El pasado 21 de noviembre miles de guatemaltecos y guatemaltecas salieron a manifestarse, de manera explosiva quemando incluso el Palacio del Congreso, en contra de los recortes del nefasto Presupuesto 2021, aprobado por una mayoría de 115 diputados pro oficialistas a puerta cerrada del resto de diputados de la Cámara, que es conformada por 160 parlamentarios. Además, la aprobación se desarrolló de carácter exprés en la madrugada del pasado miércoles 18 de noviembre.
Los recortes al gasto social y las acciones de poca transparencia detonaron el hartazgo de la población que se ha visto afectada por el mal manejo de la pandemia y la crisis climática. Por su parte y por motivos diferentes, las mismas cámaras empresariales rechazaron el presupuesto. Los empresarios critican el alto grado de endeudamiento que el gobierno pretende adquirir a partir de los gastos gubernamentales, lo que puede provocar serias afectaciones a la economía y, por supuesto, a las ganancias de los empresarios, así como también la posible aparición de explosiones sociales de las clases oprimidas poniendo en jaque al mismo sistema.
Lo que exacerbó la crisis del régimen en los últimos días fue la discusión del Presupuesto General de la Nación 2021 que generó rápidamente reacciones inmediatas entre todas las clases.
La burguesía presionó por arriba con el ultimátum que el vicepresidente Castillo hizo público el viernes 20 de noviembre, donde pidió explícitamente la renuncia del presidente Giammattei y todo su gabinete para evitar una crisis institucional más profunda y una serie de comunicados advirtiendo las irregularidades del PGN2021. Por otro lado, la clase trabajadora y la juventud aparecieron en la escena de la lucha de manera explosiva el día 21 de noviembre, con una multitudinaria concentración en la Plaza de la Constitución donde exigieron la derogación del Decreto que daba marcha al PGN2021, la renuncia del Congreso, del presidente Giammattei y el fin al pacto de corruptos de las élites políticas del Estado.
La explosión social no ha sido solo por el Presupuesto, aunque este fue su detonante. La explosión social tiene causas diversas, pero son el fruto de un solo mal, las contradicciones del sistema capitalista que se encuentra en un callejón sin salida.
La movilización de masas echa abajo el Presupuesto
Aunque Giammattei ha dicho este martes por televisión abierta, refiriéndose a la suspensión del trámite del PGN2021, que “gracias a Dios el Presupuesto ha sido mandado a revisar de nuevo”, pretendiendo quitarle todo mérito a la protesta que fue la verdadera causante de su suspensión, es claro que el régimen ha optado por hacer esta concesión al movimiento para evitar una crisis más profunda y una explosión social que estaba en desarrollo.
Después de esta suspensión los diputados de la oposición han entrado también en una serie de interpelaciones contra funcionarios del gobierno, por la represión y la violación de derechos constitucionales. Durante las protestas, la policía desató la represión abierta y encarceló a medio centenar de manifestantes, los cuales fueron puestos en libertad progresivamente hasta este martes. Lo más probable es que destituirán a algunos ministros, serán peces pequeños que servirán para calmar la rabia de las masas. Todo esto es el efecto del enorme temor que hay de un posible estallido social.
Este es el poder de la juventud y la clase obrera que cuando se moviliza puede poner en jaque al gobierno, incluso al régimen más preparado y armado que exista. La clase dominante sabe que cuando la energía de las masas empieza a expresarse y a movilizarse no es tan fácil contenerla y conducirla por canales seguros a sus intereses. El movimiento presenta en un principio ideas confusas, ambiguas y quizá patrióticas y nacionalistas, lo que es normal. Cuando no hay un partido independiente de la clase obrera y de la juventud con un programa revolucionario emergerá todo tipo de ideas ajenas al movimiento obrero.
Pero en su experiencia y en el curso de la lucha, las clases explotadas van descartando partidos, líderes y programas, pasan de los programas e ideas más conservadoras a las más radicales, y eso en una explosión social puede ser en cuestión de poco tiempo. Porque la gente no aprende de la teoría sino de la práctica, de los duros golpes de la vida, de la dura lucha. Sin embargo, la presencia de un partido sigue siendo crucial, sin él la energía de las masas se disipa y desaparece.
