La repetida elección a gobernador del Estado Barinas produjo un resultado aparentemente sorprendente: la derrota del PSUV y la victoria del candidato de la oposición reaccionaria Sergio Garrido, de la MUD (es decir la oposición golpista, oligarquica y pro-imperialista).
Con una transmisión de un 97,40% y una participación de 51,89%, los resultados fueron los siguientes:
ALIANZA CANDIDATO VOTOS (%)
MUD Sergio Garrido 172.497 (55,36%)
Gran Polo Patriótico Jorge Arreaza 128.583 (41,27%)
Alianza Democrática Claudio Fermín 5.528 (1,77%)
Otros 4.987 (1.60%)
Barinas es el Estado natal del fallecido Hugo Chávez y había estado gobernado desde 1998 por miembros de su familia (primero su padre Hugo de los Reyes, posteriormente sus hermanos Adán y Argenis), todos con mayorías sustanciales que llegaron a un máximo de 76% de los votos en 2004.
Sin embargo, en los últimos años se ha producido una erosión muy importante del voto chavista, por una combinación de factores nacionales pero también otros específicos de esta región llanera dónde la cuestión agraria es muy importante.
A nivel nacional, la crisis económica, que empezó con la caída de los precios del petróleo en 2014, ha tenido un impacto muy fuerte sobre las condiciones de vida de millones de venezolanos, después de mejoras sustanciales durante los primeros 15 años de la revolución bolivariana. A partir de 2015 los EEUU empezaron a aplicar sanciones contra Venezuela, que tuvieron su punto álgido a partir de 2019 con un embargo petrolero. A esto hay que sumar el asalto golpista de la oposición reaccionaria espoleada por Washington, con puntos álgidos en las guarimbas de 2014, 2017, y las intentonas golpistas fallidas de Guaidó de 2019.
La respuesta del gobierno de Maduro ante esta situación ha sido la de tratar de hacer concesiones cada vez más importantes a la burguesía, erosionando progresivamente la base de apoyo a la revolución bolivariana. El paquetazo económico monetarista de agosto de 2018 fue un punto de inflexión, incluyendo la destrucción de los derechos adquiridos de los trabajadores y de la contratación colectiva. Las políticas de nacionalización y control obrero de Chávez han sido revertidas con la privatización encubierta de empresas, el desalojo de campesinos de sus tierras en favor de latifundistas y la destrucción prácticamente total de cualquier vestigio de control obrero.
Esta política ha venido acompañada por represión selectiva contra activistas obreros y sindicales (hay más de una docena injustamente encarcelados y con todo tipo de violaciones a sus garantías procesales) y la utilización del aparato del Estado (TSJ y CNE) como ariete contra la oposición tanto de derecha como también de izquierda (véase la intervención de partidos que forman parte de la Alternativa Popular Revolucionaria dirigida por el PCV como el PPT, Tupamaros, UPV, y la inhabilitación de candidatos de la APR).
Estamos hablando de una restauración burguesa y oligarquica dirigida por el PSUV y el gobierno de Maduro.
Estas políticas generales han tenido un impacto particular en Barinas, un estado llanero donde la cuestión agraria es particularmente importante. La política de desalojo de comunidades campesinas en favor de latifundistas y represión de activistas campesinos se ha cebado particularmente en Barinas.
Estamos hablando de efectivos de la Guardia Nacional, actuando en conjunto con jueces locales, funcionarios del INTI y de la gobernación, familias adineradas de la zona y de otros Estados colindantes, que con violencia, amenazas, criminalización e incluso sicariatos, desalojan a comunidades campesinas que en algunos casos tenían cartas agrarias concedidas bajo el gobierno de Chávez o en otros casos habían ocupado tierras improductivas para trabajrlas. Los que quieran saber más pueden buscar los casos del Hato Gavilán – La Chaqueta, La Escondida, Las Mercedes, entre otros, todos de los últimos años, particularmente desde 2017.
