Es común la afirmación en algunos círculos de intelectuales "de izquierda", y entre trabajadores golpeados por las derrotas del pasado que tuvieron la desgracia de caer bajo su influencia, de que las actuales condiciones de vida y de trabajo "diluyen" la conciencia de la clase obrera y le impiden jugar un papel dirigente en la lucha por el socialismo.