Perspectivas para Argentina 2018: Congreso CSM Argentina Última Parte

En los primeros días de febrero la Corriente Socialista Militante, Sección Argentina de la Corriente Marxista Internacional realizó un nuevo Congreso anual partidario, sesionando en Rosario los días 3 y 4 de febrero. La caracterización de la Situación Internacional, su expresión en la región, la etapa que atravesamos de la lucha de clases, el salto cualitativo en la conciencia y en la lucha de masas contra los embates del gobierno de Macri Cambiemos, el papel de los Jefes Sindicales y otros temas fueron motivo de este valioso y rico encuentro entre los camaradas de la CSM. Las conclusiones y la construcción de un Partido de clase y nuestra construcción fueron el cierre de las jornadas de debate.

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Las principales conclusiones están disponibles para nuestros lectores en dos entregas.

El movimiento de masas

Esta política ejemplificadora para algunos sindicatos, en tanto que sus Jefes están imputados por corrupción, desvío de dineros, droga, etc. es un claro mensaje a la totalidad de los jefes sindicales para que no hagan olas ante la aprobación de la Reforma Laboral en marzo/abril.

Cambiemos no pudo imponer la reforma laboral tan solo con el impulso del triunfo electoral en las Legislativas, ya que la aprobación de la reforma previsional tuvo un altísimo costo político.

El costo político fue profundo y frenaron la iniciativa ante la caída en la popularidad de Mauricio Macri. Incluso la intención de convocar a sesiones extraordinarias en el Congreso se vio también frustrada en la medida que las relaciones políticas con sus aliados se vieron sacudidas ante los acontecimientos en las afuera del Congreso el 18 de diciembre.

¿Esto supone que Cambiemos y Macri hayan perdido la iniciativa política? Creemos que no. Por el contrario, están preparando la situación que viene logrando el mejor escenario posible para hacer pasar la reforma.

El descabezamiento de las direcciones obreras resulta una pieza clave así como la intimidación del movimiento de masas a partir de las causas armadas, es también necesaria para doblegar la voluntad de lucha. Descabezar las direcciones sean cuales sean, es el objetivo del gobierno.

Cambiemos sabe que las fuerzas que anidan en el seno de las masas son formidables y así se demostró en las jornadas del 29 de noviembre, el 14 y 18 de diciembre cuando miles de jóvenes luchaban por un futuro diferente a la desocupación y el hambre, junto a las columnas obreras que estuvieron y mantenían un sentimiento de apoyo a su lucha.

Los cacerolazos en CABA, Lanús, Avellaneda, etc. demuestran un potencial enorme, voluntad de conservar y defender las conquistas de años de lucha y sufrimiento por parte de los trabajadores. Cabe destacar que los cacerolazos en CABA fueron un punto de inflexión en la base macrista, que ha comenzado un proceso de ruptura.

Es por esto que se ha configurado un aceitado andamiaje de infiltración en las movilizaciones, intimidación al movimiento de masas, encarcelamiento de los opositores de todos los colores. Sean de los grupos kirchneristas, sus diputados o activistas, luchadores de los grupos de izquierda y diputados de izquierda o movimientos sociales.

Pero, habiendo descripto lo que Cambiemos pergeña y las dificultades que tiene el movimiento revolucionario, aún hay posibilidades de que se cambie de manera favorable las perspectivas políticas. Estamos en presencia de una formidable situación en el país.

La clase obrera, los trabajadores, la juventud mantienen los músculos intactos. Lo que hace falta es una dirección adecuada al momento histórico.

Como señalamos en materiales anteriores, el gobierno de Mauricio Macri ha dilapidado su caudal de adhesión, que tuvo su punto más alto en las elecciones de 2015.

La experiencia de las masas desde las elecciones de diciembre 2015 a las legislativas 2017, con tarifazos, inflación, apertura de las importaciones, endeudamiento externo, desocupación, fue incrementando la bronca social que igualmente no se expresó en las votaciones legislativas pero que sí tuvo su punto de inflexión en la aprobación de la reforma previsional.

El envalentonamiento del gobierno a posteriori de las legislativas 2017 dio en la cara al gobierno Macri con las jornadas de diciembre ante la aprobación de la Reforma Previsional.

