La crisis generada por el Covid-19 y la situación de pánico internacional ha establecido las condiciones para conseguir, sin casi ningún cuestionamiento, la aprobación de una deuda de grandes magnitudes para el Estado salvadoreño. Que el gobierno de El Salvador busque endeudamiento no ha sido una sorpresa, de hecho es el plan principal que tienen para acabar con los problemas fiscales del país, ante la ausencia de políticas estrictas contra los empresarios millonarios y sus ganancias. Este nuevo préstamo por $2,000 millones le dará un respiro al gobierno de Bukele para enfrentar la crisis, pero una vez pase la emergencia las consecuencias las tendrá que
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