Los trabajadores de Vivex de nuevo están en lucha. El viernes 21 de noviembre, como parte de un conflicto prolongado, 360 trabajadores de Vivex ocuparon la fábrica en al distrito industrial de Los Montones en Barcelona (Anzoategui). La fábrica hace parabrisas para la industria automovilística y los trabajadores están pidiendo al presidente Chávez que la nacionalice.
La razón inmediata para ocupar la fábrica fue el impago de las utilidades (primas por beneficios) que están incluidas en el acuerdo de negociación colectiva. Según los dirigentes sindicales José Ángel Hall, Darwin Wilche y Pablo Cumana: "la empresa dice que está en bancarrota y se niega a pagar los 120 días de utilidades a los que tienen derecho los trabajadores". La empresa dijo a los trabajadores que les pagaría 15 días, los trabajadores respondieron que la empresa debía hacer públicos sus libros de cuentas para comprobar si realmente tenía pérdidas o no.
El secretario general del Sindicato de Trabajadores de Vivex (Sintravivex), Jean Sabino, informó que los trabajadores habían "ocupado el control operativo de la empresa porque el personal administrativo se había ausentado voluntariamente". El dirigente sindical señaló que ellos continuarían trabajando normalmente, pero que no podrían garantizar la distribución de productos acabados hasta que la situación legal de la empresa no se clarificase.
Vivex durante la mayor parte del año ha estado funcionando al 50 por ciento de su capacidad, utilizando la excusa de la falta de acceso a una moneda fuerte para comprar materias primas. Esto ha tenido un efecto negativo en otras empresas automovilísticas reduciendo su línea de producción, en particular Toyota y Mitsubishi (MMC).
El secretario general del sindicato de trabajadores de MMC, Félix Martínez, rechazó las pretensiones de que la empresa está en bancarrota. "Sólo este año han cerrado seis empresas de componentes automovilísticos y han sido reabiertas por los mismos propietarios como ‘cooperativas', es una manera de romper los contratos con los trabajadores". También mostró su apoyo a los trabajadores de Vivex y advirtió a MMC de que no podría tomar medidas similares contra sus propios trabajadores. El dirigente de Sintravivex, Jean Sabino, explicó que los trabajadores están "exigiendo la intervención del Estado para que podamos seguir produciendo con normalidad, pero bajo control obrero".
El 26 de noviembre, el coordinador regional del Ministerio de Trabajo, Alí Vélez, intentó acceder a la empresa con los representantes de la misma, con la intención de celebrar una reunión mediadora. Pero los trabajadores les impidieron acceder ni celebrar reuniones. José Ángel Santoyo, uno de los trabajadores que participa en la ocupación explicó que: "nos negamos a que entraran porque no confiamos en Vélez, sabemos que está de parte de la empresa y no sería la primera vez que inicia una reunión mediadora y después la abandona". Insistió en que ellos sólo hablarían directamente con el ministro de trabajo, Roberto Hernández.
El lunes 1 de diciembre, los trabajadores marcharon hacia la asamblea regional donde se reunieron con una delegación y les invitaron a dirigirse a todo el consejo legislativo regional el jueves 4 de diciembre. "Hemos entregado un informe detallado para el presidente Chávez", explicaba un representante de los trabajadores, José Ángel Hall, "explicando todos los abusos de los propietarios que participaron en la conspiración del cierre patronal petrolero y ahora lo hacen contra los trabajadores".
Durante la manifestación, el secretario general del sindicato Jean Carlos Sabino mencionó la declaración de Chávez sobre que las "empresas que rompan los derechos de los trabajadores o no les paguen, deberían ser expropiadas", pidió al gobierno nacional que actuase inmediatamente. Añadió que el conflicto ya no era simplemente por cuestiones laborales y que los trabajadores han "decidido ir más allá de eso: estamos exigiendo la expropiación de la empresa, que sea nacionalizada y gestionaba bajo control obrero".
Con la excusa de "garantizar el derecho al trabajo" de los trabajadores de oficina y personal directivo, la empresa había pedido a un tribunal que les permitiese la entrada en la fábrica. Pero el miércoles 3 de diciembre los trabajadores de Vivex impidieron al personal judicial y a la policía entrar en la fábrica y romper los candados.
Agitación en la industria automovilística
La situación en toda la industria automovilística es de agitación. El pasado miércoles los trabajadores de OCI Metalmecánica, en Valencia, Carabobo, dejaron de trabajar media jornada para protestar por la ruptura unilateral por parte de la empresa de los acuerdos contractuales. Gustavo Martínez, secretario general del sindicato Sutrafauto de esta empresa que fabrica tanques de combustible sobre todo para Chrysler, declaró que la empresa no había pagado las utilidades el 20 de noviembre, cuando se suponía debía hacerlo. Avisó que si el lunes 1 de diciembre no se pagaban las utilidades, los trabajadores paralizarían la producción.
Los trabajadores de la planta de Toyota en Cumaná, Sucre, también protestaron contra la decisión unilateral de la empresa de enviar uno de los turnos a unas vacaciones no pagadas. Argenis Vasquez, uno de los dirigentes del sindicato Sintratotyota, dijo que esta medida no tenía nada que ver con los problemas de Vivex, como pretendía la empresa, sino más bien con la sobreproducción: "el aparcamiento de la empresa está lleno de coches ensamblados, la empresa intenta reducir el stock y que lo paguen los trabajadores". Vasquez explicó que el gerente de la empresa había impedido sin razón alguna que un asesor del sindicato entrara en la fábrica. "No podemos permitir que esto ocurra" dijo Vasquez. A final, Toyota aceptó no enviar a nadie de vacaciones.
