La crisis en la frontera entre Polonia y Bielorrusia sigue intensificándose. El 8 de noviembre, cerca de 4.000 refugiados llegaron a los alrededores de Kuźnica, donde intentaron cruzar la valla fronteriza. Los guardias fronterizos polacos les dispararon gases lacrimógenos. El número de refugiados en la frontera aumenta cada día. El Estado polaco ya ha enviado muchas unidades de guardia fronteriza, soldados, policías e incluso unidades antiterroristas.
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Algunos grupos nacionalistas extremistas también han comenzado a realizar voluntariamente patrullas fronterizas. Al menos cinco personas han muerto expuestas en la gélida “tierra de nadie” entre las dos naciones.
Tanto el partido gobernante conservador Ley y Justicia (PiS) como la oposición liderada por los liberales están fundamentalmente de acuerdo en la respuesta de Polonia a esta crisis. Según estos dos partidos, hay que defender las fronteras a toda costa y no dejar entrar a los refugiados. En una sesión parlamentaria extraordinaria dedicada a este incidente, dieron las gracias: “a todos los oficiales y soldados del ejército polaco que defienden nuestra frontera”. El único ataque lanzado por los liberales fue la acusación de que el gobierno carece de un plan concreto para resolver esta crisis.
La Unión Europea sigue estando de acuerdo con Polonia en cuanto al bloqueo de los refugiados en la frontera. Algunos Estados miembros, como Francia y Alemania, incluso han expresado su solidaridad con el gobierno polaco. Los diputados del Parlamento Europeo han pedido que la UE financie las infraestructuras fronterizas, que se supone defienden las fronteras “comunes”.
La única crítica de Bruselas a Polonia es su negativa a aceptar la ayuda de Frontex: el infame servicio de guardia europeo conocido por su brutalidad en la frontera greco-turca. Bielorrusia se enfrentará a sanciones económicas más duras, y no hay duda de que será la clase trabajadora la que más sufra la crisis económica que éstas provocarán.
La crisis en la frontera se intensifica, y ni la Unión Europea ni Bielorrusia (con Rusia detrás) tienen intención de ceder. La Unión Europea, en lugar de ayudar a las personas que huyen de los países devastados por las guerras imperialistas, prefiere reforzar y ampliar las medidas de seguridad en las fronteras. Todos los nobles “valores europeos” de la “democracia” y el “humanitarismo” se tiran a la basura en cuanto el interés de los Estados miembros burgueses está en juego. Esto es especialmente repugnante, ya que muchos de estos refugiados huyen de la guerra y el caos creados por el militarismo de EEUU y la OTAN que ha desestabilizado Oriente Medio. En lugar de darles refugio, los capitalistas europeos ven más conveniente asegurar sus fronteras y dejar a estas víctimas de su propia política imperialista a su suerte.
El Frente Rojo (sección polaca de la CMI) condena tanto la política de los Estados miembros de la UE como la de Bielorrusia. Pedimos que se preste asistencia inmediata a todos los refugiados, permitiéndoles entrar a Polonia y concediéndoles el derecho de asilo. No aceptamos que se mantenga a las personas que huyen de la guerra en condiciones que atentan contra la dignidad humana. ¡Abajo el imperialismo, las fronteras y la barbarie! ¡Un agravio para uno es un agravio para todos!