La masacre de Haditha: “La democracia asesinó a la familia que estaba aquí”
"La democracia asesinó a la familia que estaba aquí”. Estas son las palabras pintadas en la casa de una de las familias masacradas por los soldados norteamericanos el 19 de noviembre de 2005. Unas palabras mordaces que reflejan con precisión el amargo resentimiento del pueblo iraquí ante la ocupación de su país.
Sin duda, muchos iraquíes adoptaron la posición de esperar y ver que ocurría, incluso con los dientes apretados, cuando las fuerzas estadounidenses y británicas comenzaron a asaltar su país. Nadie estaba preparado para defender el régimen de Sadam Hussein. Pocos años después, el pueblo iraquí no ha recibido nada de lo que le prometieron las fuerzas de ocupación. La masacre de Haditha podría ser la gota que colme el vaso contra la ocupación y que finalmente expulse a los imperialistas de Iraq.
Democracia a través de la masacre
Muchas personas probablemente creían, aunque fuera vagamente, en las promesas norteamericanas y británicas de “libertad” y “democracia” que llegarían con los ejércitos de “liberación”. Pero hace mucho que estas esperanzas y sueños se desvanecieron. El pueblo iraquí sólo ha podido ver como su país era bombardeado y destruido por los ejércitos de ocupación que sólo querían garantizar los pozos petroleros de Iraq y otros puntos importantes de producción.
Los “libertadores” prometieron una maquina de guerra amable y caballerosa en un intento de ganarse a las mentes y los corazones del pueblo iraquí, y no debemos olvidar aquellos que regresaron a casa.
Pero tras las pruebas de la tortura a los prisioneros en Abu Ghraib, las acciones de los británicos en Basora y en el sur del país, la masacre de Faluya (el alcance todavía no se conoce) y ahora la terrible masacre de Haditha a finales del año pasado, uno debería ser increíblemente ingenuo para creerse las mentiras y la hipocresía de los imperialistas.
Los iraquíes han esperado pacientemente que llegara la “democracia”. Pero ¿qué es esta llamada “democracia”? Las elecciones se celebraron a punta de bayonetas, con peleas sectarias y metiendo una constitución por la puerta de atrás, las torpes tácticas de los imperialistas con relación a la elección del presidente, la lucha intestina y la creciente guerra civil y, por supuesto, las tácticas brutales de los imperialistas para “pacificar” el país y defender sus intereses. Esto es lo que llaman “democracia” para el pueblo iraquí, las palabras pintadas en esa casa de Haditha lo dicen todo, la “democracia” asesinó a las familias de Haditha.
Cambio de suerte
Los verdaderos intereses de los imperialistas son evidentes para todo el que quiera ver. Todas las razones y justificaciones para la guerra han demostrado ser mentiras. No había armas de destrucción masiva y el régimen de Hussein no tenía nada que ver con al Qaeda ni con los atentados del 11-S.
Los estadounidenses y los británicos no tenían interés en establecer la “democracia” en Iraq. El argumento de que iban a llevar la “democracia” a Iraq, las tácticas de los imperialistas serían vistas como un ejemplo brillante para todos en Oriente Medio, preparando el camino para el establecimiento de la “democracia” en toda la región.
Aplastando Iraq y ocupando el país, los imperialistas querían establecer un feudo estratégico en la región. Con la amenaza de invasión cualquier país o régimen no se atrevería a enfrentarse a los imperialistas, EEUU y Gran Bretaña esperaban poder atemorizar a toda la región y hundirla en la sumisión, así podrían garantizar sus intereses económicos y políticos en la región. Esto no sería percibido simplemente como una amenaza, si alguien duda de la seriedad de las intenciones de los imperialistas, sólo habría que mirar a través del desierto los escombros humeantes de Iraq.
Los ejércitos del imperialismo nunca fueron ejércitos de liberación, no importa las veces que nos lo digan. Siempre fueron ejércitos de ocupación. Cualquier nuevo régimen establecido en Iraq contaría con el apoyo de las bayonetas norteamericanas y británicas. Cualquier régimen que sobreviva al caos después de la guerra, tendría que basarse total y completamente en los ejércitos de ocupación. Sin este apoyo el régimen actual no duraría cinco minutos.
Para establecer un régimen fiable, los imperialistas han utilizado la vieja táctica de “divide y vencerás”. Los imperialistas jugaron con los chiítas, los sunnitas y los kurdos, enfrentándolos entre sí para debilitarlos a todos, garantizando el dominio de los imperialistas. Pero este plan tenía un inconveniente. Al alimentar estas divisiones los imperialistas han desatado una tormenta de fuego: la insurgencia actual y la guerra civil. Puede que los imperialistas dominen en el momento actual, pero han creado tal inestabilidad en Iraq que amenaza con sumergir no sólo al país, sino a toda la región, y hacer que las conquistas de los imperialistas se vuelvan en su contrario.
