El pasado lunes 28 de septiembre, por primera vez en diez años, el presidente ruso Vladimir Putin asistió a la Asamblea General de las Naciones Unidas, tras la cual mantuvo una reunión a puerta cerrada con el presidente estadounidense Barack Obama. Hace apenas un mes, dicha reunión hubiera parecido casi imposible. El rápido deterioro de las relaciones entre los gobiernos occidentales y Rusia, por las duras sanciones impuestas al país a raíz de la crisis ucraniana, han convertido a Putin en el hombre más vilipendiado en los medios de comunicación occidentales.