“Soy ilegal, y qué. El presidente Bush debe saber que detrás de cada indocumentado hay un estudiante brillante que no puede trabajar, y otros no pueden hacerlo porque no tienen licencia de conducir y todo eso debe de terminar ya”
Gloria Saucedo de Hermandad Mexicana Nacional
“El gigante dormido ha despertado, y lo hicieron las propias propuestas antiemigrantes… Después del 25 de marzo habrá un antes y un después”
Juan José Gutiérrez de Latinos USA
El giro a la izquierda que estamos viviendo entre los trabajadores tarde o temprano se iba a reflejar en los Estados Unidos, las revoluciones e insurrecciones que hemos presenciado en América Latina (principalmente en Venezuela y Bolivia) no nada más son inspiración para las movilizaciones que ahora estamos viendo en los Ángeles, sino han marcado un nuevo periodo en la historia de la lucha de clases y han sido tomadas por todos los trabajadores de América Latina -incluidos los migrantes latinos- como un banderazo de salida por la lucha en contra de los ataques de la burguesía.
La ley antimigrantes
El detonante de estas maravillosas movilizaciones de trabajadores migrantes ha sido la iniciativa de ley migratoria llamada “Ley Sensenbrunner”, la cual criminaliza a los trabajadores indocumentados, promueve la creación de un muro en la frontera sur de EU y en general trae restricciones brutales para los migrantes.
La excusa para promover esta reaccionaria ley ha sido la “seguridad” contra el terrorismo. Sin embargo, al igual que han utilizado este mismo argumento para restringir derechos democráticos de los trabajadores norteamericanos, intervenir militarmente en la guerra contra Irak, etc., hoy se utiliza para detener y en todo caso limitar el flujo de migrantes hacia EU.
En este punto tenemos que decir que la migración de latinos hacia EU se ha desarrollado a partir, no de una idea de los trabajadores de dejar sus tierras por conocer otros lugares, sino por el simple hecho de que los gobiernos lacayos de AL han sido incapaces de ofrecer condiciones mínimas para que los trabajadores puedan sobrevivir en sus países. Ahora el problema no nada más son los países en particular, sino el sistema capitalista que trata de exportar la crisis de los países del primer mundo a los dependientes. Esto lo hace mediante la exportación del excedente de mercancías del mercado norteamericano y utilizando la mano de obra barata para reducir los costos de producción de sus mercancías y así hacerlas más competitivas en el mercado. También el imperialismo norteamericano es el principal impulsor de la privatización de los sectores estatales controlados por los diferentes gobiernos latinoamericanos y que ha resultado en un desmantelamiento de los sindicatos, destrucción de las conquistas de los trabajadores y un deterioro del salario reduciéndolo a una cantidad raquítica.
Los principales impulsores de la migración son las políticas que impone el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial (políticas emanadas del gobierno norteamericano y seguidas a pie juntillas por los gobiernos locales). Esos son los verdaderos causantes de este flujo migratorio tan brutal, y ahora esta misma gente se queja amargamente de este problema y quiere detenerlo de una forma reaccionaria.
Fisuras en la burguesía y sus gobiernos
La discusión de esta ley en el Senado ha causado fisuras entre la burguesía norteamericana y entre los gobiernos norteamericano y latinoamericanos. Por mucho tiempo los gobiernos latinos han hablado de una cooperación igualitaria con los EU, con unas relaciones que reflejarían el porvenir de una gran amistad, etc. Sin embargo, cuando al imperialismo norteamericano le molesta cualquiera de sus acuerdos, simplemente levanta la mano y lo aplasta. En este momento se ve la verdadera realidad de los acuerdos que existen entre el imperialismo norteamericano y los gobiernos de Latinoamérica: los acuerdos a los que llega un jinete con su caballo, que a decir verdad no son muy favorables para el corcel.
Los gobiernos latinoamericanos, principalmente el mexicano, esperaban que a partir de los favores que han hecho a Bush, este se portara como un “caballero” de frente a una política migratoria que conviniera a ambas partes. Sin embargo, lo que han recibido este puñado de marionetas ha sido una patada en el trasero.
Pero la situación no acaba ahí. La migración en realidad no ha sido tan mala para todos los norteamericanos, particularmente para aquellos empresarios que contratan a los migrantes ya que eso les representa ahorrarse un importante gasto en salarios (en promedio los trabajadores migrantes reciben un salario tres veces menor que un salario de trabajador norteamericano). Es por esto que hemos visto que varios sectores de la producción se han manifestado en contra.
Lo mejor para estos capitalistas es que esta ley pueda permitir la entrada de migrantes regulada a partir de pedidos y así poder trabajar bajo las “leyes” y seguir incrementando su fortuna a costa de salarios raquíticos de migrantes sin ningún tipo de prestación y con la amenaza clara de que si protestan los pueden deportar rápidamente. En este caso la naturalización estaría descartada.