La masacre de Haditha
Haditha es una pequeña ciudad campesina junto al Éufrates, un lugar donde las fuerzas estadounidenses e iraquíes han luchado contra la insurgencia durante la mayor parte de la guerra. El 19 de noviembre de 2005, un convoy de suministros de los marines pasaba por la ciudad cuando una bomba estalló en una de las principales calles de la ciudad, matando a un soldado, el soldado de primera clase Miguel Terrazas, e hiriendo a otros dos. La bomba había sido colocada en lugar que tenía la intención de evitar la muerte de civiles (esto es lo que dicen los habitantes de Haditha).
Después de recuperarse de la conmoción inicial, los marines comenzaron a buscar en las casas de los alrededores. Hay informes sin confirman de que recibieron apoyo aéreo y que arrojaron bombas, esto todavía no está claro.
Los marines se dividieron en “equipos de disparo” y comenzaron a asaltar una por una las casas. Cuatro estudiantes universitarios que regresaban a su casa a pasar el fin de semana por descuido bajaban por la calle en un taxi. Todos, incluido el conductor, fueron asesinados a tiros en el vehículo cuando intentaban alejarse de la escena. No está claro que ocurrió antes o después de los asaltos a las viviendas.
Tres casas fueron asaltadas. En cada uno de los casos los marines derribaron la puerta y entraron en las casas disparando. Lanzaron grandas en las cocinas. Después agruparon a las familias y las ejecutaron. Entre los muertos había ancianos y mujeres, niños e incluso bebés. Un hombre intentó escapar de la carnicería y también fue ejecutado.
En total murieron 18 personas en este asalto. Si se incluye el hombre que intentaba escapar y los cinco ocupantes del taxi la cifra de muertos asciende a 24. Los asesinados en sus casas fueron disparados a quemarropa, similar a una ejecución.
Varios niños sobrevivieron a la masacre, incluido uno de 8 años, Iman Rahman, y otro de 5 años, Abdul Rahman, los dos en la primera casa asaltada, y en la segunda un niño de 13 años, Safa Younis. Iman y Abdul vieron como los marines disparaban a sus abuelos a la cabeza, después siguieron con sus padres y el resto de la familia.
Después de la masacre llegaron más marines. Entre las tropas había confusión y gritos. Los marines acordonaron la zona y prendieron fuego a las casas. Nadie pudo salir de la zona hasta la siguiente mañana.
Finalmente, aunque no está claro cuando, los marines recogieron a los cadáveres y los arrojaron en el jardín de un hospital local sin ninguna explicación. Algunos informes dicen que algunos de los cuerpos estaban quemados.
Después de recibir las quejas, los marines finalmente pagaron entre 1.500 y 2.000 dólares en concepto de compensación por los 15 adultos y niños asesinados en la primera de las dos casas (¿este es el precio de una vida?). Pero se negaron a pagar por los otros 9 alegando que eran insurgentes.
La cobertura
Después de la masacre, los marines informaron de que habían sido atacados por una bomba en la carretera y después sufrieron el ataque de los insurgentes en las casas cercanas. Los marines dijeron que al día siguiente uno de los marines norteamericanos y 15 civiles iraquíes habían sido asesinados en el ataque. Después sufrieron el fuego de los insurgentes y mataron a ocho enemigos e hirieron a otro.
Después de los asesinatos el alcalde de Haditha encabezó una furiosa delegación al campamento de los marines. El alcalde dice lo siguiente: “El capitán admitió que estos hombres habían cometido un error. Dijo que sus hombres pensaban que había terroristas cerca de las casas y no dio ninguna otra razón”.
Sin embargo, los militares se aferraron a su historia. Poco después del ataque llegó otra unidad militar para investigar y fotografiar el escenario y los cuerpos. Esto es algo rutinario tras un incidente. Deben comprobar las discrepancias entre las pruebas y los informes de los marines. Pero todavía no se ha hecho nada.