La discusión del Presupuesto 2021
La derogación del Presupuesto se dice que ha sido una muestra de voluntad de las partes en pugna por la gobernabilidad y la democracia, aunque por otro lado hay críticas sobre cómo se tomó esta decisión, pues plantean que la Junta Directiva del Parlamento, quien fue la que tomó la decisión este lunes de suspender el Decreto Legislativo, no podía hacerlo sino que le correspondía solo al conjunto del Parlamento. Esto muestra que ha sido una maniobra acelerada para evitar una crisis más profunda.
Puede que la clase dominante esté tranquila, pues es claro que con la derogación del Decreto sobre el Presupuesto 2021 le ha quitado una demanda central e inmediata a los miles de guatemaltecos y guatemaltecas que posiblemente vean la derogación del Decreto como una victoria definitiva y no como una victoria parcial, como realmente es. Aunque a decir verdad y por el ambiente incendiario que hay en la sociedad guatemalteca estas maniobras por arriba pueden tener un carácter limitado. Es bastante probable que cualquier provocación por mínima que sea pueda encender la energía de las masas nuevamente y en cualquier momento.
Además, a pesar de las concesiones diversas organizaciones como CODECA (que se mantuvo al margen de las movilizaciones del 21N), los 48 Cantones de Totonicapán y otras organizaciones de la juventud y los trabajadores siguen manifestándose y expresando su descontento. Hay un llamado a una nueva concentración masiva para el 28 de noviembre, en contra de Giammattei, el Congreso y las élites políticas en general.
Por su parte, Giammattei ha convocado a la discusión del PGN 2021 a una amplia lista de organizaciones civiles y “tanques de pensamiento”, pero es claro que quienes más representación tienen en esas “discusiones” no son los oprimidos, sino las cámaras empresariales que poseen todos los medios para organizarse libremente, mientras que el pueblo carece de recursos y representación y si logra tener un mínimo de participación, esta es bastante limitada. Por lo tanto, no hay porque tener alguna ilusión de que los objetivos del Presupuesto cambiarán mínimamente en favor de los intereses de los oprimidos del país.
El problema de la deuda, una piedra en el zapato del régimen
En el año 2020 hemos visto cómo los gobiernos han aumentado significativamente el gasto social a condición de un endeudamiento público desproporcionado. En Guatemala “el incremento de la deuda pública es de 41.2%: un total de Q64 mil 944 millones [de Quetzales] en dos años con la información disponible a octubre”. Y se sabe que “de enero a octubre, el aumento de la deuda fue de Q32 mil 305 millones, que equivale al 20%, y que es la nueva deuda contratada en este año”.[1]
Este aumento alarmante de la deuda pública supone una serie de problemas para el Estado y la economía. En primer lugar, los altos intereses que el gobierno tendrá que pagar o el peligro de caer en un impago con graves repercusiones a los mercados financieros, es algo a lo que los capitalistas le temen y, por lo tanto, tratan que sus gobiernos no superen ciertos límites.
En segundo lugar, supone una carga para las clases oprimidas que tienen que ver cómo sus derechos son limitados con los recortes a las instituciones sociales como la seguridad social, la salud pública, educación, vivienda y prestaciones laborales, porque entre dejar de pagar la deuda y mantener las prestaciones sociales, los gobiernos burgueses siempre recurren a la eliminación de las prestaciones, reduciendo así los niveles de vida.
A pesar que Guatemala con respecto a otros países parece tener una deuda pública muy baja, por ejemplo, si lo comparamos con El Salvador que para finales de 2020 tendrá una deuda del 90 %, el 20 % de Guatemala parecerá una nimiedad, pero esto no es del todo cierto. El Estado guatemalteco a partir de leyes y trucos semi legales, esconde altas deudas internas con el Instituto Guatemalteco del Seguro Social y la banca nacional, se estima que el total de la deuda escondida y la deuda oficial ronda el 48 % respecto al PIB.
La deuda de los países ex coloniales con los organismos financieros internacionales es una expresión de una nueva forma de colonialismo, mientras las transnacionales explotan a la clase obrera, los bancos internacionales exprimen a través de la deuda el poco dinero que los oprimidos poseen. Es una lógica realmente perversa.
