“Actualmente hay dos sistemas que rivalizan en el mundo para salvar al capital históricamente condenado a muerte: son el Fascismo y el New Deal. El fascismo basa su programa en la disolución de las organizaciones obreras, en la destrucción de las reformas sociales y en el aniquilamiento completo de los derechos democráticos, con el objetivo de prevenir el renacimiento de la lucha de clases del proletariado (…) La política del New Deal, que trata de salvar a la democracia imperialista por medio de regalos a la aristocracia obrera y campesina sólo es accesible en su gran amplitud a las naciones verdaderamente ricas, y en tal sentido es una política norteamericana por excelencia”. (Trotsky, ¿Qué es el marxismo?)
La semana anterior fue de mucha expectativa sobre las medidas a tomar por parte del gobierno, la conferencia que se había anunciado para el domingo era esperada por todo el mundo. En ella AMLO daría un plan contra la crisis sanitaria y económica que estamos atravesando. Durante la semana, la burguesía estuvo muy activa reuniéndose con el presidente y sacando comunicados. Se sabe que el sábado pasado, Andrés Manuel habló con el titular del fondo de inversiones internacional BlackRock. Aunque no se conoce el fruto de la conversación, podemos imaginarnos cuál es el tema de todas las pláticas que ha mantenido el presidente en los últimos días. Otros que levantaron su voz para hacer una propuesta ante la crisis son las direcciones de los sindicatos charros, que no pierden la oportunidad para hablar de unidad nacional y hacer pactos con las empresas al amparo del gobierno. De último momento, también de parte del Comité Ejecutivo Nacional de Morena se hizo una propuesta ante la crisis.
En todos los llamados y resolutivos podemos escuchar las recetas clásicas para salir de la crisis, que el Estado vaya al rescate de las empresas y que, por segundo orden, el beneficio se sentirá también en los trabajadores. Todos planteaban la idea de un diálogo o pacto de unidad nacional como una careta nacionalista donde se ocultan los intereses de la burguesía con los de la nación y que, al final, los trabajadores eran los que terminaban asumiendo el costo de la crisis.
El discurso de AMLO ha decepcionado a comentaristas y cámaras empresariales. En general la burguesía estaba esperando que se lanzara un llamado a la unidad nacional y que se le dieran fondos a disposición para mantener sus cuotas de ganancia. Esto no sucedió. Por nuestra parte, los marxistas creemos que las medidas que plantea AMLO son insuficientes, porque éstas “recetas” se han aplicado en otros momentos y tiene como fin recuperar el capitalismo, atarle una mascarilla de oxígeno y no terminar con él, siendo esta la única forma de poder solucionar los problemas que vivimos en el país y a nivel mundial
El programa que presentó AMLO es el siguiente:
1. No aumentar precio de los combustibles.
2. Se amplía el programa de sembrando vida a 200 mil campesinos más.
3. Apoyo directo a 190 mil pescadores.
4. Reclutamiento de 45 mil médicos y enfermeras.
5. Reclutamiento de 31 mil nuevos elementos a la Guardia Nacional.
6. Créditos del ISSSTE.
7. 177 mil millones para otorgamiento de créditos de vivienda (FOVISSSTE / INFONAVIT).
8. Continuarán estímulos fiscales en zona fronteriza del país. No aumentó de impuestos y devolución de IVA.
9. Tiempos de publicidad se entregarán a los medios de comunicación.
10. No se aumentará la deuda pública.
11. Sigue en marcha la construcción del aeropuerto de Santa Lucía y las refinerías de Dos Bocas.
12. Pemex dispondrá de un recurso extra de 65 mil millones de pesos por disminución de carga fiscal.
13. CFE contará con fuentes de financiamiento seguras que garanticen el servicio.
14. Construcción de primera fase del Tren Maya. Generación de 80 mil empleos.
15. Los programas sociales llegarán a 22 millones de beneficiarios.
16. Creación de 2 millones de nuevos empleos en los siguientes 9 meses.
17. Ya está llegando el programa de bienestar a algunas familias necesitadas.
18. Con la Reforma al art. 4º será posible el otorgamiento de pensiones a adultos mayores, becas y se garantiza el derecho a la salud.