En realidad, no se hizo nada y el ejército siguió defendiendo su historia hasta enero. Un día después del incidente un estudiante de periodismo grabó la escena en la morgue y en las casas donde se produjeron las masacres. Varias organizaciones de derechos humanos obtuvieron la cinta y la entregaron a la revista Time. La cinta muestra que muchas de la mayoría de las mujeres y los niños llevaban sus ropas para dormir cuando fueron asesinados. Las imágenes tomadas dentro de las casas muestran las paredes llenas de agujeros de bala y cubiertas de sangre. Lo más significativo es que la cinta demuestra que fuera de las casas no hay agujeros de bala, eso indicaría que los marines no recibieron fuego insurgente y que no hubo combate a tiros.
En enero, Time presentó a los oficiales del ejército en Bagdad la prueba de vídeo y entrevistó a los residentes de Haditha sobre las actuaciones de los marines. El ejército estadounidense inició una investigación sobre el incidente y están investigando dos organismos distintos.
Las investigaciones han determinado que los civiles no murieron por la bomba de la carretera sino por los marines. El ejército y el gobierno han confirmado que los marines implicados en la masacre serán acusados de asesinato.
El principio del fin
Los responsables de la masacre deben ser llevados ante un tribunal. Si son culpables deberían ser castigados por este crimen. Pero como ocurrió con los juicios por la cuestión de Abu Ghraib, parece que al ejército norteamericano le gustaría acusar de los cargos a las tropas y proteger a sus altos oficiales de cualquier procedimiento legal o castigo.
Un aspecto importante del incidente es la cuestión de los bombardeos. Algunos informes dicen que los marines quemaron las casas de Haditha el día de la masacre, pero otros dicen que aviones lanzaron bombas sobre ellas. Los bombardeos deben ser aprobados por oficiales. Si aprobaron ese día los ataques aéreos, eso indicaría que los oficiales también sabían de lo ocurrido ese día.
¿Por qué el ejército y la administración Bush están interesados en proteger a los oficiales? Si los oficiales son acusados de crímenes de guerras esto abriría el camino para procedimientos legales contra altos funcionarios de la administración Bush. La administración quiere culpar de todos los crímenes de guerra y atrocidades de los soldados rasos, así pueden decir que estas acciones son incidentes aislados, no son algo sistemático en la guerra. Si la responsabilidad asciende por la cadena de mando eso afectaría a toda la guerra y al ejército en cuestión. Todo el ejército sería culpable de la masacre. Eso sólo serviría para reforzar las exigencias de una retirada de Iraq.
La responsabilidad por la masacre de Haditha de todas las masacres en Iraq y Afganistán va directamente hasta la cúpula de la administración Bush, incluido el presidente. En una guerra de ocupación brutal, donde los soldados se enfrentan a la insurgencia y a una población hospital, las atrocidades y las masacres son algo que ocurre. En la guerra de Corea los soldados norteamericanos mataron a cientos de refugiados en 1950 en la masacre de No Gun Ri, que también fue encubierta y no revelada públicamente hasta 1999. En Vietnam ocurrió en 1968, con la masacre de 500 civiles en My Lai, que cambió la opinión pública contra la guerra.
Los responsables deben ser castigados. Pero la responsabilidad última reside en esos hombres y mujeres que enviaron a los soldados en primer lugar. Este fue el precedente establecido tras la Segunda Guerra Mundial y en la Convención de Ginebra, que como ya hemos visto con la Bahía de Guantánamo y el tratamiento a los “combatientes enemigos” (por no utilizar el término prisionero de guerra) el gobierno de EEUU ignora totalmente.
Haditha, como Abu Ghraib, representa la verdadera cara de la guerra. La verdadera cara de la democracia prometida es el abuso, la tortura, las atrocidades y las masacres. Por eso la administración Bush y el ejército estaban tan desesperados por encubrir lo de Abu Ghraib y Haditha. Por eso Rumsfeld estaba furioso con los que tomaron las fotografías de los abusos en Abu Ghraib y las mostraron al público, no con los propios perpetradores. Cada Abu Ghraib, cada Haditha, y todo lo relacionado, es un clavo en el ataúd en la ocupación de Iraq y para la administración Bush. Sin duda, la masacre de Haditha es sólo la punta del iceberg en Iraq y Afganistán.
Muchos están comparando la masacre de Haditha y el impacto que tendrá con la masacre de My Lai durante la guerra de Vietnam. En la masacre de My Lai murieron asesinadas unas 500 personas, también fue encubierta. Pero cuando se conoció todo el alcance de la atrocidad, eso tuvo un efecto profundo en todos los aspectos de la guerra. La guerra cambió la imagen del ejército norteamericano y alimentó el descontento y la baja moral del ejército. Los soldados creían que los oficiales al mando encubrirían estas atrocidades. Eso dio fuerza a las fuerzas vietnamitas que luchaban contra los estadounidenses y fortaleció el movimiento contra la guerra. Aquellas personas que antes eran inconscientes ante la guerra o no estaban interesadas, tomarán nota y comenzarán a oponerse a la guerra. Después de la ofensiva Tet y la masacre de My Lai la tasa de aprobación del presidente Johnson cayó al 30 por ciento (de un 80 por ciento anteriormente) y la aprobación de su mandato en la guerra cayó al 26 por ciento. Este fue el principio del fin del imperialismo norteamericano en Vietnam y, no debemos olvidar, que EEUU perdió la guerra en casa.
