El asesinato del principal dirigente y negociador en jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, mientras se encontraba en Teherán, forma parte de un cínico intento del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de provocar una escalada del conflicto en Oriente Medio con el único objetivo de mantenerse en el poder. Para ello cuenta con la complicidad del imperialismo occidental, que le permite mantenerse en el cargo, como su principal aliado fiable en la región.