19. Se reactivará la economía mediante el fondo de estabilización de ingresos, tomando los que vienen de fideicomisos públicos, habrá una política de liberalización de recursos y un plan de austeridad republicana para reducir el costo del gobierno.
20. Se bajarán los sueldos de los altos funcionarios públicos y eliminarán aguinaldos. Disminución de Gastos operativos y de viáticos. Se aumentará la enajenación de bienes incautados provenientes de la delincuencia mediante subastas públicas.
21. Apoyo del sector privado y social al sector público. AMLO hizo un reconocimiento a los banqueros y dio agradecimientos a los empresarios que han acatado voluntariamente todas las acciones y lineamientos.
¿Esto es suficiente para paliar la crisis económica y sanitaria?
Lo que primero tenemos que decir es que no hubo un análisis sobre la afectación de la crisis económica a nivel internacional y el impacto que esta tendrá en la economía y en las familias de los trabajadores. Esto es fundamental porque solo visualizando el tamaño de la crisis es como se podrían proponer medidas para atender las necesidades de nuestro pueblo. México es un país que depende de forma dramática del imperialismo americano, asumimos que el nivel de la crisis nacional estará en correlación de cómo se desarrolle en los EEUU. Para dar solo una cifra, en las dos semanas pasadas ha habido más de 10 millones de desempleados en el vecino del norte y se espera que el siguiente mes se llegue a 20 millones. La economía norteamericana está cayendo rápidamente y algunos analistas dicen que tendrá una contracción en el segundo trimestre de más del 30 % de su PIB.
El COVID-19 ha dado un empujón al precipicio a toda la economía internacional, ahora se habla de una recesión coordinada, donde varios países de capitalismo avanzado están entrando de forma simultánea, dentro de ellos Alemania, Francia, Inglaterra y principalmente los EEUU. China está en una situación crítica, este país fue un motor fundamental para salir de la crisis del 2008 y ahora se está convirtiendo en su contrario. Todo lo que en el periodo pasado empujaba a un crecimiento económico ahora se ha convertido en su contrario. Estos países, que eran los motores de la economía internacional, están hundidos en crisis y desesperación. Los efectos de esta situación en México los pudimos ver desde el año pasado, comenzó a descender la compra de acero y petróleo, la industria automotriz cayó y la inversión en construcción ha descendido alarmantemente. Según datos del INEGI, la inversión ha caído un 10.2% y el petróleo tuvo una caída en las exportaciones, con respecto al año anterior, del 12.7%. Más recientemente el precio del barril de petróleo se desplomó, se espera una caída dramática del turismo, remesas, exportaciones y recaudación fiscal.
La economía mexicana, que es dependiente del mercado mundial, sufre estos embates sin ninguna posibilidad real de detenerlos. Si la situación económica internacional empeora, necesariamente la mexicana caerá y será arrastrada, pagando duras consecuencias. Ante esto, el Gobierno mexicano ha dicho que tiene fuertes reservas nacionales y está preparado, pero esto va a ser totalmente insuficiente si la demanda de los productos manufacturados en México no encuentra salida en el mercado mundial, el raquítico mercado nacional no puede brindar esta salida. AMLO ha dicho que buscará nuevos socios comerciales para no depender solo de los EEUU, pero cualquier tratado comercial con otro país a corto plazo, no puede resolver nada, si tomamos en cuenta que el 80% de las exportaciones dependen del mercado norteamericano, el siguiente país, después de los EEUU, a los que México vende es a Canadá con un raquítico 8%. Podemos decir, sin exagerar, que estamos en las manos de lo que dispongan en los EEUU.
Este es el mayor problema al que se va a enfrentar el gobierno de AMLO en el siguiente periodo y se convertirá en una verdadera prueba de fuego. La crisis económica internacional pondrá al gobierno entre la espada y la pared, o se pliega ante los dictados, cada vez más duros del imperialismo americano y acepta las presiones del FMI y el Banco Mundial o estas fuerzas fácticas comenzarán a apretarle el cuello. Sí AMLO se pliega con estos intereses va a traicionar a la gente pobre que lo sigue y lo llevó al gobierno. Sí AMLO no acepta y se resiste, habrá una dura batalla en donde tendrá la posibilidad de tomar medidas más radicales como, por ejemplo, la renacionalización de ciertos elementos de la economía y esto aumentaría la beligerancia entre el gobierno, la oligarquía y el imperialismo. La crisis internacional estará marcando el calendario de la lucha de clases.