Lo mismo ocurrirá en Iraq con la masacre de Haditha. Tendrá un gran impacto en todos los aspectos de la guerra. Podría perfectamente ser el principio del fin de la trágica aventura del imperialismo estadounidense en Iraq, podría tener un tremendo impacto en el frente interno. Haditha podría cambiar la marea de la opinión pública contra la guerra. Después del 11 de septiembre Bush contaba con una tasa de aprobación de casi el 90 por ciento. Las recientes encuestas sitúan esta tasa en sólo el 29 por ciento (una de las más bajas desde que se comenzó a hacer esta encuesta). Dos tercios de los encuestados dijeron que tenían poca o ninguna confianza en que Bush pudiera acabar la guerra y sólo el 23 por ciento dijo que el país iba en dirección correcta. Esto es antes de conocerse la masacre de Haditha, que sin duda bajará aún más estos niveles de aprobación alcanzando bajos históricos. Aquellos inconscientes ante la guerra tomarán nota. El movimiento contra la guerra se fortalecerá porque Haditha demuestra todas las mentiras sobre la guerra. Los llamamientos para el final de la guerra y la destitución de Bush se fortalecerán.
La masacre empujará a los iraquíes aún más a la oposición a la guerra y la ocupación. Más del 80 por ciento de la población iraquí está en contra de la ocupación y apoya a la resistencia. Haditha elevará estas cifras. Ya las autoridades iraquíes de Basora se niegan a hablar con los británicos. Haditha confirmará todos los temores peores de los iraquíes sobre EEUU. La masacre demostrará que no se puede confinar en el imperialismo norteamericano, fortalecerá los llamamientos en Iraq para que los imperialistas se vayan. ¿Cuánto tiempo será capaz de aguantar el gobierno iraquí la presión de la exigencia de que se vayan los norteamericanos?
La masacre alimentará la insurgencia. Ya hay informes de que los insurgentes y al Qaeda están utilizando el video de la masacre para ganar combatientes. Esto significará un aumento de las campañas insurgentes contra las fuerzas de ocupación y sólo significará más bajas civiles y militares. Hasta ahora han muerto ya 2.500 soldados norteamericanos y 113 británicos. Más bajas tendrán un profundo efecto tanto entre el ejército como entre la población en casa. La moral del ejército es muy baja. El 72 por ciento de los soldados en Iraq cree que EEUU debería retirarse en un año. El 25 por ciento cree que EEUU debería hacerlo inmediatamente. El 70 por ciento de las tropas consideran que su moral es baja o muy baja. El 75 por ciento cree que los oficiales muestran una pobre dirección y no les preocupa la seguridad y el bienestar de las tropas. La masacre de Haditha aumentará aún más estas cifras. Como en Vietnam, el descontento aumentará y la moral caerá en el ejército. Las dudas de los soldados sobre sus oficiales aumentarán. Muchos se preguntarán qué más se ha tapado. Algunos incluso pueden llegar a descubrir estas atrocidades. Combinando esto con el aumento de la insurgencia y más bajas, el ejército estadounidense en Iraq puede comenzar a desmoronarse. Haditha podría convertirse en el catalizador que lleve a la derrota del ejército norteamericano en Iraq.
Todo el esfuerzo bélico de EEUU se tambalea. Todas las razones para la guerra han demostrado ser mentira. Toda la hipocresía sobre llevar la democracia a Iraq a través de un ejército de “liberación” han demostrado lo que realmente es. Poco después de la invasión, el ejército norteamericano derribó una gran estatua de Sadam Hussein, creyendo que esto era un símbolo de la guerra, un símbolo de la libertad y la democracia, un símbolo de una nueva era de paz para el pueblo iraquí. Pocos años después nadie recuerda esta publicidad barata. Las promesas de libertad y paz se han sustituido con imágenes de familias asesinadas en Haditha. Igual que My Lai se convirtió en un símbolo de la guerra de Vietnam, después de años la gente recordará la guerra de Iraq como la masacre de Haditha, una atrocidad que se convertirá en el símbolo de la guerra en Iraq.