A principios del mes de junio, en medio de una pandemia que es una de las peores catástrofes desde la Segunda Guerra Mundial, los magnates multimillonarios Jeff Bezos (propietario de Amazon y de su propia compañía privada de vuelos espaciales, Blue Origin) y Richard Branson (propietario de Virgin Galactic) anunciaron sus intenciones de ver quién de ellos sería el primero en viajar al espacio.
Ambos también están compitiendo con SpaceX, de Elon Musk, para convertirse en la primera compañía en enviar, bajo pago, a clientes súper ricos al espacio.
Ciertamente no lamentaremos que estos parásitos abandonen nuestro planeta. Sus travesías solo son posibles gracias a la brutal explotación de miles de trabajadores, además de chupar del erario público.
Multimillonaria odisea espacial
En los últimos años, la ‘frontera final’ se ha convertido en un destino cada vez más popular para las empresas privadas, con todo tipo de multimillonarios desde Branson a Bezos, hasta Tesla de Elon Musk, presionando para expandir sus respectivas empresas aeroespaciales.
Hace unas semanas, Bezos anunció que su compañía de viajes espaciales ‘Blue Origin’ pondrá su cohete en órbita el 20 de julio, alegando que ver la Tierra desde el espacio “te cambia” y que el viaje “será una aventura.” Al igual que la decadente clase esclavista del último Imperio Romano, los súper ricos de hoy han agotado todos los placeres terrenales y ahora miran al espacio exterior para excitar sus sentidos, mientras miles de millones viven los horrores diarios de este sistema, aquí en la Tierra.
Pero parece que Bezos será derrotado. Un informe de Virgin Galactic, que casualmente se ‘filtró’ casi inmediatamente después del anuncio de Bezos, declaró que Richard Branson también viajará a las estrellas -dos semanas antes- en lo que el periódico The Guardian describe como ‘4 de julio, un Día de la Independencia espectacular.’
A pesar de la forma en que se celebran estos datos en la prensa capitalista, la gente común ha visto los anuncios por lo que son: acrobacias cínicas de empresarios repugnantemente ricos, para aumentar su importancia personal en un momento en que el dinero y los recursos se necesitan desesperadamente en otros lugares.
El simple lanzamiento del cohete SpaceX de Tesla (aparentemente la opción más barata cuando se trata de vuelos espaciales privados) cuesta $28 millones. Un intrépido apostador pagó £20 millones por el privilegio de unirse a Bezos en el lanzamiento de Blue Origin.
Con 125 millones de personas sumidas en la extrema pobreza en el último año, invertir decenas de miles de millones de dólares en estos proyectos vanidosos no es simplemente insensible, es un crimen contra la clase trabajadora y los pobres de nuestro planeta.
Pocos días después del anuncio de Bezos, se lanzó una petición en change.org, dirigida con humor, al ‘proletariado’, titulada “No permitan que Jeff Bezos regrese a la Tierra”, que (en el momento de escribir este artículo) ya ha reunido 140.000 firmas. “Los multimillonarios no deberían existir... ni en la tierra ni en el espacio”, se lee en la petición. “Pero si se deciden por lo último, deberían quedarse allí.”
A pesar de su tono humorístico, la petición capturó la ira de mucha gente común, que también quedó plasmada en la sección de comentarios:
“Bezos es un parásito… no puedo imaginar una persona más despreciable. También siento que tener todo el espacio exterior para él solo sería su sueño hecho realidad. ¿No hay un montón de especies de extraterrestres a los que podría subyugar, ahora que ha terminado de hacernos eso a nosotros?”
Otro escribe que esta idea de viaje de ida debería ampliarse a todo el uno por ciento de la población mundial:
“Si pueden enviar a un multimillonario a Marte, ¿por qué no pueden enviarlos a todos allí?”
Otros expresan su solidaridad con los trabajadores explotados de Bezos:
“Quédese en el espacio o trate a sus trabajadores con dignidad.”
