En la reunión se acordó la creación de un comité internacional de enlace y participar en la preparación del 2º encuentro latinoamericano de fábricas ocupadas que se realizará en el 2007 en Venezuela. Como preámbulo al Encuentro, los trabajadores de Cipla realizaron una asamblea en el gran salón de actos de Cipla, ante los delegados sindicales e internacionales llegados desde diferentes puntos del Brasil y del mundo. Los 800 trabajadores de Cipla estaban convocados para tratar del nuevo acuerdo colectivo de trabajo por el que se establece… ¡la jornada semanal de 30 horas sin reducción salarial! La jornada semanal media en Brasil es de 44 horas. Los trabajadores de Cipla hacen 40 horas a la semana actualmente. A partir del 1 de enero, harán 30, trabajando 6 horas diarias de lunes a viernes. Se contratará a 70 nuevos trabajadores para cubrir las necesidades de la producción. Esta es, sin duda, una nueva demostración de la superioridad de la gestión obrera, de la superioridad de la gestión democrática llevada a cabo por los trabajadores, que antes de echar a andar ha tenido que vencer los ataques de los capitalistas y los innumerables obstáculos legales con los que éstos quieren mantenernos esclavizados. El viernes 8 de diciembre la sala de actos de Cipla estaba abarrotada. En la asamblea de los trabajadores de Cipla previa al Encuentro se abrió el turno de palabras y sólo hubo tres preguntas, que reflejaban algun tipo de reserva. Las cuestiones planteadas son contestadas desde la mesa con el máximo respeto. Se pasa a la votación y un mar de brazos en alto aprueba por unanimidad el acuerdo. El júbilo estalla en la sala. Entre aplausos y abrazos de alegría, los allí presentes somos testigos de un acontecimiento extraordinario. Los trabajadores nos repiten a los delegados internacionales: "dad a conocer el paso dado en la Cipla en vuestros países".
Además de Brasil, donde existen actualmente cuatro fábricas controladas por los trabajadores, hay ejemplos de este movimiento en Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela. De todos estos países hubo importantes delegaciones en el Encuentro. De Uruguay hubo 30 delegados en representación de 12 empresas recuperadas. De una de estas empresas, Coprograf, son los 73 trabajadores procesados por ocupar la fábrica y ponerla en marcha. ¡Procesados por el delito de querer trabajar! De Paraguay hubo 11 delegados en representación de tres fábricas ocupadas. De Argentina hubo también representantes: del Hotel Bauen, de Buenos Aires, de la empresa Gatic, que antes pertenecía a la multinacional Adidas, etc. De Venezuela hubo trabajadores de Inveval y de la fábrica textil Gotcha, en representación del FRETECO, frente que agrupa a las fábricas ocupadas en la república bolivariana. A destacar la participación de cuatro dirigentes de la Federación Sindical de los Trabajadores de la Minería de Bolivia. Entre ellos, Roberto Chávez, que es el secretario general. Y reflejando los lazos de solidaridad que el movimiento de las fábricas ocupadas ha estado estableciendo con el movimiento obrero, con el MST y con otros movimientos sociales, allí estaban sindicalistas llegados de todos los puntos y sectores del Brasil: del sector del calzado de Franca y región, del metal de Sao Paulo, de los trabajadores municipales de Florianópolis, del sector del vidrio de Sao Paulo, de la universidad, de la química de Porto Alegre, de la banca, del MST…
Entre los delegados internacionales que intervinieron dando un saludo en el primer día de sesiones, estuvieron Paolo Brini, en representación de la Federación del Metal de la CGIL (Italia) y miembro de la corriente marxista Falce e Martello, Emmanuel Tomaselli, de la JS de Austria y miembro de Der Funke, Lluís Perarnau, delegado de UGT en la UAB y miembro de El Militante. También se leyó un saludo desde EEUU, donde los días 4 y 5 de noviembre se había celebrado una reunión de sindicalistas y trabajadores en St. Louis que acordó enviar un delegado al Encuentro Pan-Americano, pero que finalmente no pudo participar por problemas con el visado. Una de las intervenciones más destacadas fue la de Alan Woods, que habló en nombre de la Corriente Marxista Internacional. Woods hizo que todo el auditorio asintiera con entusiasmo cuando planteó que "el capitalismo divide a los hombres en dos clases opuestas: los que lo tienen todo y no producen nada y los que no tienen nada y lo producen todo. Lo que veo hoy aquí son soldados del ejército proletario mundial". El movimiento de las fábricas ocupadas pone en cuestión el orden "natural" del capitalismo, poniendo en cuestión la propiedad privada sobre los medios de producción. Esto, unido a la demostración de que la clase obrera es capaz de gestionar una industria mucho mejor que los patrones, es un golpe increíble a la dominación de los capitalistas. Los trabajadores de Cipla, Interfibra, Falskô, por citar sólo las fábricas ocupadas de Brasil, están demostrando en la práctica que los trabajadores somos capaces de gestionar una industria compleja. De igual modo, los trabajadores podemos gestionar la sociedad entera, y en beneficio de la gran mayoría de la sociedad y no de un puñado de parásitos y especuladores.