La marcha campesina admirable de 2018 se inició justamente en el primer aniversario del sicariato de dos activistas campesinos en el Estado Barinas. Apenas dos días después de que el presidente Maduro recibiera a los integrantes de la marcha y les hiciera todo tipo de promesas que no se cumplieron, otros tres activistas campesinos eran asesinados en el Hato La Escondida, en Barinas.
Esto ha provocado un descontento amplio entre la base votante del PSUV en todas partes, que en Barinas ha sido particularmente profundo.
A estos factores hay que añadir la cantidad de marramucias legales a las que el PSUV ha recurrido para mantener la gobernación del Estado y que finalmente no han funcionado.
¿Por qué se repitieron las elecciones en Barinas? En realidad las elecciones de ayer, 9 de enero en Barinas, se celebraron por la decisión del CNE de suspender el recuento de los votos durante las elecciones regionales de noviembre de 2021. Cuando estaba claro que el candidato opositor, Freddy Superlano, había ganado por un estrecha margen de unos cientos de votos, al candidato del PSUV (según resultados oficiales anunciados por el CNE), Argenis Chávez, el TSJ decidió suspender las elecciones. ¿La excusa? Una supuesta inhabilitación de Superlano, que se deriva de un proceso judicial contra él. La situación es escandalosa. Superlano se había beneficiado de un indulto firmado por Maduro en agosto de 2020, en el marco de las negociaciones entre el gobierno y la oposición pro-imperialista. Pero incluso, si estaba inhabilitado ¿por qué se le dejó presentarse a las elecciones, llegar a la fecha electoral y solamente se le recordó la supuesta inhabilitación después que los resultados le daban como ganador?
No contentos con eso, el CNE decidió también inhabilitar a la esposa de Superlano como candidata para la repetición de las elecciones en enero, y a otro candidato que la oposición había propuesto. Pero estas jugarretas no solamente afectaron a la oposición reaccionaria. Para tratar de asegurarse el voto, el PSUV lanzó otras dos maniobras. La primera fue la inhabilitación del candidato de la Alternativa Popular Revolucionaria (PCV, PPT-Uzcátegui, Tupamaros-Pinto, Lucha de Clases). El candidato había participado sin problemas en la elección de noviembre (en la tarjeta del PCV) pero fue inhabilitado sin explicación para la elección de enero, y además el plazo de la decisión impidió a la APR sustituir al candidato por otro. Para tratar de dividir el voto opositor se presentó también a la elección Claudio Fermín, del sector de la oposición más afín al gobierno.
El PSUV además retiró a Argenis Chávez como candidato y lo sustituyó por una figura de prestigio nacional como Jorge Arreaza, además de lanzar una campaña gubernamental de proyectos sociales y promesas de inversión en Barinas para tratar de asegurar el voto.
Finalmente nada de eso funcionó, y de una situaicón en la que Argenis Chávez había perdido la elección en noviembre por unos cientos de votos, pasamos a una situación en la que la oposoición más reaccionaria gana la elección en Barinas por un margen sustancial de 46,000 votos (14 puntos porcentuales).
Si comparamos los resultados por ejemplo con la elección a gobernador de 2017, que enfrentó a Argenis Chávez y Freddy Superlano, vemos que en aquel entonces los resultados fueron:
ARGENIS CHAVEZ 184.961 53.11%
FREDDY SUPERLANO 153.719 44.14%
Es decir, el PSUV ha perdido 60.000 votos (un tercio de los que tenía) mientras que la oposición apenas ha ganado 20.000 (cifra que se puede reducir cuando el escrutinio sea al 100%).
No es que los barinenses se hayan volcado a votar por la oposición, sino más bien que el PSUV ha perdido un porcentaje muy importante de sus votos, y la responsabilidad es complemente suya y de las políticas anti-obreras, anti-campesinas que no tienen nada que ver con lo que fue la revolución bolivariana. Es más, son la antítesis de la revolución bolivariana.
La victoria electoral de la derecha reaccionaria, golpista y pro-imperialista será un desastre para los obreros y campesinos en Barinas, pero la responsabilidad no es de ellos, sino de la dirigencia del PSUV y el gobierno de Maduro.