En la planta de Ford en Valencia, los trabajadores también están protestando porque la empresa quiere romper el acuerdo colectivo y no permitir que los trabajadores añadan sus días libres a las vacaciones. El representante del sindicato Sitraford, Juan Aguilar, el 3 de diciembre dijo que si no resolvía el problema inmediatamente convocarían huelga.
Los conflictos en la industria automovilística en Venezuela se deben situar en el contexto del "Plan Venezuela Móvil", un acuerdo entre el gobierno y las empresas automovilísticas que se introdujo en 2005. El objetivo del plan era desarrollar la industria automovilística venezolana (basada principalmente en el ensamblaje de componentes producidos en otras partes), para permitir a los consumidores acceder a comprar coches a un precio razonable y con buenos términos de financiación, de esta manera se crearían más puestos de trabajo. El plan consistía en la exención de impuestos a la venta de automóviles y también para aquellas empresas que se comprometieran a aumentar el porcentaje de partes producidas en al país para determinados modelos cubiertos por el plan.
Venezuela Móvil realmente ha sido un desastre completo, como han explicado los dirigentes sindicales. A pesar del aumento de la demanda de automóviles en Venezuela, las empresas se han negado constantemente a invertir en más capacidad. Sólo aproximadamente el 10 por ciento de los automóviles vendidos en Venezuela en 2007 fueron fabricados en el país, el resto se importó o una mayoría de componentes se ha importado. Los dirigentes sindicales del sector denunciaron también que a pesar de recibir unos 600.000 bolívares en impuestos, las empresas están constantemente rompiendo los acuerdos de negociación colectiva.
Eduardo Samán, del servicio de recaudación de impuestos SENIAT, ha denunciado en varias ocasiones ejemplos de empresas burlándose de los términos del acuerdo Venezuela Móvil vendiendo los automóviles a precios más elevados, diciendo además que "sólo con la incorporación de los representantes de los trabajadores en el control de los libros de cuentas" se puede solucionar esta situación.
Esta situación demuestra la naturaleza parasitaria del capitalismo. Como señalaba Rubén Linares, dirigente de la UNT, un plan para renovar los vehículos utilizados para el transporte público podría generar 35.000 nuevos empleos en el sector.
El fracaso de la política reformista
El Plan Venezuela Móvil fue uno de los proyectos buques insignia de los reformistas en el gobierno Chávez, promoviendo la idea de que una economía mixta con un cierto nivel de intervención estatal era la alternativa. Se ha intentado la colaboración con los capitalistas privados para intentar reactivar la economía, crear empleos, etc.,... pero ha fracaso claramente. Es el momento de avanzar hacia la nacionalización de toda la industria automovilística, que sea dirigida bajo el control democrático de los trabajadores para suministrar automóviles al mercado y también para resolver los serios problemas de transporte público que sufre el país. Y lo que se aplica a la industria automovilística se puede también aplicar al resto de los sectores de propiedad privada de la economía venezolana.
El presidente Chávez hizo un llamamiento el lunes a los trabajadores para que ocupasen aquellas empresas que tenían problemas para pagarlos salarios y beneficios. Los trabajadores de Vivex han aplicado este llamamiento. Durante meses los trabajadores en la industria han estado organizando asambleas nacionales para coordinar sus acciones, incluida una reunión importante de 600 trabajadores en junio del año pasado, en la que habló Alan Woods de la Corriente Marxista Internacional, entre otros oradores. Alan Woods insistió en el papel de la iniciativa de los trabajadores en la lucha por el socialismo. "Aquí en Venezuela, muchas personas miran hacia arriba esperando a que el presidente Chávez resuelva sus problemas... es el pueblo y los trabajadores los que deben impulsar desde abajo la revolución hacia adelante, mediante la toma y ocupación de fábricas para expropiar a los capitalistas".
Ahora los trabajadores de Vivex han dado el primer paso, obligados por las provocaciones de los empresarios. Para que su lucha sea un éxito, necesita extenderse a otras empresas automovilísticas, donde ya están maduras las condiciones. Los trabajadores también deben encuadrar su conflicto, como hacen correctamente, no simplemente como un conflicto por los salarios y condiciones laborales, que lo es, sino también como parte de la lucha entre la revolución y la contrarrevolución. De esta manera pueden obtener el apoyo de toda la población, además del apoyo de la clase obrera en general.
El gobierno nacional debe intervenir de una manera audaz y nacionalizar la empresa bajo el control de los trabajadores. El presidente Chávez ha iniciado una campaña para reformar la constitución y así poder presentarse de nuevo al cargo. Esta es otra batalla importante, pero nada se puede ganar sin un movimiento decisivo hacia el socialismo.
Enviad mensajes de solidaridad a los trabajadores de Vivex a:
Freteco: frentecontrolobrero@gmail.com
Sindicato Nueva Generación, MMC: sindicatonuevageneracion@gmail.com
Source: El Militante