El 29 de noviembre, el 14 y 18 de diciembre no fueron infiltrados, no fue un grupo de lúmpenes o descompuestos los que protagonizaron la respuesta popular,fueron las formidables columnas obreras. Los cientos de jóvenes que lucharon contra la represión representan el enojo, la bronca contra un futuro lleno de penurias, hambre y desocupación.

La idea de la lucha y de la violencia

Mucho se ha cuestionado y desautorizado a la bronca popular. Mediáticamente se estigmatizó y se estigmatiza y se judicializa a los activistas y manifestantes que luchan, participan en movilizaciones, o resisten los embates del gran capital.

Los medios masivos de comunicación escritos, televisivos afines al macrismo han bombardeado en todas las formas posibles la lucha popular. La mentira, la tergiversación, el armado de causas, la justificación del garrote a la casi totalidad de la oposición.

El ejemplo más burdo y crudo fue el estigma del pueblo Mapuche. Ya dijimos en materiales escritos, en nuestra web y volantes repartidos en movilizaciones que tras esta estigmatización estaban los grandes negocios de la tierra, agro negocios o inmobiliarios, además del negocio de las mineras y la idea del macrismo de modificar la Ley de Glaciares.

Si algún inocente o distraído le quedan dudas sobre la conducta de la burguesía intrínsecamente aliada al imperialismo, ésta sólo aspira a subastar por monedas los bienes del país a burgueses propios y extranjeros.

Al macrismo no le otorgamos ningún derecho y autoridad moral para juzgar a nadie. Impugnamos su prepotencia surgida de la impunidad sostenida por propios y ajenos. Por un lado, sostenida por los Jefes Sindicales que con la política de conciliar entre clases antagónicas sostienen este régimen hambreador. Los Jefes cegetistas son una casta dentro de nuestras organizaciones de masas que deben ser removidos, resulta una casta enraizada en los dineros del estado capitalista. Por el otro, los dirigentes kirchneristas que dan gobernabilidad a un régimen que sacude los cimientos de la sociedad en términos de saqueo. Saqueo de los bolsillos de los trabajadores, con enormes transferencias de dinero desde los bolsillos de los sectores populares a las arcas capitalistas. Un régimen que en tan solo dos años de gobierno avanzó sobre las condiciones de vida de millones de ciudadanos de a pie. Y toda la política de lucha se reduce a llegar al 2019 para poner alguien diferente a Macri en la Rosada.

Lo que vemos es la bancarrota política, ideológica y económica del reformismo. Sin posibilidad de reformas anida la traición del reformismo. Es la debacle lógica de las direcciones reformistas ante la crisis mundial capitalista.

Entonces debemos comprender fenómenos políticos como los vividos el 14 y18 de diciembre ante el Congreso. Nos referimos a los enfrentamientos callejeros entre los miles de jóvenes y las fuerzas de seguridad.

No acordamos que la tarea hoy sea tirar piedras, el enfrentamiento con las fuerzas de seguridad. La lucha, la movilización fue desacreditada y relegada a un segundo plano. Lejos de fortalecer al movimiento, en parte se debilita por estas acciones, ofreciendo un flanco apreciable para la burguesía y sus escribas a sueldo.

La tarea de hoy es política, ideológica, reivindicativa y organizativa con lo mejor y lo más lúcido de la vanguardia obrera y juvenil.

Sabemos que la violencia anida en las relaciones de producción capitalista. La violencia se legítima una vez que se traduce o materializa en las masas. Cuando se enraíza en ellas el programa revolucionario, entonces resulta su estadio superior.

Es la propiedad privada encorsetada en las relaciones jurídicas de producción la que asfixia a las fuerzas productivas. Y la revolución no es más que la rebelión de las fuerzas productivas. Entonces la violencia revolucionaria de las masas no solo se legitima sino aparece como una necesidad de las masas y su vanguardia para sostener y que perduren en el tiempo la revolución victoriosa.

Entonces, el papel de la dirección política en este proceso es de acompañar y facilitar la organización y la toma de consciencia de la clase trabajadora brindándole las herramientas necesarias para que ésta pueda cumplir con su tarea histórica de acabar con el capitalismo, es decir una dirección política y las reivindicaciones transitorias que le permitan avanzar en cada etapa. Y en esto la violencia como parte de este proceso y de la etapa que le corresponde.

