¡Contra la represión y el inminente fraude electoral! ¡Por la unidad de acción y una Huelga General de 24 horas!
Durante los últimos meses el ascenso en la capacidad de lucha de los trabajadores del campo y la ciudad se ha hecho sentir en toda el continente americano, en particular en América Latina. Pero este ambiente inclusive se ha extendido a los Estados Unidos donde los trabajadores inmigrantes han tomado masivamente las calles para demandar la legalización y mejores condiciones de vida y trabajo.
La consolidación del régimen de Hugo Chávez en Venezuela y el proceso que ha desembocado en la renacionalización de la industria petrolera en Bolivia así lo demuestra. El movimiento de los inmigrantes en los EEUU ratifica esta tendencia, pues esta lucha es el claro reflejo de la bancarrota del capitalismo el cual es incapaz de darle una respuesta a este tipo de trabajadores ni en su país de origen, México por ejemplo, ni en la máxima potencia capitalista.
Un ambiente como este se tenía que reflejar tarde o temprano en México. Por supuesto, uno de los primeros ejemplos de que la situación estaba cambiando fue la lucha contra el desafuero de López Obrador, la cual terminó con un éxito rotundo en abril del 2005.Sin duda López Obrador no es ni por sus orígenes políticos, ni por su programa un peligro para el sistema, no obstante, la seria posibilidad de que con su llegada a la presidencia se abra un proceso similar al que esta ocurriendo en América Latina es un escenario de pesadilla para la oligarquía mexicana y más aún para el imperialismo.
El gobierno de Vicente Fox es claramente uno de los más débiles que se han tenido desde la consolidación del estado mexicano en el siglo pasado. Su incapacidad para llevar acabo el programa que la burguesía le ha encomendado ha llevado a diversos sectores de esta última a actuar por cuenta propia. Particularmente destacan las acciones de los dueños de las telecomunicaciones que han tomado la iniciativa de imponer leyes que garanticen su dominio permanente en ese sector y al mismo tiempo tratan de promover un proyecto de control económico transexenal, conocido como Pacto de Chapultepec.
La ofensiva en contra de los trabajadores se ha traducido en repetidos intentos por privatizar el petróleo y la electricidad, reformar de manera reaccionaria la Ley Federal del Trabajo y modificar la Ley del ISSSTE, así como atacando la existencia misma del Seguro Social. Ahora uno de sus objetivos estratégicos se centra en establecer un régimen totalmente afín a sus intereses basado en un nuevo gobierno del PAN y en las fuerzas policíacas actuando abiertamente para reprimir cualquier brote de inconformidad.
El único y principal obstáculo para que los planes de la oligarquía se apliquen es la existencia de organizaciones legítimas de los trabajadores. Ello incluye partidos, sindicatos, organizaciones campesinas y estudiantiles.No se trata por supuesto de un régimen de carácter militar o fascista, es más bien un gobierno electo “democráticamente” que pueda justificar la acción represiva en aras de la defensa del Estado de Derecho, una especie de “autoritarismo democrático” basado en el poder de la oligarquía sobre los medios de comunicación que pudiera garantizar una opinión pública favorable a la práctica represiva.
Las acciones represivas contra los trabajadores de Lázaro Cárdenas y los campesinos de Atenco pretenden sentar un precedente sobre hasta dónde está dispuesto a llegar el régimen en caso de que las masas muestren una actitud mas decidida en defensa de sus intereses. Pero por supuesto una cosa es la intención de la burguesía y otra muy distinta es aquello que producto de la lucha de clases resulta. Las masas trabajadoras han demostrado, a pesar de la falta de una dirección revolucionaria, ser capaces de hacer retroceder al estado.
Efectivamente, durante el último año los trabajadores han mostrado su fuerza y han evitado que los ataques más estratégicos en su contra se concreten. No obstante, las fuerzas de los trabajadores aún están dispersas en tres frentes principales, los cuales no han sido capaces de articularse como un todo. Ello no por culpa de las masas trabajadoras sino por la falta de una dirigencia verdaderamente revolucionaria, que es una condición básica para, no sólo resistir los ataques sino para emprender una ofensiva que le permita a los trabajadores nuevos triunfos, uno de los más inmediatos y urgentes es la caída del régimen foxista.
En el caso del movimiento sindical, este adquiere nuevos bríos. Desde la lucha contra las reformas al IMSS se ha comenzado a articular una fuerza que se ha sumado a la ya tradicionalmente combativa acción de los trabajadores electricistas y su Frente Sindical Mexicano. A ello hay que sumarle la lucha subterránea en el seno de los sindicatos tradicionales que se ha expresado en la ruptura de la CROC, la CROM, la COR y el sindicato de mineros con el Congreso de Trabajo dirigido por el gángster Víctor Flores y por el señorito Joaquín Gamboa Pascoe, los cuales al parecer pertenecen a esta especie de engendros que lamen la suela del zapato de su amo aún a pesar de que con ella los estén aplastando.Durante los últimos años este proceso de recomposición ha provocado un cambio cualitativo.
