La lucha de clases en México ha entrado a una nueva etapa. Como no se había visto en décadas, desde hace meses las masas oprimidas se han volcado a las calles demostrando su hartazgo hacia la opresión y explotación capitalista. A lo largo de dos décadas y media la burguesía ha lanzado todo tipo de ataques a la clase trabajadora y al campesinado pobre para arrebatarles las conquistas del pasado. El resultado de todo ello ha sido el recrudecimiento de la miseria y su expansión hacia más de la mitad de la población, fenómeno que se ha desarrollado al lado de un profundo proceso de enorme concentración de riquezas en manos de un puñado de empresarios y banqueros. Un ejemplo que ilustra de manera patética este último caso es el del empresario Carlos Slim, quien ha experimentando un meteórico ascenso transformándose en el segundo hombre más rico del planeta.
Contradicciones como estas son las que subyacen y las que explican el origen de la insurrección revolucionaria de Oaxaca y el movimiento antifraude electoral que movilizó a millones de desposeídos en todo el país durante el 2006. Estos acontecimientos representaron un punto de inflexión en la situación, marcando la pauta para el arranque de un proceso revolucionario en México. Estamos hablando de jornadas de lucha en las cuales las masas oprimidas rompieron con la rutina para participar por millones en política por medio de movilizaciones, concentraciones, plantones, además de organizar asambleas y comités de lucha. El régimen prácticamente quedó paralizado durante esos meses. En Oaxaca incluso las cosas fueron mas lejos cuando las masas oprimidas, por medio de su órgano de poder, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), instalaron cientos de barricadas en toda la capital de aquel estado y expropiaron temporalmente algunas estaciones de radio y televisión. Retomando las palabras de Lenin, en las jornadas revolucionarias del 2006 aparecieron "en la escena política, como combatiente activo, las masas, que siempre se mantuvieron en la sombra..."
Durante esos meses de guerra de clases, las masas trabajadoras pusieron todo de su parte y demostraron con creses no sólo su deseo, sino además su fortaleza para trasformar radicalmente su realidad. Sin embargo, como ha sucedido tantas veces en la historia ante la ausencia de una dirección revolucionaria decidida a ir hasta las últimas consecuencias, los dirigentes se encargaron de frenar a las masas oprimidas no llamando a acciones contundentes y evitando a toda costa la unidad en el movimiento. Por un lado vimos a la dirección de la APPO limitando al movimiento a demandas locales, condenando a la insurrección oaxaqueña al aislamiento; por otro lado vimos a los dirigentes sindicales (UNT, CROM, FST, etcétera) maniobrando para evitar que los sindicatos participaran en la lucha contra el fraude; y también vimos a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no escuchando al movimiento que reclamaba una huelga general para derrotar la imposición de Calderón en la presidencia de la República por medio del fraude electoral. Con su política estos dirigentes demostraron su desconfianza en los trabajadores y permitieron que Calderón se instalara en el poder el pasado 1 de diciembre, además de que facilitaron la derrota de la APPO.
Pero a pesar de estos resultados, un factor de especial relevancia a destacar es el hecho de que todos esos meses significaron un salto en la consciencia por parte de las masas, reflejo de ello es el que esas jornadas de lucha, que ha sido las mas intensas desde hace décadas, se desarrollaron tendiendo como principales objetivos ya no demandas económicas, sino políticas: la caída del gobernados de Oaxaca Ulises Ruiz e impedir la imposición de Felipe Calderón. Además esas jornadas se trasformaron en una magnifica escuela de lucha revolucionaria. Los millones de trabajadores y campesinos luchando desarrollaron mucha experiencia y sacaron serias e importantes lecciones que serán de especial trascendencia en las luchas que se avecinan. En pocos meses el movimiento obrero y campesino sufrió un desarrollo para el cual en condiciones normales se habrían necesitado años o décadas. Por encima de que Calderón finalmente se haya instalado en el poder, esto último es lo verdaderamente relevante del periodo de lucha de clases que vivimos especialmente durante el segundo semestre del 2006.