En esto debemos ser críticos y rigurosos con las direcciones de la izquierda ya que no fueron los cientos de jóvenes militantes que combatieron en las jornadas del 14 y 18 de diciembre responsables de tales acciones, sino sus direcciones que no plantearon las tareas correctas y de esta manera minimizar los riesgos que la situación planteaba.

Un régimen a la deriva - Hacia dónde vamos

“Es, pues, evidente que la burguesía ya no es capaz de seguir desempeñando el papel de clase dominante de la sociedad ni de imponer a ésta, como ley reguladora, las condiciones de existencia de su clase. No es capaz de dominar porque no es capaz de asegurar a su esclavo la existencia ni siquiera dentro del marco de la esclavitud, porque se ve obligada a dejarlo decaer hasta el punto de tener que mantenerlo, en lugar de ser mantenida por él. La sociedad ya no puede seguir viviendo bajo su dominación; lo que equivale a decir que la existencia de la burguesía es, en lo sucesivo, incompatible con la de la sociedad” (El Manifiesto Comunista)

Contrariamente a las ilusiones de los políticos reformistas de que es posible una vida diferente en los marcos de la descomposición capitalista, la desocupación masiva ha vuelto a extenderse por todo el mundo como una mancha de aceite. Las elevadas tasas de desempleo que siguen registrándose a nivel mundial y la persistencia del empleo vulnerable en muchas economías emergentes y en desarrollo siguen afectando el mundo del trabajo, advierte un nuevo informe de la OIT.

El dato final del desempleo para 2015 se calcula en 197,1 millones de personas y en 2016 está previsto que aumente alrededor de 2,3 millones para situarse en 199,4 millones. Es probable que otros 1,1 millones de desempleados se agreguen a la cifra en 2017, según el informe de la OIT Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2016 (WESO, en inglés).

“La significativa desaceleración de las economías emergentes junto a una drástica disminución de los precios de las materias primas tiene un efecto negativo sobre el mundo del trabajo”, declaró el Director General de la OIT, Guy Ryder.“Muchos trabajadores y trabajadoras tienen que aceptar empleos mal remunerados, tanto en las economías emergentes como en las en desarrollo y, cada vez más, en los países desarrollados. A pesar de la disminución del número de desempleados en algunos países de la Unión Europea y en Estados Unidos, demasiadas personas aún no tienen trabajo. Es necesario emprender una acción urgente para estimular las oportunidades de trabajo decente, o corremos el riesgo de que se intensifiquen las tensiones sociales”.

El INDEC en Argentina difundió datos preocupantes para el 2017 sobre la evolución del empleo en el país:“la tasa de desempleosubió a 9,2% en el primer trimestre de este año, con un alza de 1,6 punto porcentual respecto del cuarto trimestre de 2016 cuando había sido de 7,6 por ciento.”Fuente INDEC 14 junio de 2017

Desde un punto de vista capitalista la premisa máxima del sistema es maximizar la ganancia de los capitalistas o burguesía moderna, propietarios de los medios de producción. Marx calificó al sistema de mercado como un “sistema de producción para la ganancia”, y cuya expresión más nefasta es la desigualdad.

La burguesía, es ya de por sí fruto de un largo proceso de desarrollo, de una serie de revoluciones en el modo de producción y de cambio.El capitalismo como sistema social generó un salto cualitativo de las fuerzas productivas creando y unificando al planeta a través del mercado mundial; mediante la explotación del mercado mundial, conquistándolo; la burguesía ha dado un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países. En la actualidad, la crisis sistémica ha roto el equilibrio y entramos en una época de revoluciones y contrarrevoluciones.

“Las fuerzas productivas de que dispone no favorecen ya el régimen de la propiedad burguesa; por el contrario, resultan demasiado poderosas para estas relaciones, que constituyen un obstáculo para su desarrollo; y cada vez que las fuerzas productivas salvan este obstáculo, precipitan en el desorden a toda la sociedad burguesa y amenazan la existencia de la propiedad burguesa.

Las relaciones burguesas resultan demasiado estrechas para contener las riquezas creadas en su seno. ¿Cómo vence esta crisis la burguesía? De una parte, por la destrucción obligada de una masa de fuerzas productivas; de otra, por la conquista de nuevos mercados y la explotación más intensa de los antiguos. ¿De qué modo lo hace, pues? Preparando crisis más extensas y más violentas y disminuyendo los medios de prevenirlas.