La burguesía -dándose cuenta de ello- ha reaccionado de manera virulenta, primeramente imponiendo la dirección del Congreso del Trabajo y luego intentando utilizar la coyuntura generada por la tragedia de Pasta de Conchos para destituir a Napoleón Gómez Urrutia, que se había atrevido primero a apoyar una dirección alternativa en el Congreso del Trabajo y luego a acusar a la empresa del asesinato industrial, formalmente no es mucho pero resultó intolerable para la burguesía y el gobierno.La lucha combativa de los mineros que desataron huelgas en defensa de su sindicato está siendo respondida con la violencia armada, aún así los mineros no se han amedrentado y le han propinado un severo revés al estado y sus fuerzas represivas en Lázaro Cárdenas Michoacán.
El paro del 28 de abril y la marcha del 1 de mayo fueron muestras de un poder de movilización y de unidad cada vez más grande. Ante ello la reacción del estado, estimulado por los sectores más reaccionarios de la burguesía es continuar su ataques y hostigamientos, las amenazas de nuevas agresiones a los mineros y los cateos a las casas de Gómez Urrutia significa que no han cambiado de planes.Las direcciones de los sindicatos han formado un frente unido y preparan un paro nacional de 24 horas. Ello es muestra de que la presión de las bases sigue creciendo y los trabajadores no sólo no se dejaran amedrentar sino que están dispuestos a seguir hasta la victoria. La muerte de sus compañeros ha galvanizado su espíritu.
El otro frente es el electoral: la candidatura de López Obrador está siendo atacada a diestra y siniestra, luego de que el candidato del PRI ha mostrado tal desgaste que la burguesía lo ha desechado como opción. La ofensiva incluye lo lícito y lo ilícito desde el punto de vista del derecho burgués.Las masas trabajadoras han tomado a la candidatura de López Obrador como un medio para expresar sus deseos de transformación social, por tanto existen todas las posibilidades de que a pesar de la feroz campaña sucia y del fraude que se avecina logren hacer que AMLO sea presidente.Y al respecto del monumental fraude electoral que se esta fraguando en contra de AMLO, es necesario señalar que si el PRD y su candidato se orientaran mas decididamente hacia las demandas del movimiento obrero, en contra de la represión, etcétera, tendrían todos los elementos necesarios para neutralizar esta maniobra sucia de la burguesía.
Lamentablemente no sólo tenemos como obstáculo para ello la acción de la burguesía, en el seno de la dirección del PRD existen sectores que hacen todo lo posible para perder la elección o, en el caso de que arribe el triunfo, este no signifique más que la continuación de la misma política burguesa. La infiltración de políticos priístas se extiende a todos los niveles de dirección, a tal grado que han desplazado a la tradicional derecha del PRD.
Otro aspecto que dificulta la campaña electoral es sin duda la actitud de frente a las luchas, que inexorablemente se están desatando. En el mejor de los casos, la dirección del PRD ha mostrado una fría indiferencia, un deslinde que no deja de generar desconcierto entre los trabajadores más combativos, aunque en la mayoría de los casos ello no ha modificado la idea que tienen las masas de emplear la candidatura de AMLO para luchar contra el sistema.
No obstante, otro aspecto que efectivamente sí resulta absolutamente inadmisible y condenable es el papel que han jugado los dirigentes locales de Michoacán y Texcoco como instrumentos de las acciones represivas y asesinas del estado. Dichos dirigentes son participes del crimen contra los trabajadores y tendrían que ser expulsados inmediatamente del PRD de no ser porque la misma dirección del partido no hubiera actuado de forma distinta de haberse encontrado en esas circunstancias. Corresponde a los activistas de base y a los trabajadores exigir la inmediata expulsión del PRD de dichos nefastos elementos. En estas condiciones, resulta doblemente significativa la importancia de luchar por un PRD combativo y con un programa socialista.
El otro frente de aglutinación de las masas, aunque pequeño comparativamente, es el que se ha agrupado en torno a la “otra campaña” impulsada por los zapatistas. Todas las inconsistencias del PRD, toda la falta de sensibilidad de frente a las luchas de los trabajadores se ha traducido en nuevos adeptos para la “otra campaña”. Principalmente en ciertas regiones, en donde la presencia del PRD no es importante, el llamado a organizar la “otra campaña” permite al menos un espacio de coordinación de diversas organizaciones que de otro modo hubiesen permanecido en el aislamiento ante la falta de alternativas que la dirección del PRD les plantea.
