Hemos recibido este testimonio invaluable de una enfermera de Vitoria-Gasteiz que está al pie del cañón. Ella presta sus servicios en el epicentro de la pandemia, una zona que acumula más casos positivos por 1.000 habitantes, que China o Lombardía.
La crisis del coronavirus no ha hecho más que empezar y está sometiendo al sistema público sanitario a un colapso insoportable. A la sanidad privada ni le toca, no aceptan pacientes con sospecha de Covid-19, los derivan directamente a la sanidad pública, entre otros ejemplos, hoy mismo la Clínica Universitaria de Navarra -Opus Dei-, ha derivado a la sanidad pública de Vitoria, lugar de residencia de la paciente, a una persona operada y dada de alta en su hospital hace dos días porque presentaba febrícula y hasta que no fuera descartado el coronavirus, no la atendería; el hospital Vithas San José, también nos deriva a sus pacientes, las pandemias no están cubiertas por los seguros privados.
Me pregunto hasta cuándo vamos a permitir esto, cuándo de verdad se van a intervenir los hospitales privados.
Habitualmente, los gestores de Osakidetza (Servicio Vasco de Salud), cuando la presión aprieta, porque la cifra de listas de espera quirúrgicas superan los estándares “aceptables”, derivan a los pacientes a la sanidad privada, gesto que no es más que un lavado de cara para que nuestros políticos vascos presuman de que Osakidetza tiene el mejor sistema de salud del territorio nacional, eso sí, traspasando dinero público a los negocios sanitarios privados
Venimos sufriendo la falta de camas desde hace varios años, generando una presión intolerable en los servicios de urgencia, esta presión viene derivada, además de la falta de camas en los hospitales, de los plazos demasiado largos para ser valorados por los especialistas y el abandono a la que han sometido a la atención primaria, no sustituyen las bajas ni vacaciones en los ambulatorios.
La excusa es que no encuentran médicos ni enfermeras para contratar, pero las universidades públicas siguen teniendo “númerus clausus” impidiendo a los hijos de familias humildes el acceso a la universidad para estudiar medicina o enfermería. Son muchos los que se quedan en la estacada.
Ahora, con el coronavirus a pesar de la apabullante información que teníamos de la crisis en China, ni los epidemiólogos lo vieron venir, de manera que nos ha pillado totalmente desprevenidos. La situación ha obligado a suspender intervenciones quirúrgicas, consultas, etc, a día de hoy tenemos en Vitoria-Gasteiz los hospitales públicos repletos de pacientes con coronavirus, alrededor del 10% de los pacientes ingresados por esta causa precisan ser tratados en unidades de medicina intensiva, como las UCIs están llenas se han tenido que habilitar los quirófanos y las unidades de reanimación, por estar dotados de respiradores y se han tenido que adquirir equipos nuevos para atender a las personas que lo necesitan.
Ya que el pico de la enfermedad está aún por llegar, en breve veremos cómo se tendrán que modificar los criterios para ser candidato a una cama en la unidad de vigilancia intensiva y se valorará quién, entre los varios candidatos, tiene más opciones de supervivencia, otra vez los “númerus clausus”.
Al principio de la crisis, a los profesionales se nos decía que no nos pusiéramos mascarillas en las puertas de urgencias para no alarmar a la población, más de 100 profesionales han tenido que quedarse en casa, bien de forma preventiva por contacto con casos positivos o por presentar síntomas, algunos incluso han precisado ingreso, tenemos una celadora desde hace más de 10 días en la UCI intubada, esperamos que pueda con el “bicho”.
Cada día nos cambian los protocolos, los equipos de protección que algunos días son adecuados, al día siguiente son inaceptables, los equipos se van agotando y la consigna desde la dirección es utilizarlos de forma “racional”, reutilizamos mascarillas FFP2 y FFP3, que vamos guardando en un sobre en nuestras taquillas al final del turno porque no sabemos hasta cuando durarán las existencias. Nos han informado que en breve llegará un cargamento de China para paliar el problema, veremos…
Inicialmente se hicieron contratos de una semana a enfermeras noveles que han tenido que prorrogar, ahora les han ampliado a un mes, ¿será que piensan que en este plazo habremos pasado la pandemia?, ¡ojala!; el 40% de la plantilla de Osakidetza, es eventual, en Navarra, el 49,4%, según fuentes del sindicato ELA.
Habrá que ver, cuando pase todo, cómo se retoma la actividad quirúrgica y las consultas de especialistas que han sido canceladas. Esperemos que no sea a base de “peonadas” que engordan los bolsillos de algunos profesionales sin escrúpulos y de una vez por todas la sanidad pública empiece a poner orden, potenciando la atención primaria, utilizando todos los recursos con consultas de especialistas mañana y tarde, quirófanos mañana y tarde, ampliando camas hospitalarias y eliminando la eventualidad del personal sanitario.
¡Luchemos por una sanidad pública de calidad! ¡Es lo que funciona, es una gran conquista social que tenemos que defender!
Enfermera del Hospital de Txagorritxu en Vitoria-Gasteiz.