Las armas de que se sirvió la burguesía para derribar al feudalismo se vuelven ahora contra la propia burguesía. Pero la burguesía no ha forjado solamente las armas que deben darle muerte; ha producido también los hombres que empuñarán esas armas: los obreros modernos, los proletarios.” Marx El Manifiesto Comunista

Como dice Marx en el Manifiesto Comunista la burguesía, el capitalismo ha dado todo de sí como sistema.

Ahora bien, esto no supone que la burguesía diga al conjunto de la sociedad, “como ya hemos cumplido nuestro papel en la historia de la humanidad, de manera progresista, desarrollando las fuerzas productivas, y hoy ese papel lo hemos dejado de cumplir transformándonos en una clase social que frena el desarrollo de las fuerzas de producción y por lo tanto el desarrollo de la humanidad y solo ofrecemos un futuro de hambre, guerras y desocupación, entonces, nos retiraremos de la escena para dar paso a la única clase social moderna -la clase obrera-, capaz de liderar un proceso revolucionario”; pensar esto es tan solo una utopía reaccionaria.

Una clase social no sale de la escena de la historia, sino y solo a condición de que las premisas materiales estén maduras para que esto suceda y de la acción consciente de la clase revolucionaria.

Nos encontramos en las condiciones objetivas adecuadas para el paso a una nueva legalidad. Solo falta resolver el factor subjetivo, la construcción del Partido de la Revolución Mundial y su sección en Argentina.

Como dijimos más arriba, estamos en presencia de una situación inédita en Argentina,

No podemos y no debemos esquematizar las situaciones políticas. Los fenómenos químicamente puros están reñidos con la realidad de la lucha de clases.

Existen situaciones intermedias, grises. No debemos analizarlas en términos si hay una situación revolucionaria o contrarrevolucionaria, o si es una situación revolucionaria a secas.

En el momento actual se encuentra signado por una serie de medidas reaccionarias desde el gobierno de Cambiemos y hay, como señalamos, una respuesta por parte de los de abajo.

Pero, esta respuesta que se expresó en los últimos acontecimientos de noviembre/diciembre del 2017 marcó un punto de inflexión de la situación política y del estado de ánimo de las masas, que son frenadas por el conjunto de las direcciones políticas y sindicales del régimen burgués.

Las masas han desplegado en lo que va del 2015 a hoy, unas fuerzas formidable en la voluntad de lucha. Podemos agregar que las condiciones subjetivas se encuentran a la izquierda, son las direcciones las que frenan el proceso de avance de las mismas.

Creemos que es correcto el pronóstico de las Perspectivas para Argentina del 2016 y que se concentra en la cita que transcribimos abajo:

“Las condiciones para que suceda nuevamente una situación como las jornadas de 2001 están en camino de maduración ante los signos de hartazgo de sectores de las masas. El balance y las enseñanzas de la época pasada y las venideras deben ser un elemento primordial para que nuestro grupo pueda ser parte activa y consciente para forjar una dirección revolucionaria que plantee la política correcta, que nos conecte no sólo con el movimiento de masas sino además con el sector de la vanguardia más lúcido.”

“La derrota del peronismo/kirchnerismo y el asalto al poder del gobierno de las corporaciones y las empresas extranjeras, que está rediseñando el Estado, el gobierno y la sociedad como una agencia de los EE.UU., le plantea al peronismo, ya en crisis histórica, un nuevo punto de inflexión ante las masas. El movimiento nacionalista de masas, de base obrera, ha encontrado en la dicotomía patria o buitres una alternativa de hierro: o entierran todas sus desteñidas banderas antimperialistas y se consagran como socios de Macri y de los EE.UU.; o construyen un nuevo movimiento con las fuerzas de las plazas, de la clase obrera, de la juventud y construye un frente antimperialista. Esta segunda opción implica abandonar por la base obrera y popular de los K, la apuesta policlasista y dirimir la confrontación con la burguesía nacional y el imperialismo en líneas de clase.”

No sabíamos con exactitud el cómo se iban a desarrollar los acontecimientos, pero sí teníamos la certeza que el pronóstico que hacíamos era el correcto.

La nación deja de avanzar. El freno del desarrollo de lo económica y, aún más, su regresión significan que el sistema capitalista de producción se ha desgastado por completo y que debe ceder su lugar al sistema socialista.

