Recientemente el primer ministro Taro Aso disolvió el parlamento japonés y convocó elecciones para el 30 de agosto. Todo apunta a que el partido gobernante, el burgués Partido Democrático Liberal (PDL), perderá el poder por primera vez desde 1955, excluido un período de diez meses a principios de los años noventa. Los observadores de derechas hablan ahora de una “revolución política” en Japón.