El gobierno está buscando alternativas para fomentar la economía, por una lado le apuesta a ofrecer grandes negocios y garantías al capital internacional, en este sentido mantiene la línea de apertura al capital internacional para que inviertan en su decálogo de proyectos (Tren Maya y las zonas turísticas que se irán conformando en la región, Tren transístmico y la franja de maquiladoras que se abrirán a su alrededor para que las armadoras lleguen a montar sus empresas, la franja fronteriza la cual ha prometido, se convierta en una gran zona especial donde se cobrarán menos impuestos y recursos naturales baratos para todas aquellas empresas que quieran invertir). Además de estos, hay otros proyectos en los estados donde la inversión extranjera está entrando, gustosa a invertir. Las cifras de inversión extranjera se han disparado hasta llegar a un incremento del 7.8% con respecto al año anterior al mes de septiembre, ahora se ha detenido la inversión.
“Las reinversiones representaron el 55.2% del monto invertido, mientras que las nuevas ocupan 36.1% hasta el noveno mes del año (pasado). EU se mantiene a la cabeza como origen de la IED en el país, con un 34.9%, seguido de España con 15.5%, Canadá con 10.4% y Alemania con 10.1%. Los sectores que más atrajeron recursos foráneos al país fueron las manufacturas, con 44.6%, seguidas de los servicios financieros y de seguros con 13.9%, y el comercio con 11.3%.” (www.forbes.com.mx/inversion-extranjera-en-mexico-crece-7-8-septiembre-2019/)
Esta inversión no compensa la dramática reducción en inversión productiva y la caída de la inversión del gasto gubernamental el cual fue del 5% el año pasado. La industria se contrajo en 1.8% anual. Pemex reportó pérdidas en los primeros 9 meses del año 2019 por más de 8,982 millones de dólares, un 663.8% más con respecto al año anterior. La pérdida se le atribuye a la caída de la demanda externa e interna y la devaluación del peso (julioastillero.com).
El gobierno está tratando de reactivar el mercado interno, es una de sus grandes apuestas, por medio de apoyos estatales. La inversión que está haciendo el gobierno no tiene precedentes en la historia reciente: hay 10 millones de niños y jóvenes becados; hay 8 millones de pensiones para adultos mayores; se ha entregado 356 mil créditos a pequeños negocios en las llamadas Tandas para el bienestar; se está dando apoyo a 230 mil campesinos pobres; 740 mil jóvenes trabajan como aprendices y el gobierno les garantiza su salario; se da apoyo a 474 pescadores; se da precios de garantía por sus productos a 107 mil productores, se gastó 4 mil millones de pesos en la renovación de las escuelas; se dan recursos para construir caminos y renovar carreteras; etc. Se habla de que 20 millones de personas están recibiendo ayuda por parte del gobierno. En el plan que este domingo se presentó, muchos de los rubros van a aumentar su cobertura y va a llegar a 22 millones los que reciban ayuda.
Es una inversión millonaria que no se había visto antes en el país. Además, está tratando de incentivas el campo con la compra de granos subsidiados, créditos a pequeños empresarios del campo y la ciudad, créditos a la palabra, apoyo a cooperativas y pequeñas empresas, etc. No es poca cosa el proyecto que ha impulsado el gobierno. En la gran mayoría de los casos estamos de acuerdo con estos apoyos para tratar de palear la pobreza. Sin embargo, esto no cambia en nada el aspecto de la creación de riqueza del país. En vez de que el gobierno invierta y luche por industrializar con un alto valor agregado, lo que hace es dar asistencia, beneficencia pública. Al final lo que está haciendo el gobierno con esta política es depender más de las importaciones porque las pequeñas empresas nacionales no tienen ninguna posibilidad de cubrir el incremento de la demanda.