En palabras de otro firmante:
“Él literalmente tiene el poder y la capacidad de acabar con tanto sufrimiento en el mundo en cualquier momento; él simplemente ha ELIGIDO no hacerlo, si en lugar de eso va a gastar ese dinero en intentar llegar al espacio, está bien. Déjenlo ir. Y luego, que se quede allí. La Tierra será un mejor lugar sin él.”
Riqueza desperdiciada
De hecho, estos magnates tienen suficiente riqueza y recursos a su disposición para resolver muchos de los problemas del mundo de la noche a la mañana. Entre ellos, Bezos, Musk y Branson cuentan con una riqueza personal de $362 mil millones. Sus empresas tienen activos combinados que ascienden a alrededor de $500 mil millones.
¿Qué se podría pagar con el total aproximado de $860 mil millones? Podría acabar tres veces con el hambre en el mundo por espacio de 10 años. Podría proporcionar educación primaria y secundaria universal a todos los niños del mundo durante cinco años, de acuerdo con una investigación de la ONU en 2015. Podría cubrir tres años de la inversión necesaria para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a los niveles recomendados en los Acuerdos Climáticos de París. Vacunar a todo el mundo contra el COVID-19 sería una mera gota en el océano para estos caballeros, con unos insignificantes $66 mil millones.
Existe la riqueza suficiente para resolver los desafíos más serios a que se enfrenta la humanidad. Pero está en manos de los especuladores privados que prefieren malgastarlo en turismo espacial para ellos y sus amigos ultra-ricos.
Explotación
¿Cómo pueden estos multimillonarios permitirse financiar estos proyectos tan vanidosos? En primer lugar, esta inmensa riqueza proviene del sudor y la sangre de miles de trabajadores explotados que trabajan en condiciones intolerables.
Amazon es famosa por su trato terrible a los trabajadores y sus prácticas para acabar con los sindicatos. Cada minuto del tiempo de los trabajadores está sujeto a escrutinio en los almacenes de 400.000 pies cuadrados de Amazon. Los trabajadores han informado que se les obliga a trabajar en turnos de 14 horas sin recesos para ir al baño.
Las tasas de lesiones en algunas instalaciones de Amazon en los Estados Unidos son tres veces el promedio nacional para los trabajadores de almacén. “Hay días en los que digo que estoy a merced de Dios”, dijo un trabajador de Amazon entrevistado en The Guardian.
Aun, durante la pandemia, las ganancias de Amazon se duplicaron, mientras que la empresa fue investigada por tribunales de EE. UU. por someter a los trabajadores a un “riesgo innecesario” al negarse a tomar medidas de seguridad y despedir ilegalmente a cualquiera que se atreviera a abogar por un mejor trato.
Mientras tanto, ex trabajadores de las empresas Tesla, las han llamado “fábricas industriales modernas.” Describen a trabajadores de la planta de Fremont en California vomitando por deshidratación, trabajando ocho o diez días seguidos sin descanso y sufriendo lesiones graves en el trabajo, incluido un desafortunado hombre cuya pierna quedó atrapada y fue aplastada en una línea de producción.
Un ex trabajador de Fremont, Richard Ortiz fue despedido después de intentar sindicalizar la planta. Y cuando la empresa china de tecnología Pingwest informó sobre historias en la planta Giga Shanghai de Tesla, la compañía presentó una demanda para silenciar las cosas.
Chupando del Estado
Sumado a la riqueza exprimida de sus trabajadores, estas empresas tampoco habrían durado un día sin el generoso apoyo estatal. Ciertamente, sus esfuerzos por ingresar al mercado del turismo espacial habrían estado completamente enterrados sin este apoyo.
Entre 2000 y 2019, empresas privadas aeroespaciales en los Estados Unidos recibieron $7.2 mil millones en subsidios gubernamentales, el 93% de los cuales fueron para proyectos enfocados al lanzamiento de cohetes.