Crisis del régimen
Toda la crisis económica, la crisis sanitaria y la crisis ambiental genera un enorme nerviosismo en la clase dominante que intenta sacudirse al gobierno de Giammattei, que ha actuado en momentos críticos a su antojo y no al antojo de las clases poseedoras. En momentos de crisis, tal y como en la guerra, los ejércitos necesitan de grandes generales para poder ganar batallas. Así también las clases dominantes necesitan de grandes gobernantes para controlar las crisis y evitar las revoluciones. Giammattei más que un buen general, ha demostrado ser un payaso incompetente de lo más bajo.
Prueba de esto es que durante toda la pandemia el Congreso ha aprobado fondos de préstamos internacionales para atender las necesidades causadas por la Covid. Sin embargo, el gobierno no ha hecho uso eficiente de esos fondos, la mayor parte de las carteras del Estado que fueron reforzadas para atender la pandemia no superan el 50 % de uso de los fondos, claro a excepción del Ministerio de Defensa. Así lo dice el analista Guillermo Holzmann: “las protestas van aumentando, porque se discute cómo se utilizarán los recursos obtenidos de los préstamos internacionales solicitados para combatir la pandemia: de más de 3 mil millones de dólares pedidos, solo se ha ejecutado un 15 por ciento”[2]. ¿Dónde está ese dinero? ¿Por qué las personas siguen muriendo en hospitales precarios?
Así también, como está siendo habitual en toda Latinoamérica, hay decenas de denuncias de casos de corrupción, de favoritismo a empresas y casos de negligencia en la atención de las demandas sanitarias. La pandemia del Coronavirus ha dejado hasta el 24 de noviembre más de 4099 muertes, con una tasa de mortalidad de 24.3 por cada 100 mil habitantes, una tasa de mortalidad bastante alta en la región.[3]
Durante el azote en noviembre de dos huracanes -ETA e IOTA-, las instituciones del gobierno fueron incapaces de poder responder a la emergencia. La afectación por las lluvias dejó por lo menos una comunidad entera soterrada. “De acuerdo a la información de la CONRED [Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres de Guatemala], el paso de Eta por Guatemala dejó 46 muertos, 96 desaparecidos y casi 980.000 afectados por derrumbes e inundaciones”.[4] Pero también “Guatemala elevó este jueves a cinco la cantidad de fallecidos debido a las lluvias provocadas por la tormenta tropical IOTA en los últimos días… De acuerdo a la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), se han registrado 203 incidentes debido a IOTA, afectando a 174,951 personas, incluyendo a 16,809 evacuadas y 3,558 albergadas”.[5] En total con los dos huracanes hay 640,000 damnificados y 96 desaparecidos.
Todos estos desastres pudieron ser evitados, los verdaderos responsables de los damnificados y muertes por estas crisis es el sistema capitalista, los políticos y los grandes ricos de este país. El régimen guatemalteco está sometido a una enorme presión por abajo, está enredado en sus mismas contradicciones, entre mantener los privilegios de los ricos y solventar las necesidades de los pobres. Y este mar de contradicciones aumentará la migración, la desigualdad, la violencia y la exclusión.
La clase obrera y la juventud durante estas crisis han sido testigos principales de cómo el sistema prioriza las necesidades de los ricos, antes que la necesidad de solventar las carencias de los más pobres. Y ha quedado más en evidencia cuando Giammattei presenta un presupuesto para el próximo año, dónde prioriza los gastos para su centro de gobierno, los militares y policías, y por lo contrario reduce recursos para salud, derechos humanos y asistencia social a los más desfavorecidos por el sistema.
Destituir a Giammattei para poner un gobernante servil al Cacif
La clase dominante intenta mover sus piezas para evitar una explosión social que está a la vuelta de la esquina. Y entre esos movimientos está deshacerse de Giammattei y sustituirlo por su propio vicepresidente, que está vendiendo una imagen de salvador y que ha dicho que los golpes de Estado ya no los hacen los ciudadanos sino la incompetencia de los gobernantes. Castillo es realmente un lobo vestido de oveja, un títere del Cacif que no resolverá ninguno de los problemas de la clase obrera.
La clase obrera y la juventud debe tener claridad que el vicepresidente Guillermo Castillo es un peón del Cacif, no puede haber en el movimiento ninguna esperanza en este personaje. Ya en el pasado hemos atravesado por la experiencia de salvadores ungidos como Jimmy Morales o el mismo Giammattei que se han presentado como neutrales e imparciales, pero que al final terminan respondiendo a los mismos poderosos de siempre y no a los intereses del pueblo. La clase obrera debe confiar en sus propias fuerzas y no depositar ilusiones en caudillos.