Sin duda, la influencia del EZLN tiene cierta importancia en determinados sectores de activistas y muy poca en lo que se refiere al movimiento en su conjunto. No obstante, no hay duda de que los marxistas debemos plantear la necesidad de promover la unidad de acción de todos estos sectores (sindicatos, PRD y la “otra campaña”) en la defensa de las propias organizaciones, las cuales en general están siendo atacadas, y en pos de la derrota del actual régimen. Ello significa unificar las distintas luchas por sectores generando programas de acción unificada y demandas conjuntas y, al mismo tiempo, no dejando de lado que la intervención en el proceso electoral debe formar parte de esta lucha, ello sin renunciar a las movilizaciones.
En este periodo debemos luchar por concretar la Huelga General en defensa de la autonomía sindical, por la libertad de los presos políticos, en suma contra toda la política del actual gobierno. Por ello debemos llamar a formar en todas partes comités pro huelga general. Al mismo tiempo debemos convocar a frenar a la derecha PRI-PAN votando masivamente como un medio de dar un golpe contundente a los planes estratégicos de la burguesía y de prepararnos para enfrentar las tareas que se avecinan en los próximos años de manera muchísimo más organizada y combativa.
Los marxistas se enfrentan en todos los sectores a prejuicios y obstáculos de todo tipo. En algunos casos, lucharemos a contracorriente enfrentando calumnias tanto de la burguesía como de la burocracia del PRD e incluso de los grupos sectarios cuya máxima aspiración es mantener al movimiento lo más dividido posible. No obstante, por otro lado, tenemos a nuestro favor las tendencias generales de los sectores más avanzados de las masas en los distintos frentes.
Hace unos meses la consigna de Huelga General era algo impensable en la boca de los dirigentes sindicales, hoy es común escucharla como consigna principal entre mineros, electricistas, telefonistas, etc. Del mismo modo, dichos sectores miran como algo natural en el marco de su lucha el votar por el PRD como una forma de lucha en contra del régimen PRI-PAN, cuestión que se pudo constatar en la magnifica movilización del 1 de mayo.En lo que se refiere al movimiento en torno a la “otra campaña”, este sector ha sido también golpeado y está claro que debemos tenderle la mano planteando una táctica de unidad de acción. Una política de sectarismo facilitaría la represión en su contra y sin duda -pese a los errores que pudieran haber cometido- en sus filas hay activistas honestos que en circunstancias determinadas podrán jugar un gran papel en la lucha contra el capitalismo.
Los marxistas entendemos que en estos momentos la prioridad está en prepararnos contra la represión y que para enfrentarla debemos formar un frente único lo más sólido posible. Su expresión más concreta y efectiva será la Huelga General, pero no olvidamos que aún una Huelga General exitosa sólo es un paso en el camino por la transformación social. Por ello debemos continuar manteniendo la difusión de un programa socialista y revolucionario para enfrentar la represión y la miseria a la que nos está condenando este sistema capitalista.
En el terreno electoral, no hay una línea divisoria entre un tipo y otro de lucha pese a los intentos de los dirigentes reformistas por separarlas. Debemos llamar ya a organizarnos en contra de la imposición de Felipe Calderón como presidente. Su llegada significaría un fraude tan grande como el de Salinas en el 88 y la respuesta en el caso de que se concrete debe ser tal que su gobierno se vea obligado a dimitir. Por supuesto, una organización contra el fraude basada en los barrios, fabricas y escuelas, podría evitarlo y con ello abriría el paso a un gobierno del PRD.
En ese contexto, dicha organización tendría que continuar planteado la unidad de acción entre sindicatos, organizaciones campesinas , estudiantiles y demás en pos de un programa que vaya más allá del simple reformismo, es decir tendría que luchar por seguir el camino de la revolución que ya han emprendido diversos pueblos de América Latina.El reformismo, por muy bien intencionado que sea, no sólo no es suficiente sino que en los marcos de la crisis se convierte incluso en reaccionario de frente al movimiento de masas, prueba de ello ha sido la actuación de los gobierno locales del PRD en Michoacán y Texcoco.
Llamamos a todos los trabajadores y activistas honestos a unirse a nuestras filas en pos de la transformación de la sociedad.
¡Alto a la represión contra Obreros y campesinos!
¡Libertad inmediata e incondicional a todos los presos políticos!
¡Unifiquemos las distintas luchas contra el gobierno por medio de una huelga general de 24 horas!
¡Ni un voto al PRI-PAN!
¡No al reformismo, luchemos por un programa socialista!