A principios de este año, el gobierno de los EE. UU. otorgó un contrato multimillonario a la empresa aeroespacial SpaceX de Elon Musk para llevar a dos astronautas estadounidenses a la luna, después de haber gastado miles de millones en SpaceX como una alternativa del sector privado para librarse de la dependencia de los cohetes rusos.
Tras las protestas de Jeff Bezos, el gobierno de los Estados Unidos aprobó la “Ley de Innovación y Competitividad”, que incluye un rescate de $10 mil millones que probablemente irá directamente a los bolsillos de Bezos.
La doble moral de la clase dominante rara vez ha sido más obvia. El año pasado, en el apogeo de la pandemia, Elon Musk tuiteó que “otro paquete de estímulos gubernamentales no es lo mejor para los intereses de la gente.” Al minuto siguiente, se estaba fácilmente ayudando con el fondo de $600 mil millones para el coronavirus que el exsecretario del Tesoro Steve Mnuchin ofreció a las “pequeñas empresas” durante la pandemia.
Del mismo modo, en sus primeros diez años de funcionamiento, SpaceX recibió la mitad de su financiación total del gobierno de EE. UU. Estas son solo las cantidades entregadas directamente a estos multimillonarios. Ellos también pueden recurrir a tecnologías y expertos que se han liberado para ellos gracias a la finalización del programa espacial de EE. UU., que se financió con una suma de cientos de miles de millones de dólares de impuestos.
Lejos de ser grandes innovadores, estos multimillonarios simplemente están usando dinero estatal para comercializar innovaciones desarrolladas por la investigación y la inversión públicas. Cada uno de estos multimillonarios supuestamente “hechos con su propio esfuerzo”, han engordado sus cuentas con los subsidios del gobierno, mientras que la clase trabajadora paga la factura en austeridad, impuestos y recortes salariales.
Mientras toman todo lo que pueden obtener del erario público, hacen todo lo que está en su poder para retener hasta el último centavo de su riqueza mal ganada. La lucha por la dominación del espacio se produce a raíz de un informe filtrado del Internal Revenue Service (IRS, Servicio de Impuestos Internos), que muestra que los multimillonarios en los EE. UU. han estado evadiendo sistemáticamente el impuesto sobre la renta durante años.
En 2007 y 2011 Jeff Bezos no pagó ningún impuesto sobre la renta, y entre 2014 y 2018, pagó solo $973 millones en impuestos, mientras que su patrimonio general creció en casi $100 mil millones. En este mismo periodo, la fortuna de Elon Musk creció poco menos de $14 mil millones, sin embargo, solo pagó $455 millones en impuestos.
Mientras colmaba a los multimillonarios aeroespaciales con subsidios y dádivas, la Administración de Biden respondió rápidamente al informe del IRS filtrado... declarando que rastrearán y procesarán a los denunciantes. En palabras de un senador Republicano, esta información fiscal representa un “increíble peligro para la privacidad de los ciudadanos y para la credibilidad del gobierno federal si se utiliza con fines políticos o de otro tipo.”
El único ‘peligro’ que plantea esta información es para el sistema corrupto y explotador, que sigue promoviendo las ganancias de los multimillonarios por encima del bienestar de las masas.
El comportamiento repugnante de multimillonarios como Branson, Musk y Bezos –que hacen alarde de su estupenda riqueza ante los cientos de millones de ojos de los pobres del mundo– solo agregará gasolina al fuego del odio ardiente que millones sienten hacia este sistema, que permite tal obscenidad.
Por muy tentador que sea considerarlo, incluso dejar a estos multimillonarios en el espacio, en última instancia, no se llegaría a la raíz del problema. Solo expropiando su riqueza y usándola para satisfacer las necesidades de la sociedad podremos detener los proyectos vanidosos, explotadores y derrochadores de los capitalistas, y hacer un uso mucho mejor de estos recursos tan necesarios.