Nos encontramos ante una situación de extrema inestabilidad y polarización entre las clases sociales, si aún no se ha trocado en una diferente es por los límites que las actuales direcciones imponen al movimiento de masas. El 2018 se abre en el país una situación de convulsión y muy probablemente una situación pre revolucionaria.

Nuestros pronósticos siguen intactos. El pueblo argentino se encuentra en una encrucijada: un camino lleva a la revolución socialista, el otro a la catástrofe macrista.

Pero también es verdad que para que esto último suceda es necesario que la clase obrera y el conjunto de los trabajadores sean derrotadosy para esto debe mediar una traición aún más profunda por parte del reformismo kirchnerista. Cambiemos, es un gobierno que a cada paso aprende de sus errores políticos y redobla la apuesta contra el movimiento de masas en su talón de Aquiles: su dirección traidora, reformista o infantilista.

Estamos en presencia de severas convulsiones y enfrentamientos callejeros, solo basta ver la marcha del 21 de febrero convocada por el moyanismo o el paro de 24hs de bancarios y en caso de no obtener respuestas de las cámaras patronales, la apuesta se redobla hacia un paro de 48 y 72hs. La evolución de la situación va a ir de la mano de que las masas hagan su experiencia con las direcciones reformistas y el acierto de la izquierda en calar en las bases obreras y de la juventud.

Creemos que estos factores, de no darse, serán un límite que puede retrasar esta maduración, por lo tanto, debemos manejar un pronóstico alternativo en tanto el macrismo pueda sortear la resistencia de las masas. La transformación de una situación a otra depende de la resolución del factor subjetivo y en esto resulta fundamental el papel de la vanguardia revolucionaria y como parte de ella, el FIT.

Nos encontramos en un proceso de transición hacia un desgaste de las ilusiones en el kirchnerismo por parte de un sector importante de las masas, este malestar crece en tanto y en cuanto no se ofrece una salida a los problemas cotidianos.

Hoy a casi un mes de comenzar al año, el proceso se encuentra a un paso de una situación pre revolucionaria. Podemos afirmar que el punto de inflexión que se produjo en diciembre 2017 nos ubica a las puertas de una situación pre revolucionaria, a pesar de las direcciones traidoras y reformistas.

El capitalismo y la burguesía criolla no pueden dar más concesiones. La reforma laboral resulta una nueva prueba de fuego para los explotados, independientemente de cómo pase si parcial o totalmente, por rama, por convenio colectivo, etc.

Y en esto las masas pasaran por el caldero de la lucha de clases. Se trata entonces de acompañar este proceso y sacar las conclusiones correctas en cada fase de la lucha, forjando en el yunque las mejores ideas de la revolución y que éstas sean fuerza material del proceso revolucionario.

La izquierda tiene nuevamente una posibilidad histórica de erigirse como dirección de los explotados.

Qué hacer? Construir el partido de clase – Construir la Corriente Socialista Militante

 El FIT ha comenzado a transformarse en una referencia entre las masas, favorecido por la inercia de la dirección kirchnerista, dejando en muchos lugares de ser un pequeño grupo para disputar electoralmente codo a codo con la burguesía en muchas provincias.

Pero también dijimos en diferentes materiales que los explotados no cuentan con un partido de clase que defienda los intereses del conjunto de los trabajadores en el país.

La propuesta de construcción de un partido obrero independiente basado en los sindicatos y su posible participación electoral resulta una tarea para el movimiento revolucionario de primer orden.

Hemos visto que en una primera fase de la historia del movimiento obrero argentino, de su conformación, ligada fundamentalmente a las corrientes inmigratorias de Europa, jugaron un papel primordial en tanto conciencia clasista y socialista. Fueron una serie de factores combinados que dio la posibilidad del surgimiento del peronismo, eclipsando de manera transitoria la tarea de la construcción del Partido Obrero independiente.

Tal tarea lleva un retraso de más de 50 años. Creemos que es hora de llevar adelante este debate con la vanguardia obrera y la juventud. Más arriba hemos planteado que la clase obrera y los trabajadores comenzaron hacer una experiencia con el kirchnerismo que no da respuesta a los problemas cotidianos y nacionales.

