud, regalen la vista a los hombres pobres. Para ellos, los pobres están mejor sin vista, ni voz, ni esperanza.
Por los pobres del mundo están encarcelados nuestros cinco compañeros.
Baste echar una ojeada al documento de sentencia, firmado de manera significativa por el Juez Wilson, antiguo fiscal en Miami, y nos daremos cuenta del contenido político de las sanciones. Baste volver a releer los alegatos de nuestros cinco hermanos para saber que a ellos le han celebrado el juicio del Moncada... Allá cuando a un joven abogado se le retiraron todas las garantías procesales y tuvo que hacer su defensa en una pequeña aula de enfermería de un hospital santiaguero. Aquel abogado se convirtió poco después en el estadista más capaz y comprometido con la cusa de los trabajadores en toda la historia humana. Sobre todo porque le está dedicando mucho más que 50 años de su vida. Este estadista es el que nos ha enseñado a gobernar desde la oposición, aun con sus ochenta años de vida sigue siendo el transgresor del Capital, incluso enfermo le hace perder el sueño a los imperialistas y se somete a la clandestinidad que necesita la oposición. No dejó nunca de ser un clandestino.Aquellos lúcidos alegatos de hace ocho años de los Cinco son herederos por línea directa de la Historia me Absolverá. Lo que sucede es que esta revolución ya es internacional y en lugar de Isla de Pinos o Boniato, nuestras cárceles están en la profundidad del territorio enemigo.
Entonces la solución es el Rabo de Nube, propuesto el 10 de agosto por el compañero Ricardo Alarcón: Un torbellino de solidaridad militante y continua que envuelva al mundo, y logre derribar las rejas. Que penetremos todos los nichos que nos deje el poder imperial.
Es pues menester que todo el que se considere revolucionario tenga la liberación a los cinco presos políticos cubanos en su programa de acción y que hagamos disminuir los “daños colaterales”, a saber. Que René pueda ver a su esposa y a la pequeña Ivette antes que esta niña se convierta en adulta, que Adriana pueda ver s su esposo, que las madres no se nos vayan a enfermar de la mente por los sinsabores que les hacen sufrir cuando solicitan permiso a visitarles.
Y desde mi tintero reclamo a los compañeros de todas las tendencias socialistas: marxistas, leninistas, libertarios... a mis camaradas trotskistas, a todo aquel que considere el socialismo como la única salida para el desastre del mundo; para todo aquel que luche contra la barbarie ...que asuma la libertad de los Cinco como una prioridad de combate.
No es casualidad...volviendo al inicio de estas letras, que este agosto, cuando Fidel se nos enfermó y el verano se nos convirtió en espanto, que unos días después de su Proclama al Pueblo, se nos viniera encima la decisión brutal del Pleno de la Corte de Atlanta. Estos dos eventos guardan cierta relación histórica.
Les digo más: Cuando me pregunten hoy quién vendrá después de Fidel, la única respuesta revolucionaria, fidelista y sobre todo comunista que se me ocurre; la única respuesta que logra llenar mis pulmones de aire y mi corazón de sangre es que vendrán René, Ramón, Fernando, Gerardo y Antonio.