Este dinero ha salido de la lucha contra la corrupción y la austeridad republicana. El gobierno ha ahorrado, según el primer informe de gobierno al 1 de julio, 145 614 millones de pesos por la austeridad republicana, su objetivo era de llegar a 200 mmdp en el año. En su informe el 1 de diciembre en el zócalo, el presidente informó que por el combate a la corrupción el gobierno había ahorrado otros 200 mmdp. Estas cantidades han ido a parar a las manos de la gente, esto es positivo, pero totalmente insuficiente para reactivar la economía. Ahora con la política de acabar con los fideicomisos se habla que van a regresar a las arcas estatales cerca de 800 mmdp sumado a un guardadito de 400 mmdp más. Con estos recursos está asegurando que la intervención del Estado garantice que el consumo no se detenga.
Una ayuda extra con la que ha contado el gobierno han sido las remesas, las cuales se han incrementado hasta llegar a 35,460 millones de dólares, 5.3% más con respecto al año anterior. Esto siempre ha jugado un papel de válvula de escape para dar un poco de salida a la presión que se acumula en los pueblos por la falta de empleo. Pero esto va a cambiar, ante la situación de crisis económica en Norteamérica, los primeros que van a sentir el desempleo son los migrantes.
Tanto las remesas como el ahorro en gastos innecesarios y el dinero recaudado contra la corrupción tiene límites, esto va a determinar el gasto que el gobierno tenga para seguir impulsando los millones de apoyos que está dando. AMLO ha dicho que no recurrirá a la deuda para mantener sus programas y planes de infraestructura. Sin embargo, las medidas a las que está incurriendo el gobierno, por ejemplo, la venta de bonos del gobierno, en realidad implica el aumento de la deuda, la cual llegó a 456 mil 251 millones.
“El principal catalizador del mayor endeudamiento fue la compra de extranjeros de papel de deuda emitido por el gobierno mexicano en el mercado local con un monto de 6 mil 715 millones de dólares, con lo que elevó su saldo a 115 mil 208 millones en el primer trimestre del 2019. El crecimiento de este tipo de recursos fue de 6.19 por ciento con relación a los últimos tres meses del año pasado.” (www.elfinanciero.com.mx/mercados/deuda-externa-de-mexico-alcanza-un-nuevo-record)
AMLO debería de negarse a pagar una deuda externa, la cual encadena al país a los designios del gran capital. Esto liberaría miles de millones de dólares para incrementar el gasto social y crear escuelas, infraestructura, más hospitales y carreteras. Galván Ochoa dice lo siguiente con respecto a la deuda:
«Cuando la cantidad de dinero que se necesita para pagar los intereses de la deuda pública es mayor al presupuesto del Poder Legislativo, y mayor al del Poder Judicial (aún con los millonarios sueldos de los ministros), inclusive superior al presupuesto para Educación y Bienestar, ha llegado el momento de preocuparse muy seriamente del problema. Según el proyecto de presupuesto que Hacienda presentó el domingo, el costo financiero de 2020 será de 732 mil 873 millones de pesos. En ese momento la cola estará moviendo al ratón. El país vivirá para pagar a los prestamistas, sino se hace algo antes para desactivar la bomba. El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, dice que el 82 por ciento del presupuesto de 6.1 billones de pesos que contempla el Proyecto de Presupuesto de Egresos para 2020 ya está comprometido, son gastos que no se pueden mover, sólo puede hacer movimientos en 18 por ciento. Parte de ese intocable 82 por ciento es el pago de intereses de la deuda de casi 11 billones de pesos que dejó el prianismo. Lo de la estafa maestra son cacahuates, investiguen a los que contrataron los préstamos».
El mantener una inflación baja, es totalmente correcta, el no permitir que los precios de las mercancías suban de forma desproporcionada ayuda a que poco a poco se pueda recuperar el nivel de vida de las familias más humildes, pero se debería ir más allá, por ejemplo, imponer un control de precios a todos los productos de la canasta básica, esto aplicaría también a la ropa y a la vivienda. Solo de esta forma se puede lograr una recuperación constante del poder adquisitivo de la clase obrera.