Además, como otro elemento importante resaltar, a pesar de que la burguesía logró salirse con la suya imponiendo el fraude electoral, las masas no están desmoralizadas, sino todo lo contrario. Y en el caso de Oaxaca con toda seguridad se puede decir lo mismo: a pesar del serio revés sufrido por la APPO (el cual puede ser temporal si los dirigentes no comenten los mismos errores) el movimiento de las masas oaxaqueñas se mantiene firme y no da muestras de que exista un ambiente de derrota, prueba de ello es la decisión del magisterio democrático de esta entidad el cual se ha unido a la convocatoria de huelga general del 2 de mayo. Seguramente al lado del magisterio otros sectores de la clase trabajadora oaxaqueña se unirán a esta huelga. A nadie le deberá extrañar que, tras las jornadas del 1 y 2 de mayo el estado en el que la huelga general haya arrastrado a más trabajadores sea precisamente Oaxaca, ratificándose de este modo las convicciones y tradiciones revolucionarias de esta sureña entidad.
El fraude electoral y la incursión violenta del Estado para aplastar a la APPO lejos quedaron de cubrir los objetivos de la burguesía: desmoralizar a las masas obreras y campesina. Por el contrario, todo ello sólo sirvió para avivar las llamas de la lucha de clases. Ejemplo de ello es que Calderón sólo pudo tomar el poder el 1 de diciembre en medio del operativo militar y policíaco jamás visto antes en la historia moderna de México.
Calderón, además de instalar un gobierno particularmente débil, se ve obligado a tomar el poder en medio de los acontecimientos más convulsivos en muchos años y en un momento en que la economía ha experimentado todo un sexenio de estancamiento. No obstante esto último, añadiéndose además a este predicamento la caída de los precios internacionales del petróleo y un menor ritmo de la economía del imperialismo yanqui, destino de aproximadamente el 85% de las exportaciones mexicanas.
Bajo estas condiciones, ya con el nuevo gobierno del PAN representado por Calderón, los ataques se presentaron en cuestión de pocas semanas, el primero de ellos fue el golpe especulativo de los monopolios mexicanos del maíz, Maseca y Minsa, para encarecer el costo en el mercado nacional de esta materia prima provocando al mismo tiempo el alza significativa del precio de la tortilla (principal alimento de la dieta mexicana) y de otra serie de productos básicos. Todo ello a finales de diciembre del 2006 y principios de enero de este año.
Este ataque fue respondido con movilizaciones y, en contra de la voluntad de los dirigentes, los sindicatos independientes jugaron un papel mas activo esta vez convocando movilizaciones y reclamando aumento salarial de emergencia. Ante ello, y producto del habitual aumento pírrico que se otorga cada 1 de enero a los salarios mínimos, otro resultado de esas movilizaciones fue el llamado a huelga general para el 2 de mayo.
Como en otras ocasiones desde los primeros años del expresidente Fox, esta no era la primera vez que se hacia esta clase de llamado. Durante el pasado sexenio se amago repetidas veces con la huelga general, e incluso se hizo esta clase de convocatoria en dos o tres oportunidades, pero jamás se hizo de manera seria por parte de los dirigentes sindicales. Y en esta nueva ocasión sucedió lo mismo.
Sin embargo la burguesía tiene prisa, la situación económica empeora y además tuvo que experimentar seis años, todo lo que duró el gobierno del Fox, en los cuales sus principales contrarreformas no pudieron prosperar. Durante ese periodo, a excepción del ataque al régimen de jubilaciones y pensiones de los trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el resto de los planes de la burguesía contra la clase trabajadora que pretendía implementar por medio del gobierno de Fox, se vieron frustrados. Cada intento de ataque por parte de Fox fue repelido por los trabajadores en las calles. Este aspecto ya era un claro indicador del periodo de recuperación y ascenso en el que ya había entrado el movimiento obrero por aquellos años, preparando de esta manera el periodo revolucionario que arrancaría tras el fraude electoral del 2 de julio y la insurrección del pueblo oaxaqueño.
Pero repetimos, la burguesía ya ha esperado años para avanzar sobre sus contrarreformas más añoradas, además no se jugó el pellejo con el fraude electoral e imponer a Calderón por ese medio para que las cosas sigan igual, sino todo lo contrario. Siendo ello así es como se la burguesía se propuso eliminar el viejo régimen de pensiones de los trabajadores al servicio del Estado, modificando la Ley del ISSSTE a finales de marzo pasado.
Apoyándose en la mayoría que Calderón tiene con las fracciones parlamentarias del PAN y el PRI, además de otros partidos pequeños, este ataque salió adelante, cuestión que no pudo impedir el PRD el cual se opuso a esta medida pero basándose exclusivamente en la lucha parlamentaria y sin convocar a ninguna clase de movilización.