La OEA y los Estados Unidos
El presidente Giammattei ha invocado la Carta Democrática Interamericana ante la OEA, está iniciativa a las que los estados miembros pueden acceder en caso de la alteración al orden constitucional y supone el diálogo entre las instituciones para solventar la crisis.
El vicepresidente Guillermo Castillo ha criticado la convocatoria de la carta democrática, acusando la medida de precipitada, ha llamado al diálogo al presidente, diálogo que ha sido anulado durante las últimas semanas entre él y su compañero de fórmula.
Por otro lado, la OEA ha respondido con un discurso de “neutralidad” e “imparcialidad” llamando a la independencia de las instituciones y al diálogo, se refiere al derecho democrático de la protesta, pero advierte sobre los hechos del 21N como actos vandálicos. La OEA se cuida mucho de dar un respaldo a Giammattei.
Postura similar ha tenido la embajada de los EE.UU. llamando al diálogo y la gobernabilidad, al respeto de la democracia y las instituciones. Parece que Giammattei aún tiene el apoyo de los Estado Unidos de momento y puede ser un gran apoyo junto con el Ejército. Pero eso puede cambiar rápidamente.
Hay grandes intereses multinacionales sobre Guatemala que no pueden estar en un estado de riesgo. Además, un eventual estallido social en Guatemala sería como una chispa en pradera seca, incendiando toda la región centroamericana que se encuentra en iguales o incluso peores condiciones. Sin duda, es algo que no les conviene a los imperialistas y por eso se mueven con cautela.
Es un hecho también que todo este ambiente convulsivo en la región latinoamericana tiene muchos vínculos centrales, causas en común, tales como la crisis económica, la corrupción, el nepotismo, la incompetencia de las élites, la cuales son todas consecuencias de un mismo mal: el sistema capitalista.
Por otro lado, todas las convulsiones que hemos visto en 2019 y 2020 tienen características similares, por ejemplo, la energía de una juventud que no arrastra derrotas del pasado, la espontaneidad y el carácter insurreccional e incendiario que pueden tomar rápidamente las masas en las calles.
No hay ningún régimen estable en la región, en cualquier momento los presidentes más populares pueden volverse los más odiados, la certeza se vuelve incertidumbre, la popularidad desprecio, la pasividad de transformar en rabia y lucha revolucionaria, todo en una espiral de cambios dialécticos. Es un tiempo de cambios bruscos y repentinos y la expresión de que las masas buscan desesperadamente una salida a su opresión y dominación que es totalmente insoportable.
Chile, Ecuador, Perú, Haití, los mismos Estados Unidos con el estallido de las Vidas Negras Importan, son la expresión de esto, unos inspirando a otros. No se trata de pueblos más revolucionarios que otros sino de procesos dinámicos y contradictorios pero que indisolublemente conducen a explosiones revolucionarias. Esta es la perspectiva para el futuro de toda la región latinoamericana y el mundo: una lucha a muerte contra el capitalismo.
La experiencia del 2015
En 2015 las protestas de la juventud y la clase trabajadora con movilizaciones masivas echaron abajo el gobierno odiado de Otto Pérez y Roxana Baldetti, ante la desclasificación de una investigación realizada por la CICIG que planteaba la existencia de una red de corrupción dentro del Estado llamado “La línea” y que era conducido por la misma vicepresidenta y una amplia red de funcionarios.
Lastimosamente el movimiento espontáneo fue reconducido al cambio de los gobernantes por la intervención de la OEA y los EEUU. Se hizo un lavado de la imagen de las instituciones. Nosotros dijimos que ante la ausencia de una dirección revolucionaria en el movimiento todo se orientaría a un cambio de gobierno y no a un cambio de sistema como debió ser.
Esta es la debilidad que presenta la espontaneidad que, aunque, es un elemento positivo en un primer momento, en última instancia se convierte en un elemento negativo. Es por eso que, para cambiar el sistema podrido que Guatemala padece, es necesario construir una alternativa revolucionaria y socialista, una dirección preparada con anticipación a los procesos revolucionarios que tenga un programa claro y que conduzca a las masas a la toma del poder.
