Hoy, 4 de abril, una enorme manifestación ha recorrido las calles de París en lo que es un día nacional de acción contra el odiado Contrato de Primer Empleo introducido por el gobierno de derechas de De Villepin. Según la CGT, más de 700.000 personas han participado en la manifestación, es aún mayor que la del 28 de marzo.
Los primeros datos que llegan demuestran también que las manifestaciones son más grandes también en las provincias. 125.000 en Burdeos; 90.000 en Toulouse; 45.000 en Lyon; 60.000 en Nantes y Grenoble; 50.000 en Clermont-Ferrand; 35.000 en Saint-Etienne; 30.000 en Brest ; 30.000 en Roanne ; 20.000 en Tours ; 20.000 en Orleans, etc., Según los cálculos provisionales en toda Francia según la CGT hubo más de 3 millones de personas en las calles, superando la cifra del pasado martes. En cuanto al nivel de huelgas, la CGT reconoció que el nivel de participación fue ligeramente inferior en el sector público, pero fue mayor en el sector privado. Hay que tener en cuenta que este es el quinto día de acción convocado por los dirigentes sindicales que no se han atrevido a convocar una huelga general de 24 horas, y esto introduce cierto elemento de cansancio. También algunos de los sindicatos más moderados, como la CFDT, no convocaron el día de acción en algunos sectores donde si habían convocado el pasado martes. Inevitablemente, hubo guerra de cifras entre los organizadores y el gobierno, este último intenta dar la impresión de que el movimiento es más débil. Independientemente de las cifras, la manifestación de París fue realmente impresionante. A la 1,30 horas, una hora antes del inicio de la manifestación, la Plaza de la República estaba ya llena, miles se reunían frente a la cabecera de la manifestación en su camino hacia la Plaza de Italia. Los primeros en la marcha eran los estudiantes de secundaria y universidad, pero también había muchos de ellos que no pudieron salir de la Plaza de la República hasta las 3,30 horas y los últimos contingentes sólo pudieron abandonar la plaza a las 6,30 de la tarde, cuatro horas después del inicio de la manifestación. Era impresionante ver la cantidad de jóvenes, incluidos muchos estudiantes negros y árabes, en la cabeza de los diferentes contingentes.
Después los estudiantes de secundaria y universidad organizados por universidades e institutos individuales, cada uno protegido con sus propios delegados, iba el contingente de la Federación de Padres de Estudiantes de Secundaria que ha apoyado el movimiento desde el principio y ha criticado los intentos del ministro de educación, Robien, de utilizar la policía para desbloquear los institutos. La Federación de Profesores, FSU, seguía de cerca y en gran número. Después iban los diferentes sindicatos. El contingente más grande e impresionante era el de la CGT. Entre ellos estaban los trabajadores del metro y ferrocarril (con sus bengalas rojas características), los trabajadores de Citroen, Air France, sanidad, federación metalúrgica y muchos otros. El ambiente de la manifestación era muy militante y de furia. Sin embargo, al mismo tiempo hacía un cierto sentido de esperanza. Se podía ver que muchos sentían que este día de acción era mucho más grande que la masiva demostración de fuerza del 28 de marzo y creían que el gobierno tendría que retirar el CPE.
Este sentimiento también era el resultado de divisiones muy abiertas entre primer ministro De Villepin y el ministro de interior, Sarkozy. En realidad, desde el punto de vista de la clase dominante habría sido más sabio retirar el CPE y sustituir a Sarkozy y De Villepin, para así evitar que el movimiento pueda terminar en una huelga general. El llamamiento de la Coordinadora Nacional de Estudiantes que se reunió en Lille el fin de semana pasado, era bastante claro en este punto y también propuso medidas concretas para llegar a una huelga general. Al menos dos organismos intersindicales (órganos locales y regionales formados por representantes de los sindicatos y estudiantes) han defendido una huelga general en Loire Atlantique y Gironda. Al mismo tiempo que el movimiento cada vez está más radicalizado, una amplia capa de trabajadores y estudiantes están sacando la conclusión de que sólo una huelga general puede derrotar al CPE, algunos dirigentes sindicales y estudiantiles están haciendo declaraciones favorables a la negociación. Este es el caso de la CFDT y la UNEF, que anteriormente ponían como condición previa para la negociación la retirada del CPE. Ahora dicen que están dispuestos a sentarse con la derecha mientras no sean modificaciones del CPE.
Las próximas horas serán cruciales. Los jóvenes y trabajadores franceses ya han hablado y lo han dicho claramente: quieren la retirada del CPE y por consiguiente la caída del gobierno de De Villepin. La clase dominante tiene miedo e intentará desviar el movimiento, y si eso signifique sacrificar a De Villepin no lo dudará. El movimiento de los trabajadores y estudiantes ha alcanzado tal nivel que será difícil poner fin a esta movilización sin la retirada total del CPE.