Pero a pesar de ello, la respuesta de los trabajadores fue bastante buena obligando a sus sindicatos a movilizarse y en algunos casos miles de sindicalistas universitarios, especialmente los de la UNAM, el IPN y la UAM, y otros que trabajan al servio del Estado, por encima de sus dirigentes realizaron un estupendo paro laboral el 27 de marzo. Un caso a destacar es el del magisterio, sindicato dirigido por Elba Esther Gordillo quien junto con Joel Ayala, dirigentes de la FSTSE, federación que agrupa a la mayor parte de los sindicatos de empelados públicos, fueron los principales puntos de apoyo dentro del movimiento obrero para que Calderón pudiera atacar a la Ley del ISSSTE. En el caso del sindicato del magisterio, el SNTE, se unió al paro una parte significativa del sector democrático de este gremio. Pero no sólo ellos, también se unieron a las acciones de protesta y al paro distintas secciones sindicales controladas por los charros al servicio de Elba Esther Gordillo. Esta participación le dio gran impulso al paro laboral del pasado 27 de marzo, en el cual se calcula participaron aproximadamente dos millones de trabajadores en diferentes puntos del país.
Un análisis formalista de las acciones del 27 de marzo podría hacer pensar a alguien que se trató de un paro endeble y sin mayor trascendencia. Sin embargo es todo lo contrario dado que el 27 de marzo, si lo miramos más allá de la superficie, está expresando la nueva etapa a la que está entrando el movimiento obrero y, hasta ese día, esas jornadas de lucha han significado el mayor avance en décadas del movimiento de los trabajadores para usar a sus sindicatos en el terreno de la lucha contra la burguesía basándose en sus métodos tradicionales, en ente caso la huelga. Que por supuesto las acciones del 27 de marzo están aun lejos de asimilarse a las jornadas de la huelga general de 1916 en la cual prácticamente se paralizó al país, pero no debemos perder de vista que aun estamos al principio de este proceso, que lo ocurrido en marzo (mes en el que no sólo hubo el paro laboral, sino además cientos de asambleas y acciones previas en diferentes sindicatos y centros de trabajo) ya representa un estupendo y firme paso al frente para que mas temprano que tarde nuevamente veamos acciones tan decididas o incluso mas contundentes que las desarrolladas por la clase trabajadora mexicana en 1916.
Calderón ganó su contrarreforma atacando la Ley del ISSSTE, pero a un costo político muy alto porque, en este caso también, lejos de desmoralizarse el movimiento obrero, este ha reaccionado con mas fuerza y dándoles mayor contenido a la convocatoria a huelga general para el 2 de mayo. Tras el ataque se reforzaron las asambleas de trabajadores e incluso se planteo la creación del Consejo Nacional de Huelga, consigna que ya fue adoptada y llevada a la práctica en distintas escuelas del IPN y la UNAM, además por diferentes secciones del sindicato del magisterio, desecándose el caso de Oaxaca y Michoacán. Por su parte el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) ya aseguró su participación en 2 de mayo por medio de la figura de "falta colectiva", este fue un recurso empleado por la dirección de este sindicato para salir al paso de la reiterada demanda de sus agremiados para que fuera suspendido totalmente el servicio eléctrico de los estados que atiende Luz y Fuerza del Centro (LyFC) El Situam, si no hay algún cambio de última hora, es un hecho que participara en la huelga.
Pero incluso, en el caso de los sindicatos controlados por la priísta FSTSE, a pesar del control férreo de Joel Ayala, no se debe descartar que el 2 de mayo por su cuenta algunos trabajadores paralicen total o parcialmente algunas dependencias públicas.
Por otro lado es cierto que los dirigentes de la UNT, quines fueron de los primero en hacer el llamado para esta huelga general, están haciendo en estos momentos todo lo que está a su alcance para dividir el movimiento y evitar que los sindicatos que están afiliados a esta central obrera participen en la huelga del 2 de mayo. Ello le resta fuerza a la convocatoria, pero al respecto no está dicha la última palabra. La presión es enorme y algunos sindicatos de la UNT podrían finalmente unirse al paro, pero lo que si tiene mucha fuerza como posibilidad es que una capa importante de trabajadores de los sindicatos del esta central se integre a la jornada del 2 de mayo por medio de diferentes acciones rebasando a sus dirigentes y sin necesidad de que su sindicato los convoque a la acción.