Las movilizaciones sólo el principio de un gran futuro
Sin embargo, ha sucedido algo con lo que no contaba ni el gobierno de Bush, ni los capitalistas norteamericanos; las movilizaciones han tomado por sorpresa a propios y extraños y han dejado muy claro cuál va a ser su respuesta de frente a un ataque: la movilización y la lucha.
Las movilizaciones del sábado 25 de marzo fueron brutales. Miles, tal vez millones de trabajadores y jóvenes salieron a las calles a manifestarse de forma histórica. Los datos de la participación son extraordinarios: en Los Ángeles 500 mil, en Chicago 200 mil, Denver 50 mil, Atlanta 80 mil, etc.
Se calcula que en las movilizaciones de las dos semanas anteriores en todos los Estados de EU salieron a manifestarse más de dos millones de trabajadores. Lo que por cierto demuestra que los migrates no sólo se encuentran en puestos de servicios, sino también en la producción que es la base fundamental de la sociedad, ya que ciudades como Chicago son principalmente industriales, y donde hubo una mayor afluencia.
Incluso a los mismos organizadores estas manifestaciones los han desbordado. En las universidades los jóvenes migrantes han salido a manifestarse y van de una universidad a otra invitando a que más se sumen a la lucha. El ambiente es electrizante. Las consignas más coreadas han sido “somos trabajadores, no criminales”, “hoy marchamos mañana boicoteamos” y “Día nacional sin migrantes”.
“El viernes pasado, -24 de marzo- en Atlanta, organizadores de una acción para protestar contra medidas antimigrantes informaron que 80 mil latinos no se presentaron a sus trabajos, lo cual sería una de las protestas más grandes de los tiempos recientes en Estados Unidos”. (La Jornada, 26 de marzo)
La tendencia es que si el gobierno de Bush no echa atrás cualquier ley antimigrante las protestas seguirán a la alza. Incluso el mismo día en que demagógicamente Bush organizó una reunión donde naturalizó a inmigrantes las protestas no cesaron:
“Cerca de 10 mil manifestantes marcharon por una de las principales avenidas de Detroit para llegar al edificio federal en protesta contra las iniciativas antimigrantes en consideración en Washington. Mexicanos, centroamericanos y árabes marcharon juntos para condenar medidas que criminalizarían a los indocumentados, así como quienes les brinden ayuda”.
“Mientras tanto, decenas de miles de estudiantes en varias partes del país continuaron realizando hoy acciones de protesta. Unos 10 mil estudiantes de ocho escuelas públicas en Los Ángeles y sus alrededores abandonaron sus aulas para sumarse a marchas y manifestaciones; algunos inclusive escalaron las rejas de sus escuelas cuando los administradores intentaron encerrarlos dentro de las instalaciones. En la tarde, cientos de ellos estaban en el centro de la ciudad coreando consignas, algunos acompañados por sus maestros y directores, quienes asistieron con el pretexto de que los estaban escoltando como medida de seguridad”.
“En Dallas, cientos de estudiantes también abandonaron sus aulas en acción de protesta, saliendo de varias preparatorias para sumarse a una manifestación en un parque municipal. Estudiantes en Houston, Oakland y San Francisco realizaron acciones parecidas; hasta en Salt Lake City, Utah, salieron estudiantes de dos escuelas”. (La jornada, 29 de marzo)
La unidad de los trabajadores americanos
Estas movilizaciones tendrán consecuencias muy importantes, no nada más en la conciencia de los trabajadores migrantes, sino en todos los trabajadores norteamericanos. Los ataques a los niveles de vida de los trabajadores norteamericanos han estado a la orden del día. Las insinuaciones del gobierno por tratar de atacar el sistema de pensiones y jubilaciones es uno de los puntos más candentes de cara a los futuros meses o años. Los salarios están estancados desde hace más de cinco años y la perspectiva no es de que vayan a subir. La burguesía en este punto también ha utilizado a los migrantes para presionar hacia la baja los salarios del resto de los trabajadores y con esto tratar de enrarecer el ambiente con discursos racistas, etc.
Los próximos años seremos testigos de cómo estas movilizaciones de migrantes se repetirán, pero la próxima vez será cualitativamente superior ya que no saldrán sólo los migrantes, sino los trabajadores norteamericanos unidos con consignas unificadas. No hay otro camino para los trabajadores más que la lucha unificada en contra de los explotadores. Los mismos que hoy promueven estas leyes antimigrantes serán los que mañana atacarán al sistema de pensiones: los mismos que han arrastrado a la intervención militar en Irak (que hasta hoy ha costado más de 2000 muertos de jóvenes norteamericanos), etc.
La única forma de echar atrás estas políticas reaccionarias y lesivas para todos los trabajadores -por encima de cualquier nacionalidad- es mediante la preparación de una huelga general. El “día sin migrantes” se tiene que convertir en un “día sin trabajadores”, en la cual las consignas sean:
¡No a la ley antimigrante!
¡Alto a la guerra en Irak!
¡Por un gobierno de los trabajadores, fuera el gobierno de Bush!