Las condiciones de la clase obrera solo cambiarán si los explotados y oprimidos toman con sus propias manos lo que les pertenecen, las tierras, las máquinas, la industria, los bancos, para ponerlo a producir democráticamente con el control de la clase obrera, utilizando la riqueza para solventar las necesidades sociales. Solo construyendo un gobierno que represente los intereses de los obreros, campesinos e indígenas se podrán cambiar las condiciones miserables a las que el capitalismo somete a las clases productoras.
Durante los últimos 10 años la clase obrera y la juventud ha adquirido experiencia sobre los falsos salvadores. No dudamos que ante la posible llegada del vicepresidente Castillo a la presidencia, las masas más temprano que tarde se levantarán contra el régimen. Puede que la clase dominante logré controlar la situación, pero este aparente control será momentáneo en tanto las condiciones de vida sigan siendo miserables y se vayan profundizando rápidamente a partir de la crisis. La corrupción y la explotación traerán a la superficie los viejos problemas de siempre: la violencia, la emigración y la explotación extenuante de las clases oprimidas.
Hacia dónde avanzar
Los compañeros organizados en la Corriente Marxista Internacional Guatemala hacen el llamado a intensificar la lucha contra el régimen. Las organizaciones de la juventud y los estudiantes y otras deben extender la lucha a los sectores industriales y agrícolas. Los únicos capaces de tumbar al odiado gobierno y a los políticos corruptos son las clases productoras. Una huelga general de los trabajadores del campo y la ciudad pondría rápidamente en jaque a todo el país y pondría sobre la mesa la cuestión de quién tiene el poder: los burgueses o los trabajadores.
Una caída del gobierno a través de un golpe de Estado no puede significar una victoria para el movimiento en lucha, sino solo un alivio para la clase dominante y el imperialismo. Esta es una tarea que solo la puede concretar la clase obrera, pues es esta la que le da vida a la sociedad y somos la mayoría aplastante de la población. Los jóvenes, las mujeres, los indígenas y trabajadores del campo, todos y todas las que tenemos que vender nuestra fuerza de trabajo a un patrón pertenecemos a esa gran mayoría aplastante de la sociedad que debería conducirla y distribuir la riqueza para solventar sus necesidades de salud, educación y vivienda, es decir, una vida digna en general.
La única forma de conseguir esto es a través de la lucha militante y revolucionaria. Como jóvenes marxistas que vemos la necesidad de tener una organización centralizada y con un programa socialista, asumimos el compromiso de construir este instrumento para las clases oprimidas. Esta es una tarea fundamental y primordial para poder hacer triunfar de una vez por todas el movimiento de los oprimidos y podamos liberal a Guatemala de su burguesía recalcitrante. Únete a la CMI y luchemos juntos por una Guatemala socialista.
Referencias:
[1] Gamarro, U. (2020). Presupuesto: Cada guatemalteco deberá Q13 mil 152 al nacer, por la deuda que autorizó el Congreso. Recuperado 25 de noviembre de 2020, de Prensa Libre website: https://www.prensalibre.com/economia/presupuesto-cada-guatemalteco-debera-q13-mil-152-al-nacer-por-la-deuda-que-autorizo-el-congreso/
[2] Carvajal, C. (2020). Guillermo Holzmann por crisis en Guatemala: “Hay muchos sectores interesados en que esto no tenga solución”. Recuperado 25 de noviembre de 2020, de Diario UChile website: https://radio.uchile.cl/2020/11/22/guillermo-holzmann-por-crisis-en-guatemala-hay-muchos-sectores-interesados-en-que-esto-no-tenga-solucion/
[3] Carvajal, C. (2020). Guatemala – COVID-19 – Crisis del coronavirus. Recuperado 25 de noviembre de 2020, de Datosmacro.com website: https://radio.uchile.cl/2020/11/22/guillermo-holzmann-por-crisis-en-guatemala-hay-muchos-sectores-interesados-en-que-esto-no-tenga-solucion/
[4] El huracán Eta provocó siete nuevas muertes en Guatemala. (2020). Recuperado 25 de noviembre de 2020, de Cadena 3 website: https://www.cadena3.com/noticia/internacionales/el-huracan-eta-provoco-siete-nuevas-muertes-en-guatemala_275698
[5] Guatemala eleva a cinco la cantidad de muertes por la depresión tropical Iota. (2020). Recuperado 25 de noviembre de 2020, de Proceso Digital website: https://proceso.hn/guatemala-eleva-a-cinco-la-cantidad-de-muertes-por-la-depresion-tropical-iota/