Otro factor que se presenta como un obstáculo son las centrales obreras priístas aglutinadas en el Congreso del Trabajo (CT) como, por ejemplo, la CTM. Como sea, por medio de estas centrales el PRI tiene el control sobre una capa de algunos millones de trabajadores. El CT ha repudiado las acciones obreras contra el ataque a la Ley del ISSSTE y se ha manifestado en contra del llamado a la huelga general del 2 de mayo. En este caso una tarea pendiente para el sindicalismo independiente es el de lanzar una enérgica campaña de agitación y propaganda hacia los sindicatos controlados por el PRI para su democratización, plateándoles el apoyo total a los trabajadores de estos gremios para echar a los charros sindicales y llamándolos a la lucha. Una campaña hacia estos sindicatos, en los que también hay mucho descontento entre los trabajadores, con miras hacia el 2 de mayo seguramente arrojaría algunos importantes frutos.
No obstante, a pesar de estas últimas variables, las condiciones son perfectamente favorables para tener como resultado un 1 de mayo explosivo y una jornada de huelga general el 2 de mayo superior a la experimentada el pasado 27 de marzo, traduciéndose ello en un significativo avance del movimiento obrero tanto en el terreno de la conciencia como en el organizativo. No hay ninguna duda, el 2 de mayo se trasformará en una de las mejores escuelas revolucionarias para los trabajadores en los últimos años, preparando el camino para nuevas y superiores acciones de la clase trabajadora en su lucha contra Calderón y la burguesía.
Vivimos enormes contradicciones que pronostica un choque de trenes entre la burguesía y la clase trabajadora. Lo que estamos viendo en estos momentos es el desarrollo de acontecimientos que caminan hacia un nuevo y más desarrollado episodio del proceso revolucionario que se abrió en México durante el 2006. En esa contradicción vemos los inevitables deseos de la burguesía para aplastar las conquistas de la clase trabajadora, al mismo tiempo que esta última da muestras de que no está dispuesto a permitir que eso suceda. Un ejemplo de esto, y que refleja el ambiente a nivel nacional, es el caso de los trabajadores de Olympia de México S.A. quienes respondieron al ataque de la patronal, la cual les dejó de pagar por la vía de los hechos una serie de prestaciones laborales, emplazando a la empresa a huelga para el pasado 30 de marzo. Desde que la empresa fue emplazada, el sindicato y los trabajadores fueron sometidos a toda clase de presiones, amenazas de cierre de la fábrica, sabotajes, etcétera, por parte de la patronal y las autoridades laborales. No obstante los trabajadores se mantuvieron firmes en no retroceder en el emplazamiento a huelga hasta que no se cubrieran sus demandas. Así la decisión firme de ir hasta las últimas consecuencias fue lo que obligó a la empresa a ceder ante las exigencias de los trabajadores a escasas 24 de que venciera el plazo para estallar la huelga, demostrando con ello que cuando los trabajadores son conscientes de su poderío sobre la producción (sin su autorización no se produce ni una tuerca) y lo emplean por medio de la huelga, son capaces de obligar a la burguesía a aceptar sus condiciones.
Si eso puede suceder en el caso de una fábrica por medio de la huelga, ¿qué es lo que podría suceder si el conjunto de la clase trabajadora adopta esta táctica de lucha a escala nacional? Una huelga nacional que paralice al país podría obligar a Calderón a retroceder. Es mas el ataque a la Ley del ISSSTE y otras contrarreformas no son irreversibles. También Calderón puede ser derrocado. Todo ello a condición de que la experiencia previa al 2 de mayo y lo que suceda durante esa jornada lo ocupemos para sacar las lecciones adecuadas (una mayor participación en la vida sindical, mas control sobre los dirigentes o destitución de aquellos que frenen la lucha, organización de comités de fábrica, comités de huelga, etcétera) y convocar a una nueva huelga general en la que se defina claramente un programa de acción que abarque las demandas de los diferentes sectores en lucha para formar un Frente Único entre los sindicatos, el PRD, la APPO, el EZLN y demás organizaciones campesinas y populares. Una demanda central tiene que ser la de luchar para derrocar a Calderón e instalar un gobierno de trabajadores que expropie a los banqueros y empresarios. Con Calderón al frente y bajo el capitalismo el único futuro posible es el de más ataques. Prueba de ello son los recientes anuncios del gobierno para nuevamente tratar de hacer una reforma fiscal para imponerle IVA a medicamentos y a alimentos.
