Las elecciones presidenciales del Perú abren paso al cambio político más importante en el país desde la caída de la dictadura de Fujimori en el año 2000. La profundidad del malestar social acumulado se ha expresado de forma que ninguno de los candidatos más confiables de la clase dominante (Kuczynski, Toledo, Castañeda) pasó a la segunda vuelta. A esto no es ajeno que todos los gobiernos que se sucedieron en estos años (Ramón Paniagua, Alejandro Toledo y Alan García) fueron un calco el uno del otro, adictos a los intereses de los grandes empresarios y terratenientes, y del imperialismo de EEUU.