Con los datos anteriores nos podemos dar cuenta que la crisis internacional tendrá un fuerte impacto en la economía nacional. Los datos ahora disponibles solo muestran el inicio de un proceso mundial que se va a ensombrecer aún más. El gobierno está tratando de hacer frente a esto con un fuerte gasto en ayudas sociales a los sectores más necesitados. La cuestión fundamental es que, por más dinero que invierta el Estado no va a poder detener la tendencia a la crisis. El gobierno debería de orientar más dinero a la creación de empresas nacionales de alto valor agregado que pueda dar empleo y sustituir importaciones, de esta forma el mercado interno se agrandaría, no de forma artificial, como ahora se está haciendo.
El papel del Estado en lo económico, Keynes en acción
AMLO, rechaza los postulados neoliberales con respecto al papel del Estado en la economía. Está convencido de que el Estado tiene que participar activamente fomentando el empleo, impulsando la demanda en el mercado, procurar la inversión, juegue un papel preponderante en el reparto de la riqueza, etc. Esta no es una teoría nueva, Keynes es famoso por impulsar la participación estatal durante la gran depresión en los años 30, esta idea fue retomada por presidentes como Roosevelt en los EEUU quien impulso el llamado “New Deal” —por cierto, Trotsky dijo al respecto que un programa así solo podía ser impulsado por un país capitalista fuerte el cual había acumulado una capa gruesa de reservas económicas—.
Las ideas fundamentales del keynesianismo son muy concretas, frente a un alto desempleo que afecta la demanda, la idea era que el gobierno “inyectara” un estímulo masivo mediante grandes obras de infraestructura. Así, si el Estado da empleo o fomenta el empleo, los trabajadores tendrían un salario el cual podrían gastar y con esto aumentaría la demanda. El problema de esta idea es que los gobiernos no tienen dinero propio para gastar. Al final el gasto público tiene que ser financiado mediante impuestos o el déficit y endeudamiento.
A nivel internacional, los niveles de deuda estatal son escandalosos y lejos de querer adquirir más deuda hay fuertes políticas de “ajuste”, como el recorte al gasto para poder pagar la deuda. AMLO ha dicho que no va a aumentar la deuda ni subirá los impuestos. Cualquier ingreso extra tendría que salir de los trabajadores o de las empresas. Si es por el lado de los trabajadores y sectores empobrecidos, esto actúa como un factor que deprime la demanda, justo lo que no se quiere; si el aumento a los impuestos se aplica a los capitalistas, es un golpe a sus ganancias y comienzan a invertir menos o cierran empresas. Al final esta política no resuelve nada. Lo que verdaderamente resolvió la crisis de los EEUU en los años 30 (por lo menos los factores más decisivos), fue la destrucción masiva de las fuerzas productivas y las ciudades después de la Segunda Guerra Mundial y la expansión del mercado internacional.
Ahora mismo, por medio de ayudas, becas, pensiones a adultos mayores el Estado está apoyando a más de 20 millones de personas. A partir de estas ayudas se dice que el Estado está interviniendo en el reparto de la riqueza. Lo que hace este gobierno es regresar una parte muy pequeña de los impuestos que nosotros mismos pagamos a los sectores más empobrecidos de la sociedad. Si esto lo comparamos con respecto al robadero y despilfarro de los gobiernos anteriores, suena totalmente progresista lo que se está haciendo, lo apoyamos, pero esto no resuelve el problema de la pobreza y la explotación, es solo una medida paliativa.
Con estas medidas se fomenta un consumo mayor del mercado interno, pero al no fomentarse empresas estatales que cubran ese mercado, al final lo que se hace es depender más del mercado externo —importaciones— para surtir la demanda. Al respecto, el gobierno ha lanzado una política de apoyo a las pequeñas cooperativas y los pequeños negocios con créditos a la palabra. Nuevamente, esto es progresista con respecto a lo que se tenía anteriormente, pero estos pequeños negocios no pueden competir con las grandes empresas trasnacionales que venden sus mercancías mucho más baratas. En muchos de los casos, estos pequeños negocios solo sirven para encarecer más el producto pues revenden mercancías.