Incluso a la burguesía no le ha bastado atacar el régimen de pensiones del IMSS y el del ISSSTE, ahora van sobre las pensiones de las tres principales empresas públicas: PEMEX, Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Luz y Fuerza del Centro (LyFC), las cuales en conjunto acumulan un pasivo laboral para el pago de pensiones de aproximadamente 70 mil millones de dólares.
Calderón ya ha anunciado públicamente su deseo de eliminar lo antes posible el actual régimen de pensiones de esas empresas, recibiendo el beneplácito del la dirigencia charra del Suterm de la CFE. Pero además es de llamar la atención el caso de LyFC en el que los representantes de la burguesía acusan al sindicato, el SME, de ser el culpable de los problemas financieros por los que atraviesa esta empresa pública. Este es el caso del diputado del PAN, Gerardo Priego Tapia, quien días después de ser aprobada la contrarreforma a la Ley del ISSSTE declaró que el SME es un "sindicato privilegiado" y se debe "transformar de manera urgente".
El SME es uno de los sindicatos mas combativos de todo México y las declaraciones de ese diputado panista expresa los deseos de la burguesía de eliminar o intervenir en este gremio, tal como lo hizo Fox en el caso de los petroleros destituyendo a su dirigente para imponer uno mas cercano a los intereses de la patronal, buscando en el caso de LyFC crear una situación mas favorable para atacar al contrato de trabajo de los electricistas y, de paso, facilitar el camino hacia la privatización del sector energético.
Como dijimos mas arriba, con esta política Calderón está preparando un fortísimo choque de trenes que tendrá consecuencias trascendentes en la lucha de clases, empujando al movimiento obrero y a la revolución hacia el frente. La clase obrera no está desmoralizada, por el contrario los ataques se están trasformado en más gasolina para incrementar los deseos de lucha. Para mala fortuna de la burguesía, a diferencia de las jornadas revolucionarias del 2006 cuando los dirigentes impidieron la participación directa de los sindicatos, en esta ocasión están germinando aceleradamente todos los ingredientes para en el próximo episodio del drama revolucionario en esta ocasión sean los sindicatos los que marquen la pauta.
Más aun, también hay elementos que nos permiten pensar en la irrupción de una lucha a escala mayor en la que se manifiesten al unísono los sindicatos al lado del movimiento de masas que encabeza AMLO. Muestra de ello son las declaraciones de este dirigente a mediados de abril en una gira por el estado de Veracruz en las cuales señaló que si es preciso, para evitar la privatización de PEMEX, "paralizaremos el país". Durante la movilización de la Convención Nacional Democrática (CND) del pasado 25 de marzo, AMLO, al momento de dar lectura a los acuerdos de las maesas de trabajo de esta instancia, omitió conscientemente mencionar el resolutivo de que la CND se uniría a la convocatoria de huelga general, acuerdo que había sido empujado por los cientos de delegados que participaron en ese evento. Como sabemos AMLO se ha opuesto a este tipo de acciones, sin embargo a escasas semanas de haberse desarrollado la CND, ahora está planteando la posibilidad de "paralizar el país" para evitar la privatización del petróleo. Aquí lo importante es destacar la forma en que las enormes presiones desde abajo ya están impactando a dirigentes como el propio AMLO. Esa declaración del principal dirigente perredista sirve para medir la importante moral de lucha entre la clase trabajadora y hacia a dónde está caminando el movimiento.
El futuro es de lucha y el drama de la revolución aun está en su etapa inicial, todo indica que se aproximan nuevos y más convulsivos acontecimientos, sin embargo esta situación de guerra entre las principales clases de la sociedad mexicana no se puede mantener indefinidamente. O los trabajadores tomamos el poder en nuestras manos o a la postre somos derrotados por la burguesía. No existe un camino intermedio: socialismo o barbarie capitalista. Y para evitar lo segundo, los trabajadores debemos pugnar por un programa de lucha que, además de nuestras demandas por mejor empleo y salario, se plantee como objetivos el derrocamiento de Calderón, la expropiación de la burguesía y la instauración de una democracia obrera. Únete a Militante y lucha por el socialismo.
25 de abril 2007