Sabemos de las dificultades que la izquierda mantiene con la base que aún abriga ilusiones en CFK, se trata entonces de que tal consigna abra este debate en términos de una posibilidad cierta de amalgamar a la vanguardia obrera de diferentes partidos políticos en esta tarea impostergable. Por último, como señala León Trotsky en las siguientes citas, no son tareas separadas o contrapuestas, la construcción del Partido Obrero independiente y nuestra construcción.

Trotsky: ¿Cómo luchar por un Partido Obrero en los Estados Unidos? (abril de 1938):

“Ahora, en los EEUU, podemos decir que los aspectos característicos del desarrollo inglés están presentes de una forma aún más concentrada y enmarcados en un período de tiempo más corto, porque la Historia de los EEUU es más corta. […] ¿Qué significa este hecho? Significa que antes de que fueran organizados los sindicatos transcurrió un largo período en los EEUU y que, ahora que existen verdaderos sindicatos, estos tienen que seguir el mismo curso que los ingleses. Esto quiere decir que, en una fase de decadencia capitalista, se verán obligados a recurrir a la acción política. Creo que esta es la cuestión más importante de todo el problema”.

Luego Trotsky sigue con una advertencia: “¿Qué significa esto? ¿Qué estamos seguros de que la clase trabajadora, los sindicatos, van a hacer suya la consigna de un Partido obrero? No, no estamos seguros de que los trabajadores la apoyen. Cuando la lucha empieza, no podemos estar seguros de salir victoriosos. Solamente podemos afirmar que nuestra consigna responde a la situación objetiva, que los mejores elementos la comprenderán, y que los más atrasados, que no la comprenden, se verán obligados a dar una respuesta”.

Luego señala la tarea combinada de construir el Partido Obrero Independiente con la de la construcción del partido obrero revolucionario (el SWP):

“¿Debemos emplear ambas consignas o solo una de ellas? Yo diría que ambas. La primera, un Partido obrero independiente, prepara el camino para nuestro Partido. Al ayudar a los trabajadores a avanzar, nos facilita el camino. Tal es el sentido de nuestra consigna”.

Finalmente esta última cita se puede pensar en relación a Radicales y Peronistas y cómo estos dos movimientos jugaron en la clase obrera.

“Debemos explicar a los trabajadores lo que este Partido quiere ser: un Partido independiente, no supeditado a Roosevelt o La Follette, sino un aparato al servicio de los propios trabajadores. Ese es el motivo por el que debe presentar sus propios candidatos”.

Nos encontramos en momentos transcendentales. Si observamos en Brasil, Honduras, Venezuela, Argentina o Europa nos hallamos en un período de crisis, de choques y cambios repentinos. La lucha de clases se polariza día a día, donde antes había estabilidad política, hay una inestabilidad creciente.

Decimos junto al documento de perspectivas mundiales “Debemos seguir el proceso a medida que se desarrolla. Debemos armarnos de paciencia revolucionaria, ya que es imposible imponer nuestro propio calendario a los acontecimientos que deben seguir su propio curso según su propia velocidad. Pero también debemos estar preparados para cambios bruscos y repentinos, que están implícitos en toda la situación. Los acontecimientos colosales pueden venir sobre nosotros mucho antes de lo que pensamos. No hay lugar para la complacencia. Debemos crear las fuerzas de la CMI lo antes posible. Debemos tener un sentido de urgencia. Estamos en el camino correcto. Debemos demostrar en la acción y en la práctica que somos los verdaderos y dignos herederos de las tradiciones de 1917, de Lenin y Trotsky, y de la Revolución Bolchevique.”

“Nuestra posición como organización revolucionaria no puede estar determinada o influenciada en modo alguno por los prejuicios de esta capa. Nuestras tácticas se basan en la situación real: la crisis orgánica del capitalismo, que a su vez está produciendo una nueva generación de luchadores de clase, que será mucho más revolucionaria que la generación anterior. Debemos basarnos en la juventud: tanto los estudiantes universitarios como los estudiantes de las escuelas y, sobre todo, la juventud obrera, cruelmente explotada y abierta a las ideas revolucionarias.”

Debemos tener paciencia, ser firmes en los principios y métodos revolucionarios. Tenemos que tener confianza en la clase obrera y los trabajadores, ya que no solo es la clase moderna y creativa por excelencia, sino también la única clase potencialmente revolucionaria. La táctica de frente único, las tradiciones y métodos del marxismo revolucionario, como así la necesidad del debate y la acción deben ser las armas para los embates futuros contra el gran capital.

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