En el caso de los megaproyectos del gobierno, el Estado se ha comprometido a invertir llevando adelante inversiones de mayor riesgo y de estudios. Una vez que el gobierno ha gastado y es segura la inversión, llama al capital privado para que meta su dinero y saque beneficio. Aquí de lo que estamos hablando es de un financiamiento al gran capital privado sin que exista riesgo de fracaso. Lo mismo sucede con el programa del primer empleo, donde el gobierno paga los salarios a los trabajadores jóvenes sin que el empresario se comprometa a nada y explote su trabajo.
Lo que está haciendo AMLO es recuperar el patrón de acumulación capitalista con una mayor intervención del Estado, fomento del mercado interno, apoyo a la economía local, pero sin cortar la intervención y dependencia imperialista, estos intereses están contrapuestos. Incluso para poder llevar adelante las medidas que AMLO propone, se necesita la expropiación de los grandes bancos y las palancas fundaméntales de la economía, no pagar la deuda externa, industrializar al país de forma planificada, crear grandes proyectos de vivienda popular que el Estado las construya, etc., medidas socialistas y no keynesianas.
La idea de AMLO de hacer un Estado más democrático, como los países de capitalismo desarrollado, es más utópico que llegar al socialismo, por una simple razón. Él confía en reformar al sistema, hacer de su aparato de represión un órgano funcional alejado de mezquindades y avaricias, en un país donde la pobreza es demasiada y las necesidades están a la orden del día, donde muchos sectores del estado están tomados por el narco, donde la burguesía y el imperialismo quieren mantener a un pueblo sometido para continuar con sus beneficios. Eso es simplemente imposible. En cambio, la lucha por el socialismo plantea la necesidad de una profunda movilización masiva para cambiarlo todo, incluso las leyes, los órganos de gobierno, todo.
Estamos a favor de las medidas que impulsa AMLO sobre el gasto que tiene que hacer el Estado para garantizar un sistema de salud universal, crear más escuelas, etc. Pero para mantenerlas tenemos que ir más allá, aplicar medidas socialistas. No estamos de acuerdo con la Guardia Nacional, porque se plantea renovar un aparato de represión del estado capitalista y que en el futuro podrá ser utilizado contra el pueblo, pensamos que el camino es purgar el ejército de elementos reaccionarios, que el ejército se organice de forma democrática, escoja a sus dirigentes en asambleas democráticas junto al pueblo y los trabajadores, como paso anterior para su disolución y el armamento del pueblo.
A forma de conclusión
La reacción que han tendido las cámaras empresariales al plan de AMLO raya en la histeria. Gustavo De Hoyos, dirigente de la Coparmex, ha dicho que el plan «no tiene absolutamente nada» y agregó que se espera que eso lleve a un sexenio perdido. En sus palabras, la burguesía mexicana —esta era el plan del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, Banqueros y la CONCAMIN— estaba pidiendo una línea de crédito por medio de Nacional Financiera, «que ni siquiera se mencionó».
Junto a este chillido se han sumado los de periodistas chayoteros y demás energúmenos acostumbrados a que el gobierno les regalará el dinero y que al final eso lo pagara la gente a partir de los impuestos o recortes al gasto social. Era la receta preferida de la burguesía mexicana. AMLO les ha dado un portazo en la nariz.
Esto va a ahondar el conflicto que ya existía entre una parte de la burguesía mexicana y el gobierno. La huelga de capitales se va a intensificar. El gobierno no va a tener el apoyo de la burguesía nacional, salvo que vea la oportunidad de hacer crecer sus ganancias. Este conflicto puede escalar y llevar a AMLO a tomar medidas radicales y a la burguesía a responder de una forma aún más violenta.
Este conflicto ya era muy claro, solo algunos miopes no lo querían ver, argumentaban que AMLO es capitalista y como tal no podría entrar en conflicto con la burguesía, que era parte de ellos. Es cierto que el proyecto de AMLO es dar un rostro nuevo al capital, pero en tiempos de crisis, una pequeña reforma puede llevar a un conflicto abierto entre la burguesía, el gran capital internacional y el gobierno. Es lo que ha sucedido en varios países latinoamericanos en los años anteriores. La forma en que se puede solucionar este conflicto no es el diálogo o la negociación, sino que un proyecto venza sobre el otro, en este caso, la única posibilidad de que AMLO triunfe es tomando medidas socialistas. No hay otro camino.