Nacionalización bajo control obrero frente a cooperativas
El encuentro sirvió para discutir acerca de las metas del movimiento de las fábricas ocupadas: ocupar, resistir, producir, implantar la reforma agraria y aumentar los empleos a través de la reducción de la jornada de trabajo. Como planteó Serge Goulart, coordinador de los consejos de fábricas ocupadas, hay que aprender también de experiencias anteriores, aunque estas luchas hayan sido derrotadas. "Hace tres años que los trabajadores de Flakepet, en Itapevi, Sao Paulo, tomaron la empresa, pero fue una lucha frustrada por la acción del aparato militar. En Sao Sebastiao de Caí, 800 trabajadores de Azaléia fueron a la calle con el cierre de la fábrica. Por eso decimos que donde hay una fábrica hay civilización y donde cierra, todo se transforma en un cementerio". La ocupación es así la única forma de luchar de forma consecuente en defensa de los empleos, contra los despidos y las fábricas cerradas, por una vida digna. Goulart reclamó a los gobiernos de América Latina la renacionalización del ferrocarril y la nacionalización de las fábricas ocupadas. "Lo que queremos es un verdadero gobierno de los trabajadores del campo y de la ciudad, que atienda las aspiraciones populares", dijo, exigiendo que el gobierno de Lula rompa la coalición con los partidos burgueses (PMDB, PL, PP). "La única coalición que debe ser hecha es con los movimientos sociales y el movimiento obrero de Brasil".
Por su parte, Verivaldo Mota da Silva, en representación del sindicato de Vidrieros de Sao Paulo, sindicato con 14.000 afiliados, planteó que la experiencia de las fábricas ocupadas debe ser ejemplo para todos los trabajadores del mundo. "Es posible reducir la jornada de trabajo, hacer la reforma agraria y garantizar la unidad de los trabajadores para acabar con el capital que nos explota". Sobre el debate acerca de las cooperativas como vía de solución ante los cierres de fábrica, se mostró claramente contrario. "Tuvimos el ejemplo en Sao Paulo de una cooperativa de nuestro ramo que llevó a cabo una simple transformación de sus deudas a los trabajadores en cuotas de la cooperativa. Así, trabajadores con 20, 30 años de trabajo se quedaron sin nada. Si querían salir de la cooperativa, les ofrecían su parte de los equipos o el pago de la deuda en 10 años, sin cualquier derecho laboral. Por todo esto, no es posible defender las cooperativas". En el debate, la mayoría de intervenciones fueron para defender la nacionalización bajo control obrero frente a otras opciones que generalmente se presentan como más prácticas o realistas.
Principales resoluciones
Los delegados presentes en el Encuentro Pan-Americano se reunieron en seis grupos: Vivienda, Servicios Públicos y Nacionalización, Reforma Agraria y Transgénicos, Jurídico, Criminalización de los Movimientos Sociales, y Fábricas Ocupadas. De estos grupos salieron las principales resoluciones. El grupo de la vivienda exigió la regularización de los edificios ocupados, con instalación de agua, luz y saneamieto básico. Y planteó la creación de una red de comunicación y solidaridad como forma de acabar con el aislamiento del movimiento de los sin techo en todo el mundo. El grupo "Servicios Públicos y Nacionalización" decidió luchar por la nacionalización del ferrocarril y la renacionalización de las empresas públicas privatizadas, como Vale do Rio Doce, por el no pago de la deuda externa, contra la venta y subasta de los yacimientos petrolíferos, contra los peajes en las autopistas federales, por el mantenimiento de los Correos públicos, por la revocación de la Reforma de las Pensiones y contra las reformas sindical y laboral, por mayores inversiones en las universidades públicas, además de por la nacionalización de las fábricas ocupadas.
Los militantes del MST coordinaron el grupo "Reforma Agraria y Transgénicos", declarándose por la prohibición de transgénicos (las semillas son patrimonio de la humanidad), por la reforma agraria amplia y masiva, que afecte a todas las tierras cultivables en estado improductivo, además de por la preservación del Serrado y de la Amazonia, que vienen siendo destruidos por compañías del sector agroindustrial. También se declararon por el fin del monopolio biotecnológico de las transnacionales y el fortalecimiento de la agricultura ecológica.
También se dedicó un punto en el plenario a un informe de la lucha de los mineros bolivianos en defensa de las minas públicas. Han conseguido ya la nacionalización de 2 de las principales minas. Roberto Chávez explicó los enfrentamientos que se produjeron en la mina de Huanuni, donde mineros por cuenta propia, manipulados por capitalistas, intentaron asaltar la mina pública a barrenazos. De resultas de este intento de asalto murieron 5 mineros asalariados. Posteriormente, los dirigentes de la FSTMB han logrado ganar a un importante sector de los mineros por cuenta propia y ahora están trabajando en la mina estatal 5.000 mineros asalariados cuando hace unos meses eran poco más de 1.000.
En definitiva, este encuentro no sólo ha significado un importante espaldarazo al movimiento de las fábricas ocupadas en Brasil y en América Latina, sino que rebela también que las luchas y la conciencia de los trabajadores están en claro ascenso.